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MELAÍTO, 41 AÑOS DESPUÉS

MELAÍTO, 41 AÑOS DESPUÉS

Por Luis Machado Ordetx

 

 

Humor a primera vista, constituye un perfecto título; corresponde a un libro que circula por ahí, perteneciente a Pedro Méndez Suárez; sin embargo, se antoja en homonimia como anillo al dedo a una estética permanente, inalterable, ceñida a la óptica costumbrista, incisiva y gananciosa con que Melaíto, 41 años después, resulta un gozo para los lectores que acuden a sus páginas.

 

 

No importa que aquel producto artístico, periodístico, difusor, surgido entre los villareños el jueves 19 de diciembre de 1968, siga vistiendo el rótulo op art impuesto por sus padres fundadores y otros que luego se sumaron a quienes vendrían después; tampoco resultó óbice que la carencia de papel o hasta los "maldeojos", como atestiguan algunos, redujeran su llama portentosa.

 

 

Desde hace más de una década quedaron diezmadas las tiradas; de ocho pasaron a cuatro páginas, y el olor de tinta fresca en la circulación de la semana, se trastocó en mes.

 

 

A lo lejos, divisados por un catalejo, el público -el mejor de los árbitros-, descubre dónde reside un miembro de la nómina titular de la publicación villaclareña; de aquí porque desde esta provincia es gestada, pero en definitiva todos sabemos que no cree en fronteras.

 

 

Los lectores siguen hurtándolo y lo manosean; quedan embrujados con el ingenio opinativo de los artistas, y de mano en mano en las más insospechables latitudes aparece un encantamiento; sin dudas, ante las  carencias, surgieron algunos revendedores de la publicación. Sin embargo, bienvenidos sean todos -quienes los adquieren en estanquillos, lo prestan, lo regalan, lo remiten en sobres certificados, incluso aquellos que prefieren la usura-,   pues, con ese conjuro, propagan una obra terminada, y que por fortuna y ante todos los avatares, jamás tendrá tiempo de apagarse.

 

 

Vinieron como salvación las exposiciones personales, colectivas; los lauros en concursos foráneos y nacionales; las ilustraciones; los libros; los sitios digitales; y el rostro de Melaíto está ahí o allá, en la exaltación del hombre común; del cubano de hoy o de siempre; de la casa propia de todos en la dispersión de la risa; de la ironía cortante o filosa, y del combate diario frente a lo dañino que pueda persistir en nuestra sociedad.

 

 

 

La publicación, con sus hallazgos artísticos, de creación individual -por su exclusividad-, tras arribar al primer año posterior a las cuatro décadas de fructífera existencia, es lo que es, por constituir una abundante tribuna popular; ahí residen sus méritos sobrados, y en lo adelante, con seguridad su idea editorial persistirá inalterable; a Malaíto talento le sobra,  y acicalado de impresión le falta por los malos augurios del papel.

http://www.vanguardia.co.cu/humor-politico-melaito.

 

 

No incumben  las imposiciones de esa lamentable y objetiva zancadilla; aquí está siempre exhibiendo las banderas como el primer ilustre día de combate.

 

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