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ALMEIDA BOSQUE, EL COMPOSITOR

ALMEIDA BOSQUE, EL COMPOSITOR

Por Luis Machado Ordetx

 

Basta solamente un simple repaso a algunos de los más significativos títulos de las compasiones poéticas de Juan Almeida Bosque, el Comandante de la Revolución Cubana, para ubicarlo en lo más trascendente del panorama de la música popular latinoamericana del pasado siglo; la amplitud de registros en los que se movió, así como los temas que recogió su lírica, y la difusión que cobró en el extranjero, atestiguan una valía permanente.

 

Aunque su autoría se estipula en más de 300 canciones, entre boleros, guarachas, sones y poemas, con solo recordar algunos de los más reconocidos textos difundidos por solistas o agrupaciones orquestales, su nombre figurará por siempre en el panorama musical cubano del siglo que culminó y del actual que transcurre.

 

Desde la antológica "Lupita", devenida en éxito, tanto en México como en Cuba (desde su propio nacimiento en 1956, cuando expedicionario del Granma vino junto a otros 81 compañeros en el yate que partió de Tuxpan rumbo a las costas cubanas), hasta "Decide tú", "Tiempo ausente", "Un beso de recuerdo", "Hablo a tu corazón", "Fue anoche", "Es soledad", "A Santiago" y "Dame un traguito ahora", persiste un reconocimiento al valor no sólo del texto escrito, sino al recreo de la realidad social o cultural de la isla.

 

La voz de Beatriz Márquez, la Musicalísima; del Sexteto Sierra Maestra, y de otros intérpretes cubanos o extranjeros, recorren el espectro sonoro nacional o extranjero; y reafirmaron que, aún las responsabilidades políticas y militares, el creador que albergó la estirpe popular y sonera de Juan Almeida Bosque, persistió en medio de vigilias permanentes en las que se desenvolvió el dirigente revolucionario.

 

Músicos cubanos o extranjeros, reconocen a Almeida Bosque como un poeta natural,  surgido de las entrañas del pueblo, de su ala más autóctona; esa que escruta la realidad y la convierte en la música que brotó de los ancestros africanos o españoles; de ahí su gusto por el changüí, de la veta de son, del mariachi mexicano, de la conga oriental, convertidos en valores de un ritmo que expresó la dimensión de nuestra cubanía y sonoridad recogidas por una inigualable cancionística con ribetes de universal.

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