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FEIJÓO, EL ESCRUTADOR CUBANO

FEIJÓO, EL ESCRUTADOR CUBANO

Por Luis Machado Ordetx

 

Última jornada de marzo de 2020, y cómo olvidar a Samuel Feijóo Rodríguez, en otro aniversario de nacimiento. Nicolás Guillén lo  encasilló como un «fascinante espectáculo» del contexto literario insular, y no erró en su mirada. 

Ahí, en modesta apreciación,  está el más completo catálogo para definir al prolifero escritor-artista de San Juan de los Yeras, lugar que, como en otras partes del país, lo recordará, en tiempos de enfrentamiento a la propagación de la actual pandemia, con una meditación permanente.

La valoración de Guillén está recogida el 2 de abril de 1961 en Noticias de Hoy, según las «Crónicas» dominicales que redactaba el camagüeyano para el rotativo habanero.

Precisó que  es un «poeta muy personal —muy Feijóo y muy Samuel— y un prosista cuyo léxico es riquísimo, novísimo, tan rico y nuevo que casi todo está inventado por él. Lengua sápida la suya, que vale bien su poesía». No deja atrás ninguna de las facetas del villareño. También incluye el periodismo, tal vez el menos apreciado de los quehaceres artísticos y literarios.

Siempre el rango de estudios teóricos lo coloca a Feijóo dentro del apartado de «editorialista» sin mayores distinciones. Hechos diferentes se apunta en ese sentido cuando de géneros y letra impresa se trata.

Socarrón y avezado Feijóo en Azar de Lecturas (1961), «joyas de la letra universal, donde agregamos de vez en vez nuestra experiencia: una crítica animosa, una corta investigación», apunta,  mira hacia la poesía como «materia una y cimera», pero jamás deja de mostrar aristas de periodismo.

En “Oigan contar al colofón”, al final de ese ilustrado libro, acota que las «crestomanías, espumosas en su parte mayor y más ancha, juegan como la luz del Caribe risueñísimo (¿habéisla visto, de verdad, alba tras alba, en los cayos cubanos entre el guincho certerón y la corúa zambullida, poetas, lectores?)», advierte. Similar parecer acoge Libreta de Pasajero (1964), con crónicas, artículos, apuntes y testimonios de inusitada lozanía.

 En reiteradas ocasiones dicen estudiosos que Feijóo «fue un notable periodista», y hablan de sus acostumbradas  colaboraciones con publicaciones cubanas, y en otras que dirigió,  entre las cuales destacan Islas y Signos, las creaciones cimeras. Todo concluye ahí.

A Ramón Rodríguez Limonte, colaborador infatigable de Feijóo, pregunté en una ocasión sobre las particularidades del periodismo elaborado por su amigo. Siempre destacó, sin adentrarse en formulaciones teóricas, que la poesía interviene como elemento en el cual subyace la palabra escrita y la dimensión de «armador» en el rastreo de la belleza. Tal vez ahí reside la razón por la cual  el periodismo asoma relegado de estudios.

Al revisar Bohemia, allá en abril de 1957, están el Feijóo crítico,  analítico e interpretativo, hacedor de un reportaje-modelo para el género. Otros destacan en similar sintonía. En nada desfallece el escritor, y en «Tierras Ociosas», florece el periodismo explicativo de profundidad o interpretativo, sinónimo del “Interpretative Reporting” que obliga a la contextualización de acontecimientos y se acompaña de gráficas, fotografías, ilustrativas concibe el observador.

Feijóo parte de estadísticas tomadas de la “Truslow Mission” y recogidas por el Banco Mundial de Fomento en Report on Cuba (1950), pero las actualiza. Aporta datos y los traslada a las investigaciones agrícolas que acometen en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en la explotación de suelos y experimentos con cultivos de variedades de trigo plantadas a sol.

El tema, en esencia, es significativo y recuerdan aquellas siembras de trigales anunciadas en 1858 por Manuel Dionisio González en su Memoria Histórica de la Villa de Santa Clara  y su Jurisdicción, libro que al parecer conozca Feijóo. No obstante, en el reportaje que publica hay un privilegio al presentismo, a lo verosímil y confidencial, así como al detalle cotidiano y la singularidad de los hechos.

Pero, ¿dónde aprendió Feijóo esas particularidades que combinan recursos periodísticos-literarios? para reforzar credibilidad en sus informaciones, los contrastes y estrategias de fuentes orales y documentales. Justo está, con sinceridad, en ese carácter «novísimo» de la palabra que Guillén alertó cuando caracterizó a su amigo escritor, y de quien, por supuesto, hay mucho que decir a cada instante.

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