Blogia
CubanosDeKilates

SANTA CLARA RECIBE A UN GUAJIRO DE PARIS

SANTA CLARA RECIBE A UN GUAJIRO DE PARIS

Por Luis Machado Ordetx y Francisnet Díaz Rondón

La pintura de López-Nussa asalta por el sentido dramático, de raíz hispana, y de inusual fijeza cosmopolita que alcanzó su meditación artística en los más variados campos en que movió sus manos, la vista y el gusto por plasmar la irreverencia contextual en la cual se insertó.

Así se aprecia «En las claves del auténtico andar», exposición personal de un cubano que ya nonagenario, insufló vida a cuánto tocó en la creación personal. Varios amigos en Santa Clara de Leonel López-Nussa Carrión (1916-2004), se confabularon, mejor dicho, se aliaron,  para que este 20 de mayo, día de su cumpleaños, la ciudad ostentara parte de la más vistosa colección de dibujos, litografías y pinturas que, en herencia, dotó a su familia.

Es Santa Clara un escenario magnífico en el encontronazo del público con la obra de López-Nussa; múltiples fueron sus contactos, tribulaciones,  ánimos, grandezas, hallazgos y amistades que lo marcaron con esta parte de la geografía cubana a partir de aquellos diálogos, consejos y visitas que realizara al “equipo” de pintores populares que agrupó el mítico folklorista Samuel Feijóo.

Eran los tiempos en que el Departamento de Relaciones Culturales, de Investigaciones y la Biblioteca Folklórica de la Universidad Central de Las Villas, y también los campos cubanos y hasta las ciudades,  constituían un hervidero del detalle, del dicharacho, la música y la pintura primitiva o el dibujo inusitado que se aprehendía en muchos hombres decididos a buscar lo escondido y virgen de la expresión guajira.

Con esa estirpe indagatoria, López-Nussa quedó prendido por la emoción del tiempo; incluso publicó su novela Tabaco (1964) con el patrocinio de la Universidad; legó dibujos, ilustraciones e indagaciones teóricas en Islas y Signos, y de la mano de Feijóo conoció a Ramón Rodríguez Limontes (“Niño Malo”, “El Mejor Guerrero”), quien con el concurso de la familia rinde homenaje a un pintor, que de acuerdo al criterio de muchos, sintetiza el ejemplo cubano de la huella de Pablo Picasso en nuestra tierra.

El lirismo de la escritura de López-Nussa, desde el periodismo y los testimonios recogidos en publicaciones cubanas o extranjeras, está emparentado con la metáfora siempre sugerente, dramática, de conflicto de la pareja, del sexo  contenido en los dibujos y pinturas.
Es la legítima visión a lo Picasso; a las series eróticas que mostró en 1976 el español en la Galerie Dina-Vierny, de la Rue Jacob, de Paris; es un acicate    que se prende en López-Nussa  cuando maneja el símbolo y lo irracional por medio de una línea vigorosa que expresa sus querencias y visiones artísticas.
La exposición que vino a Santa Clara es testigo de cuánto atesoró el artista entre 1949 y 2000; cinco décadas de vida con y desde la pintura. Ahí se “retrata” la majestuosidad de “Adán y Eva” y “Beauty Parlor”; la sugestividad y la ironía; la complacencia por el tinte del humor y la frescura del trazo armónico que detalla en el rostro femenino, y también en el erotismo que emana de las relaciones y la sexualidad en la pareja.

Si la pintura que ahora se expone constituye una fiel representación del pensamiento inquietante del artista, no menos provocativo deja de ser el libro El dibujo (Letras Cubanas, 2009), vendido en esta ocasión, y donde se congregan sinceras meditaciones.

Tal propósito ojala se repita con la reedición de Un guajiro en Paris (Letras Cubanas, 1995), un placentero instante con el periodismo, la opinión y el testimonio que forjó López-Nussa desde la mirada apreciativa del universo pictórico de todo lo que sucedía en medio del surrealismo que agolpó a la «Ciudad Luz» desde la tercera década del siglo pasado. Por eso, López-Nussa, “un guajiro en Santa Clara”, es más que una exposición; sencillamente un regalo al público disfrutador del excelente arte dispuesto por el tiempo.

0 comentarios