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INTIMIDADES MUSICALES DEL TROVADOR CARLOS VARELA

INTIMIDADES MUSICALES DEL TROVADOR CARLOS VARELA  

Por Luis Machado Ordetx

 

Visiblemente emocionado, el trovador Carlos Varela, reconoció ayer de noche en Santa Clara, previo a su primer concierto en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, sentirse plácido por volver a esta ciudad, y evocó a la figura del Che Guevara a partir de un texto que salido en Jalisco Park, su primer disco de 1989, donde aborda en sentido metafórico «la soñada idea de ser como él», y recordó, incluso, ciertas enseñanzas dejadas por Silvio Rodríguez para ser honesto consigo en canciones que se parecieran a su gente, a su barrio, y también a su pueblo.

 

Una referencia al Che, asesinado en Bolivia cuando el cantautor apenas tenía cuatro años, lo hizo recordar la dimensión del hombre, las cosas de su padre, de origen gallego, de quien según comentaron allegados  de la familia tras el fallecimiento en 1983, laboró en las minas de Matahambre, en Pinar del Río bajo la dirección del guerrillero argentino-cubano.

 

Esas historias son impresionantes, pues apenas antes se comentaron en el ambiente familiar, y solo al paso del tiempo, sin tomar un libro de historia, las toma con orgullo en la voz de otros que le ofrecen el testimonio.

 

En adelante, dijo Varela, está empeñado en escribir una canción sobre Ernesto Che Guevara, texto exclusivo para una película, y relató que en torno a la figura, la vida y obra de ese  revolucionario, los cubanos disponen de bellísimas poesías, incluidas las difundidas y escritas por los trovadores Silvio Rodríguez y Gerardo Alfonso, entre otros.

 

Ayer en Santa Clara, al este de la capital cubana a unos 270 kilómetros, en tránsito de una gira nacional que inició el pasado 9 de septiembre en Guantánamo y concluirá en Ciudad de La Habana a mediados de octubre con un recital en el estadio universitario Juan Abrantes, dijo sentir contentura por estar en una localidad con amplio arraigo cultural, de sólidos valores intelectuales y donde conserva excelentes amistades dentro y fuera de una institución tan prestigiosa como el Centro Cultural El Mejunje, sitio en el cual  se presentará este martes en la noche.

 

El periplo por todo el país, precisó Varela, lo llevó a conocer cada una de las regiones de la Isla en ocasión del homenaje al aniversario 85 de la constitución de la Federación de Estudiantes Universitarios; pero aquí en Santa Clara alcanzará mayor connotación por ser la Ciudad del Che, y también de su Destacamento de Refuerzo, en momentos que el 9 de octubre se cumplirán las cuatro décadas de las caídas en combates de ese grupo guerrillero en selvas bolivianas.

 

No importa, declaró Varela, que su «cancionística tenga poca difusión por la radio y la televisión nacionales, pues los jóvenes escuchan y divulgan con precisión textos de los CD Jalisco Park (1989), Varela en Vivo (1991), Monedas al Aire (1992), Como los Peces (1995), Nubes (2000), Siete (2003) y Los Hijos de Guillermo Tell (Vol. 1, 2004), así como algunos de los incorporados a un fonograma pirateado por el mercado internacional.

 

En cada presentación, devenida en un show artístico por los implementos tecnológicos que utiliza en la difusión del discurso musical, siempre estrena un que otro texto estructurado a partir de temáticas relacionadas con la familia, la emigración y la frontera entre los hombres, y aludió que así hará también en El Mejunje, lugar que, aún la estrechez del espacio, ofrece grandezas inusitadas para la expresión cultural del individuo y la sociedad.

 

Sus espectáculos en Santa Clara, como en otras partes, son irrepetibles, y con los textos que estrena («Telón de fondo», «Año del Barril», «Comedia Silente», «De espalda a las épocas» y «Volverte a ver», entre otras), ofrece la misma temática que lo persigue como una ofuscación, y planta un homenaje a las madres cubanas, al narrador oral Armando Calderón, a la infancia y la emigración, consideradas poéticas de un CD que grabará el año entrante desde la perspectiva de lo nacional y lo universal de los tópicos y los mensajes.

 

Precisó que, aún no tiene un título para el fonograma, animado de ser cronista de una época y en el cual el espectro sonoro, la experimentación musical y la riqueza de los timbres serán definitorios en su acabado de producción y realización.

 

Además dijo, que antes de llegar a Santa Clara, septiembre se presentó como un mes lluvioso, pero nadie abandonaba los conciertos que, en plazas de otras provincias reunió a más de 10 mil espectadores, ávidos de un contacto con la realidad que expone en sus textos.

 

El recital en la Universidad Central de Las Villas, primero que efectúa en la región central, sufrió los descalabros de las precipitaciones, tal como se apreció en ese recinto estudiantil, alejado al noroeste de Santa Clara a unos 10 kilómetros, pero con estoicismo el público aguardó a que la lluvia cesara para continuar la presentación del afamado artista.

 

Carlos Varela, sin quebrantar ninguna de las preguntas formuladas ante un amplio auditorio de periodistas villaclareños, declaró en franca jarana del cubano: «Adelante, disparen», y respondió sus precisiones sobre el reggueton, estilo musical que lamentablemente cala en los niños por lo pegajoso del ritmo, pero tiene una pésima lírica en los textos, hecho que lo lastra y lo sitúa en el canon de una moda sujeta a desvanecerse.

 

Aludió que la salud actual de la Trova Cubana, única siempre, es convincente, con jóvenes que componen y entonan sus canciones, perneados de una filosofía que ve la vida con ojos escrutadores de la realidad, al tiempo que jamás dejan de cantar al amor y las bellezas que alberga el ser humano.

 

Estar en Santa Clara, alertó, constituye un apego a un pueblo que quiere y al cual admira por la grandeza que conserva en sus interiores, y por tal motivo, aquí dará dos conciertos, uno más que en plazas anteriores, pues el martes constituye el invitado de ocasión al décimo aniversario del espacio cultural Trovuntivitis, del Centro Cultural El Mejunje, sitio por donde semanas antes transitaron los cantautores Frank Delgado y Santiago Feliú, miembros de la generación musical en que apareció Varela dentro de la palestra nacional y foránea del mundo de la canción cubana.

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