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HISTORIA; ¿ACASO PUEDE MORIR?

HISTORIA; ¿ACASO PUEDE MORIR?

Por Yandrey Lay Fabregat

Se detuvieron bastante tiempo en argumentar por qué las personas de los tramos no debían montar en «su guagua». Yo les dije que eso sucedía porque de seguro no tenían un ómnibus propio. También expliqué que la situación del transporte se mantendría crítica mientras todo el mundo pensara como ellos.

«No vamos a discutir contigo», dijeron al cabo de un rato. Eran dos ancianos y un hombre de mediana edad. El más joven comentó que la guagua estaba muy sucia. Otro recordó que en el capitalismo esas cosas no sucedían. «Los choferes mantenían sus carros limpios», dijo.

De pronto comenzaron a encomiar el talento de los dueños para mantener sus negocios: «Fue una buena época. Había de todo. Si no trabajabas bien le daban tu puesto a otro. A ellos no les importaba que tuvieras familia ni nada», sonrió el más viejito de los tres.

Unos cuantos jóvenes que estaban cerca corearon sus afirmaciones. Comentaron que el socialismo no funcionaba y pusieron como ejemplo la desintegración de la Unión Soviética. Al final terminaron evocando los dones de la economía capitalista.

Tales fenómenos no son nuevos ni específicos de Cuba. Muchos europeos desean una regresión a la monarquía. También se habla del resurgimiento del nazismo, amparado en la crisis global y la xenofobia. Se trata de un viejo conocido: la corrupción de la historia.

El capital, gran investigación de Carlos Marx, reseña que los primeros indicios de producción capitalista surgieron hacia el siglo XIV. Doscientos años más tarde ya controlaban gran parte de la economía feudal. Hablo de los Fugger y los Médicis. Estas dos familias de banqueros financiaron viajes de exploración, guerras entre potencias y también a los grandes artistas del Renacimiento.

Sin embargo, el capital tuvo que esperar a 1640 para que en Inglaterra estallara la primera revolución burguesa. A la muerte de Carlos I le sucedió el gobierno de Oliverio Cromwell, y luego volvió Carlos II. Aún los ingleses mantienen su sistema monárquico.

Pasaron 150 años para que la burguesía conquistara el poder en otro país. Durante la Revolución Francesa cayeron las cabezas de la familia real, de muchos nobles y de los propios revolucionarios. Más tarde, bajo Napoleón Bonaparte, existió un imperio. También la restauración de Luis XVIII, sin contar una serie de altibajos y cambios de gobierno.

Sólo en el siglo XIX el capitalismo pudo ajustarle las cuentas definitivamente a la clase feudal. Pasaron más de 500 años de errores y guerras sin cuartel. La historia mide su tiempo en siglos. Más si se construye a ciegas, como ha pasado en la mayoría de las formaciones socioeconómicas con excepción del socialismo.
La regla de «sálvese el que pueda», base del libre mercado, ocasiona muchos dolores de cabeza a los burgueses. El caos provoca las crisis que periódicamente estremecen al capitalismo con superproducción o escasez, los llamados ciclos Kondratiev. Además, emplean una enorme cantidad de recursos para lograr un resultado mínimo.

El socialismo, al contrario de las otras formaciones, no surgió como consecuencia del desarrollo natural de los hombres, sino de la voluntad de ellos. Por primera vez se crea un sistema organizado en el cual se trata de distribuir las riquezas entre todos. La organización social trata de disminuir la competencia al mínimo.

Durante los últimos 90 años el socialismo se ha instrumentado en diversas partes del mundo. En unas con más éxitos que en otras.  Siempre con muchos defectos. Pero son pocos si los comparamos con los siete siglos de trompicones que el capitalismo ha empleado para llegar hasta hoy.
No creo que los ancianos de la guagua lo pasen muy bien si los dueños vuelven a Cuba. La hija de Félix, un amigo mío, vive en los Estados Unidos. Su abuela se encontraba muy enferma en un hospital. Un buen día se le acabó el dinero del seguro y a la nieta le avisaron para que viniera a recogerla porque la iban a dejar morir.

La hija de Félix disfruta de una beca en la universidad. Hace años que no viene a Cuba porque le advirtieron que podría perder la carrera si lo hacía. Sus notas bajaron por todo el tiempo que dedica a cuidar a su abuela. Y ya las autoridades que le financian los estudios anunciaron que de seguir así le retirarán la beca.

Cuba no tendrá el capitalismo de los Estados Unidos o Suiza. Los países del Primer Mundo, con solo el 20 % de la población del planeta, consumen más del 80 % de los recursos. Seremos un país como Guatemala, que registra datos de población, extensión y economía muy parecidos a los nuestros.

Al instaurar la propiedad privada en Cuba se quedarán sin agua potable cerca de 3 millones de personas. El analfabetismo alcanzará el 28,2 % de la población, un tercio del total de habitantes no cursará la secundaria. Los números de mortalidad infantil y materna ascenderán a 28 y 58, respectivamente.

Son solo datos de la Guatemala actual. Vale la pena analizarlos. Y también recordar que muchas de nuestras casas tuvieron dueños antes de 1959. El capitalismo cubano abarrotará las tiendas de armas y usted no podrá salir a caminar sin el riesgo de morir bajo una bala perdida.

Los males de la República neocolonial ya se expusieron en La historia me absolverá. Algunos piensan que son mejores los tiempos pasados. Más si el sustento de cada día les llega por dólares ganados con el sudor ajeno. Habría que preguntarles a los emigrantes cubanos qué piensan sobre el capitalismo. Sobre todo a los muchos que deciden regresar para compartir lo poco que tenemos.

Una frase de George Santayana ilustraba el bloque # 4 del campo de concentración de Auschwitz. Decía: «Aquellos que olvidan su historia serán obligados a repetirla.» Nosotros no podemos justificarnos en la mala memoria... porque nuestros hijos van a pagar las consecuencias. 

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