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MARTÍ, LA CLAVE CUBANA

MARTÍ, LA CLAVE CUBANA

Por Luis Machado Ordetx

Pancho Majagua, la voz prima que interpretó por vez primera una de las más antológicas canciones patrióticas de Cuba, la clave “A Martí”,  dejó en 1958 una asombrosa duda.  El integrante del dúo más antiguo de Cuba confesó a Guillermo Villarronda quién fue el autor de un texto histórico que ha recorrido el mundo.


 La investigación musicológica nacional todavía carece de una respuesta a la revelación, y atribuye los derechos a otro compositor. El reportaje “¡Yo sé que me estoy muriendo!”, fue una exclusividad de la revista Bohemia.1 Está estructurado a partir de un diálogo que sostuvo el periodista con el habanero Francisco Albo Salazar —Pancho Majagua— (1876-1966), y con el espirituano Carlos Díaz de Villegas (Tata) —1886-1989—,  en la localidad capitalina de Regla, donde residía el primero. 


El testimonio de esos trovadores, miembros del dúo más antiguo de Cuba formado en 1904, declaró que la clave “A Martí”, fue escrito por Silvestre Iglesias. El texto está concebido para aquellos formatos vocales que hacia finales del siglo XIX coparon la popularidad en barrios humildes de La Habana.

La voz del dúo: el primo y el segundo se imponen a partir del rasgueo de la guitarra y el estremecimiento de las cuerdas: «Aquí falta, Señor, ¡ay! una voz,/ De ese sinsonte cubano,/ De ese mártir, de ese hermano/ Que Martí se llamó.» Acto seguido las voces se confunde, y hacen una sola abrazadas de inigualable armonía: «Martí no debió morir./ Si fuera el maestro y el guía,/ otro gallo cantaría/ la patria se salvaría/ y Cuba sería feliz.» 


Esas son las estrofas fundamentales del discurso poético, y también de la soberbia vibración musical. Fue interpretada, de acuerdo a la confesión, en 1914.

Eran tiempos de pugnas políticas entre liberales y conservadores, y la economía de isla era saqueada por los Estados Unidos. 


Una voz propia, nacionalista, la trasladó Iglesias, el compositor casi anónimo, al espectro sonoro cubano. Los Diccionarios de la Música —escritos por Helio Orovio y Radamés Giró en 1981 y 2010, respectivamente— no hacen mención a ese autor, quien al parecer, resulta un anónimo. Por fortuna la entrevista-reportaje de Villarronda salda una deuda, aunque todavía se endosa la primera autoría a José Tereso Valdés. También se dice que Emilio Villillo, otro compositor cubano, le incluyó mejora a la letra y la música. Esto segundo no es cierto, y lo aclaran Majagua-Tata. ¿Qué dicen?


La historia que reconstruye Villarronda parecer ser la más acertada. Está elaborada a partir de los primeros testigos que interpretaron la clave “A Martí”, cantada por vez primera en Regla, la población costera visitada en reiteradas ocasiones por el Apóstol en su juventud. Allí tenía que recordársele, sobre todo por su presencia en la velada inaugural del Liceo Artístico y Literario de Regla, efectuada el 8 de febrero de 1879. Era el preludio de la defensa por el “patriotismo y civismo, la unión de todos los cubanos para la lucha por la libertad de Cuba”, según anunció en aquella ocasión el más universal de todos los nacidos en la Isla.


Pancho Majagua aclaró que «Mi madre y yo vivíamos en la capital venezolana, en las llamadas “alcobas” —especie de casas de apartamientos— y allí había un señor bajito, de frente inmensa, a quien acompañé a Maracay, donde le fue ofrecido un banquete. Eso ocurrió en 1893, un año después que el general Joaquín Crespo derrocó al presidente Raimundo Anduela palacio. Pues bien: tengo la seguridad de que se trataba del Apóstol José Martí.» Tata Villegas afirmó —dijo Villarronda—: «Siempre ha dicho eso. Lo que es, sin duda, un verdadero privilegio.» 


La clave “A Martí”, escrita por el mandolonista Silvestre Iglesis, empleado de la Cuban Cane, era un partidario del partido Conservador, y murió en La Habana en 1950, antes de la entrevista-reportaje que hizo Villarronda al dúo Majagua-Villegas. De acuerdo a lo dicho por Villegas, fue escrita «especialmente para los Colegiales de Regla”, una comparsa, cuya finalidad era “tirarle” al gobierno de José Miguel (Gómez). Según él, la música era matancera. Nosotros, con el propio autor —ya lo dijo “Pancho”— la dimos a conocer en estreno en el teatro “Martí”. Un éxito sin precedente nos premio. Al poco tiempo Villillo, un cantante de aquella época, preguntó a “Majagua” si lo autorizaba a registrar la obra. “Pancho” contestó que, como no era suya podía hacer lo que le conveniese. Posteriormente Villillo se entrevistó con Ernesto Lecuona, le aseguró que pertenecía a su cosecha y el Maestro la transcribió en el cine “Orión” que se encontraba en reina y Amistad.» A continuación, «Tata murmuró con tierna solemnidad: ¡Esa es la verdad, y la verdad nunca puede ser aplastada!»  


Esa canción patriótica también ha sido interpretada por Lalita Salazar, y las Hermanas Márquez y también las Hermanas Martí. Después de 1959 la maestra Cuca Rivero compuso otra letra, a partir de la escrita por José Tereso Valdés, en la cual se reflejan aspectos de las justicias conquistadas por el pueblo cubano. Todas tienen una base discursiva única, expuesta por el dúo Majagua-Villegas, los primeros propagadores de la clave “A Martí”, la canción patriótica más difundida en Cuba. 


Nota:1- Guillermo Villarronda: “!Yo sé que me estoy muriendo!, en revista Bohemia, 50(17): 29-31; 142, La Habana, 27

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