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VILLACLAREÑO EN LA FERIA DE FRÁNCFORT

VILLACLAREÑO EN LA FERIA DE FRÁNCFORT

Por Luis Machado Ordetx

 

El escritor villaclareño Pedro Llanes Delgado (Placetas, 1962), considerado por la crítica literaria cubana o extranjera como una de las voces representativas de la poesía cubana surgida después de la octava década del pasado siglo, forma parte de la delegación de la mayor de las Antillas que interviene en la Feria del Libro en Fráncfort, Alemania, la segunda del mundo, según los observadores.

 

Llanes Delgado, poeta, narrador, ensayista, dramaturgo y traductor,  es merecedor de importantes premios literarios de Cuba y el extranjero (de la Crítica, 1994 con Diario del Ángel, así como Nosside Caribe, 2005, y Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 2008 y 2009, respectivamente), méritos que distinguen a su palabra lírica o reflexiva al ubicarse entre los escritores con mayores reconocimientos y una carrera promisoria en las letras hispanas.

 

Entre los libros de Llanes Delgado, residente en la actualidad en Santa Clara, figuran, además, Sibilancia (1996); Sonetos de la estrella rota (2000), Ícono y Ubicuidad (2000), así como El fundidor de espada (2003), Del Norte y del Sur (2009) y Poemas nocturnos para despertar a L (2010), textos en los cuales transita hacia una mayor conceptualización y la reflexión de la palabra escrita.

 

En la estética del villaclareño no existe un facilismo posible en la comunicación con el lector; de ahí que todas las entregas literarias que formula, tiendan a una indagación en la historia a partir de la búsqueda en los orígenes clásicos y un alejamiento  de la métrica tradicional hispana.

 

En su discurso punza en una proliferación del gusto por un barroquismo distante de fundamentos herméticos en la comunicación; eso no lo dista de cierto acercamiento a la poética de los escritores de la revista Orígenes (1944-1954). Incluso, se declara deudor de los hallazgos alcanzados por esa generación literaria de mediados del pasado siglo. No obstante, persiste una huella identitaria que define a lo cubano por encima de todas las cosas que se insertan en la universalidad de los hechos.

 

El registro o corpus literario de Llanes Delgado tiene deudas que lo emparientan con la poética de Lezama Lima, de Gastón Baquero y hasta de Mariano Brull o Eugenio Florit en esa manera, a veces encerrada, de componer la palabra e instigar en la meditación y la hermenéutica trazada por el lector.

 

Nada da el poeta en facilidad; su palabra tiende a tornarse pesada, filosa en pulimentos y hasta tendenciosa en las aproximaciones polisémicas que adquiere el discurso. Eso obedece a una singularidad y una fidelidad al corpus literario en el cual surgió allá a finales de los años 80 del pasado siglo.

 

De formación autodidacta, el poeta villaclareño, con su carga de erudición clásica —muy aplatanado con los pies sobre la tierra y los ojos tendidos a su entorno—, está enclavado en la Feria del Libro de Francfort, sitio donde se distingue ahora a Argentina como país invitado de honor.

Allá, desde este primer martes de octubre  y hasta el domingo próximo, día en que se clausurará el encuentro entre escritores, libreros, traductores y editores invitados de ocasión, Llanes Delgado degustará instantes de la mejor de las literaturas y las visiones contemporáneas que se tienen sobre los argentinos Jorge Luis Borges, Julio Cortázar o Juan Gelman, tres de los imprescindibles autores que componen parte de las lecturas cotidianas del cubano.

En sus maletas, el villaclareño cargó con algunos de sus libros más significativos, y como un ojo avizor, más allá del beneplácito por intervenir en la feria alemana, vendrá colmado de nuevas experiencias para insistir, otra vez aunque así sea, en ese convite con una palabra que lo incita a la hora de afirmar sus versos desprovistos de un coloquialismo irreverente.

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