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PERIODISMO

NERUDA, EL INCÓGNITO

NERUDA, EL INCÓGNITO

De la última visita del poeta chileno a Cuba, y algunas precisiones del viaje que no hizo a Santa Clara para una lectura de versos en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas.

Por Luis Machado Ordetx

Noticias contradictorias que obligan a rebuscar en viejas papelerías. Unos afirman. Otros niegan. Así también ocurre en testimonios orales. Todos dejan una duda relacionada. ¿Fue cierta la estancia del poeta chileno en Santa Clara?, allá por el último mes de 1960 cuando lo invitaron a un recital público en la universidad villareña.

La primera confusión la trae Neruda y su tiempo: 1950-1973, ensayo publicado en 2008 por David Schidlowsky. Ahí se indica que el autor de Canción de Gesta (1960) y su segunda  esposa Matilde Urrutia estarían el 17 y 18 de diciembre en recitales en bibliotecas, escuelas, y en particular en las universidades de Oriente y Central de Las Villas, sugerencia que hizo Osvaldo Dorticós Torrado, el entonces Presidente cubano.

El propio Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto (1904-1973), Pablo Neruda, de acuerdo con un anuncio el diario Sierra Maestra, señaló: «Ahora me voy al interior el lunes, para conocer de cerca cuánto se está haciendo en toda Cuba. Por cierto, que el Señor Presidente se mostró muy interesado en que visite diversos lugares que me indicó». Tal vez entre los sitios mencionados estuvo la «bola» del recorrido por Santa Clara, y académicos y periodistas presurosos organizaron acto y dieron curso a la información.

Uno de los biógrafos, Volodia Teltenboin, nada dice. Tampoco el acucioso Pablo Neruda en Cuba y Cuba en Pablo Neruda (2005), de Ángel Augier. En Neruda y Cuba (2008), de Vladimir Ferro González, destaca que el escritor sudamericano y sus acompañantes van de Camagüey hacia La Habana.

Nadie informa. Todo es un silencio. Tampoco dicen el porqué el poeta olvidó el compromiso pendiente que tenía desde mediados de diciembre con la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, centro de estudios que separó hotel  y restaurante para el agasajo.

Neruda llegó a La Habana el lunes 5 de diciembre, y por fortuna la ciudad, Santa Clara, la tendría en el recuerdo. Junto en la bahía desembarcó en el muelle de igual nombre cuando desde Génova el paquebot Enrico Dandolo atracó en el término de viaje. Días después, disfrutaría del filme Historias de la Revolución (en tres relatos), de Tomás Gutiérrez Alea, donde sale a relucir la batalla que se desencadenó en la antigua capital villareña.

Tal parece que Santa Clara, y su Universidad Central, estaban en la mirada del recorrido al centro-oriente de Neruda en su tercera estancia en Cuba, precedida antes por la de 1942 y 1949, hasta que llegó un mensaje. La primicia la trajo El Villareño del lunes 12 de diciembre, y su titular: «Neruda en la Universidad», añade que «Próximamente y por invitación de la Universidad Central de Las Villas ofrecerá un recital de sus poemas en el Teatro Universitario el gran poeta revolucionario […] El señor Paquito Martín nos comunica que pronto se informará la fecha de dicho evento artístico y revolucionario».

Días después Neruda contará a Fayad Jamís que dentro de las sorpresas literarias que encuentra «está un libro de cuentos de Onelio Jorge Cardoso, publicado por la Universidad Central de Las Villas. Cardoso es uno de los mejores cuentistas de América», dijo en entrevista para la revista INRA, con lo cual el poeta resalta el conocimiento que tiene del centro docente y de la casa editorial villareña.

Informaciones sucesivas siguen en El Villareño, del miércoles 21: “¡Bienvenido Don Pablo!”. Apunta que «Mañana la ciudad de Santa Clara tendrá la oportunidad de escuchar poemas revolucionarios del gran poeta chileno Pablo Neruda, desde el Auditorium de nuestra Universidad Central». Al día siguiente añade el titular del rotativo: “Pospuesta presentación de Pablo Neruda para mañana”, y el cuerpo de la noticia indica: «Un telegrama recibido en la mañana de hoy en la Universidad Central da cuenta que el poeta Pablo Neruda, que habría de ofrecer un recital de sus poemas en la noche de hoy, no podrá encontrarse en esta ciudad hasta la  mañana del viernes, por estar visitando cooperativas en Manzanillo junto con el Ministro de las Fuerzas Armadas Comandante Raúl Castro y con el poeta Manuel Navarro Luna.

Dice El Villareño: «Mañana viernes, con toda seguridad, el poeta Neruda estará entre nosotros y con ese motivo se le ofrecerá un almuerzo en el Venecia, para por la noche, a la misma hora, presentarse en la Universidad Central y ofrecer sus poemas revolucionarios».

Efectivamente, el martes 20 de diciembre por invitación del Comandante Raúl Castro Ruz, Neruda y su esposa andan por Moa, y lo acompaña Manuel Navarro Luna, en actos de graduación de integrantes de las Milicias Campesinas.

Llegó el día acordado, viernes 23 de diciembre, y el rotativo precisa: “No podrá presentarse hoy Neruda en la Universidad”: «Se nos informa de la Universidad Central de Las Villas que la presentación, primero anunciada para la noche de ayer y después fijada para la de hoy, del gran poeta Pablo Neruda, ha quedado suspendida por ahora, debido a un compromiso que el mismo tenía con el Primer Ministro, doctor Fidel Castro, de presentarse esta noche en la CTC.

«Neruda, a su paso por Santa Clara, personalmente explicará la imposibilidad de estar aquí en la noche de hoy, a las autoridades universitarias y organizaciones revolucionarias que lo habían invitado, circunstancia que se aprovechará para ofrecerle un almuerzo en el Venecia, terminado el cual continuará viaje a la Habana», refiere la información.

Al menos la Revista Islas, de la Universidad Central, amparó  el escollo con la publicación (mayo-agosto) de 1961 de la “Salutación a Pablo Neruda”, de Silvio de la Torre, un ensayo corto que serviría de presentación al poeta entre los villareños. Todo infiere, en síntesis, que el poeta chileno jamás estuvo en Santa Clara, la ciudad que pretendió acogerlo.

 


GUILLÉN EN SANTA CLARA

GUILLÉN EN SANTA CLARA

Presencia del poeta cubano en Santa Clara, y una visita antológica y hasta olvidada sesenta años atrás.

 

Por Luis Machado Ordetx

Una preferencia, no muy difundida en investigaciones, sintió siempre Nicolás Guillén por los frecuentes recorridos al territorio villareño. Unas veces vino en misión político-ideológica de los comunistas, y aprovechó las circunstancias para hacer periodismo militante. En otras, era el poeta que ofrecía el rostro de la palabra cargada de metáforas. De regreso del exilio, en enero de 1959, decidió que en Santa Clara haría el sexto y séptimo de los recitales públicos. Así fue.

Antes hubo otras historias de cercanías. Aparecieron crónicas con «una naturaleza ríspida, dura, de nervio de animal sacado al sol», como decía. Los textos que lo aproximan a la ciudad están carentes de estudios, y se esconden en páginas de Noticias de Hoy, donde cimentó una columna periodística que nombró Motivo, así de simple, para describir sucesos nacionales.

 De aquellos relatos relacionados con Santa Clara destacan la celebración de la III Asamblea Nacional del PCC en el teatro La Caridad, cuando en enero de 1939 dirigió el programa artístico-cultural que representó por vez primera en Cuba la pieza Mariana Pineda, de Federico García Lorca. Era la versatilidad propia de Guillén.

Por esos días intervino en protestas contra la discriminación racial que acontecía en el parque Vidal. Las crónicas del camagüeyano calaron en particularidades de la Escuela Luz y Caballero y el Centro de Cultura Popular José Martí, así como en el Puente de los Buenos. No faltó el reconocimiento a Celestino Hernández Robau, joven galeno a quien acompañó en recorridos por el Condado, «tierra de nadie», como indicó. También escrutó en Los Grifos, «con menos negros, pues predominan los blancos pobres» y donde la muerte por enfermedades rondaba a cada instante.

 Al amigo Gaspar Jorge García Galló dedicó otro de sus Motivo, y lo definió como un «self made man; es decir, un hombre hecho por sí mismo […]; pichón de libanés y cubano por los cuatro costados», añadió.

Narró los viajes en compañía de Jesús Menéndez por Santa Clara-Motembo-Corralillo-Sierra Morena-Rancho Veloz-Sagua la Grande. Válido aquel elogio del poeta-periodista, al decir de Carilda Oliver Labra: «garganta original […] sin adulteraciones histriónicas, sin alardes efectistas […], con su nimbo sagrado de gracia». Sería ese encuentro del Ateneo de Matanzas, de noviembre de 1952, uno de los últimos momentos de Guillén en Cuba. Después se fue por Europa y Sudamérica, al exilio obligado.

 Dos momentos posteriores, siete años después, acercan más al poeta a Santa Clara. Ambos ocurren casi simultáneos, con horas de diferencia. Uno tiene que ver con la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV) y, al menos solo en periódicos, la indagación resulta pormenorizada. El otro, lo involucra con el Casino Español de la localidad, entonces rancio asiento burgués y discriminatorio, ocasión en la cual un poeta negro «escaló» la tribuna pública para hablar de la integración nacional.

Aquí realizará, respectivamente, la sexta y séptima lecturas de poesía luego de su regreso al país. El primer recital que ofrece el escritor en un alto centro de estudios cubanos se efectuó en la mañana del domingo 26 de abril de 1959 en el teatro universitario. Todo tiene un vínculo con el Che Guevara, quien lo invitó y lo presentó en el campamento de La Cabaña ante soldados casi analfabetos que desencadenaron la invasión guerrillera a territorio villareño.

 El viernes 20 de febrero, después del retorno, Guillén hizo allí su reaparición pública. Conoció de cerca a hombres que fomentaron la guerra por llanos y montañas, y le recordaron otra vez a Santa Clara. Al paso de dos meses estaba en la capital de esta provincia cubana. De auditorio tendría a profesores y alumnos de la universidad. Silvio de la Torre Grovas fue el presentador.

Así lo recogen informaciones difundidas entonces en Noticias de Hoy, de circulación nacional,  así como en El Villareño, rotativo radicado en Santa Clara. El último de los periódicos, en las dos nota informativas que publicó, nada dijo del recital de Guillén en el Casino Español de la ciudad, en el cual el poeta optó por presentarse a un público que por vez primera en su historia borró las diferenciaciones de edades de los concurrentes y, sobre todo, de discriminación racial. Blancos y negros, según petición del escritor y por decisión política de la Revolución triunfante, comenzaron a comulgar a partir de entonces en una edificación de rancio abolengo aristocrático.

En el intermedio de febrero-abril Guillén solo ofreció cuatro recitales en Santiago de Cuba (Teatro Cuba, Colegio de Maestros y la Galería de Artes Plásticas), y otro en Manzanillo.

Sin embargo, no existen objeciones, el primero de los recitales que dio en una universidad de nuevo tipo aconteció en Santa Clara, centro al cual asistieron por «política Universitaria, profesores, alumnos y pueblo en general» que, según El Villareño, se congregó en el teatro Auditorium perteneciente a la institución docente.

Luego vino, a finales de mayo, la lectura de poesía efectuada en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana. En junio se presentó Guillén en similar centro docente en Oriente. Son seis décadas, y los reportes de prensa no mienten. Al menos, aunque ya pasó el tiempo, la UCLV, con Nicolás Guillén, el Poeta Nacional, tiene una probada inspiración para festejar desde el recuerdo ese suceso histórico y literario.

 

 

TRIUNFOS DE DOS ESCRITORES VILLACLAREÑOS

TRIUNFOS DE DOS ESCRITORES VILLACLAREÑOS

Por Luis Machado Ordetx

 

Los géneros de testimonio y poesía del concurso 26 de Julio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, convocados  en los aniversarios 65 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y 165 del natalicio de José Martí, recayeron en los escritores villaclareños Alexis Manuel García Artiles y Luis Alberto Pérez Castro, respectivamente, según trascendió en acta de los jurados.

Ambos creadores recibirán sus lauros este lunes 23 de julio en ceremonia en el Museo de la Revolución, en La Habana, y el año entrante, por el sello editorial Verde Olivo, aparecerán en las librerías cubanas las obras galardonadas.

García Artiles consiguió el triunfo con el testimonio que recrea pasajes personales y combativos de Luis Emilio Monteagudo Arteaga, Angalía, en lengua Zwahili, participante en la gesta internacionalista que dirigió en 1965 el Che Guevara en el Congo.

 El texto recrea con originalidad acciones de riesgosa misión en territorio africano y  destaca la integración humanista y solidaria de las fuerzas cubanas que formaron la histórica columna.

Con anterioridad García Artiles, ganador de la tercera convocatoria del Premio Altazor de Novela Infantil (2015), de Perú, dio a conocer su libro Pincel de Yagua, y antes publicó otros testimonios por editoriales cubanas, entre los que sobresale El collar de Santa Juana, El hombre de la Pipa, Profeta de la Aurora, La secretaria de FeijóoLa ira del cordero, en los cuales mezcla en prosa profunda aspectos de la imaginación-realidad  y sucesos históricos cubanos.

Luis Alberto Pérez Castro, natural de San Luis, Pinar del Río, y aplatanado en Santa Clara, alcanzó el premio en poesía con Palabras del hombre sereno, libro en el cual persiste una mirada intimista hacia la trascendencia histórica del Che Guevara en todas las dimensiones del hombre-dirigente-combatiente.

Con anterioridad Pérez Castro, narrador, poeta y ensayista, se acercó al Che Guevara en Como un manso animal, donde funde prosa y verso para observar y escrutar al argentino-cubano-guerrillero internacionalista desde sus cualidades humanas, sociales y de conductor revolucionario.

Con más de una decena de libros publicados por editoriales cubanas y extranjeras, Pérez Castro sacó este año por Ediciones Loynaz, en su natal Pinar del Río, Confesiones del duende errante, una colección de cuentos y relatos cortos en los que incluye a su terruño occidental en el epicentro del recuerdo de infancia.

 

 

 

 

POR SIEMPRE A MAMÁ

POR SIEMPRE A MAMÁ

Desde Prangis, Suiza, el amigo-hermano Argimiro de la Concepción Pérez Estrada, escribió un hermoso poema a su madre de estirpe oriental, de Bayamo, Cuba, y por ese sentimiento que siempre transportan los hijos, justo este domingo 13 de mayo de 2018, lo hago extensivo a todas las progenitoras del mundo.

«A la mujer que amo como a ninguna»

 

He amado una mujer toda mi vida;

                                     la amo como a ninguna:

es menuda, fina, de alas extensas,

  de dulces miradas: una rosa blanca,

                                     un alma pura.

 

La mujer que amo como a ninguna

solo el encanto de amarme arrulla,

alegra el alma, me alarga la vida;

       ¡Que delirio!, amarle me hace dichoso,

                                      nuevo, sencillo, bueno.

                                      Si preguntaran cuanto le diera;

                        le daría todo: la vida y la reencarnación venidera,

 

 La mujer que amo como a ninguna

                                      vuela, y en mis sueños  se posa; 

                                      abre las alas, la brisa pasa;

                                      y en tropel llegan canciones,

                                      poesías, y también flores.

   Si me faltaras, ¡ay!, ¡si me faltaras!

                                      ¿Qué sería mi vida?

 

             La mujer que amo, y amo como a ninguna:

                                     la amaré siempre, y aun exánime,

           la seguiré amando porque me ama eterno,

       y amarme así solo puede una: mi madre

 

  Argimiro de la Concepción Pérez Estrada

 Prangins. Suiza, 10 de septiembre 2010

LA FOTOGRAFÍA ACTUAL EN CAIBARIÉN

LA FOTOGRAFÍA ACTUAL EN CAIBARIÉN

Por Luis Machado Ordetx

 

 

Por dentro, Caibarién, sus edificaciones hacia el interior del litoral, y la ruta de sus moradores, sintetizan una selección de fotografías recogidas por los artistas Lázaro Abreut Santos y José Armando Ocampo para desprenderse de la indiferencia de lo cotidiano en ese territorio del norte villaclareño.

La exposición “30 años de fotografías y mucho más”, inaugurada este sábado en la sede de la Uneac de allí, deriva hacia lo estético, la zambullida del detalle y de un fragmento, mínimo y hasta prolongado, de la realidad. La selección de piezas no constituye una retrospectiva.

Los artistas convocados son amigos desde la primera juventud, y desde hace tiempo se aplatanaron en la localidad con una obsesión mutua y profesional por las vecindades marinas, urbanas o rurales.

Con la visión de Abreut Santos se detalla en lo panorámico del paisaje marino-urbano, y del litoral y sus majestuosidades. Va del interior salobre de las aguas hasta sumergirse en la intimidad del firmamento telúrico, y del color a la intencionalidad de esa vida insospechada que emerge en el instante.  

En la apreciabilidad de José Armando Ocampo González, el registro en blanco y negro detalla en el retrato de primeros planos, de tipo cerrado y rostros duros. La apreciación redescubre la emoción o el desagrado del entrevisto que, en igual simetría, a veces resulta espontánea o inducida.

Ambas propuestas, con marcado paralelismo en tres décadas dedicadas a la fotografía, remarcan en las añejas conversaciones de entonces cuando evocaban los acertijos del cuatro oscuro, y la precisión de la imagen y su trascendencia.

Un paisaje en estos creadores, en primeros planos o los llamados generales, admite en el receptor un contagio de repasos y relecturas polisémicas. El retrato físico se explaya hacia la recreación corporal y se adentra en la emoción y la personalidad del individuo, y hasta en el inefable tropiezo con la sicología del color.

Es Caibarién, el terruño que los acoge, la aproximación empática de la imagen de una realidad que, plana o filtrada, se percibe desde la contemplación del creador. Ahí subyacen, casi subterráneos, el cuerpo, el paisaje y el retrato, los espacios más habituales y socorridos de la fotografía. Adicionan, con reiterado placer artístico, elementos cotidianos, esos que en ocasiones transgreden el espacio y circulan insospechados por nuestras cercanías.

Lo culminante en ambos creadores está en la relación con el otro, con el registrador de la imagen, y en un universo abierto a la belleza sensible. Es el  forcejeo con la intimidad descollante y en descubrimiento de un contexto silenciosamente cotidiano que convierte a todos en partícipes activos de la ocasión.

Esas dimensiones recalcan en las muestras y en la realidad insospechada de una estética fotográfica de valor y prestancia abarcadora.  

LA DÉCIMA Y EL ENFOQUE AFROCARIBEÑO

LA DÉCIMA Y EL ENFOQUE AFROCARIBEÑO

Por Luis Machado Ordetx

 

La Ruta Afrocaribeña de la Décima, y las novedades impuestas a esa forma estrófica con la aparición de negros curros provenientes de Sevilla, España, al denominado  Real Arsenal de La Habana, constituye el tema que emprenderá el jueves la tertulia “La Voz del Otro”, un encuentro mensual entre escritores y periodistas villaclareños con sede en la Casa de la Prensa, en Santa Clara.

El estudio de  José Teófilo Gorrín Castellanos, según su libro homónimo publicado por  la Editorial Académica Española (2017), rastrea en la aparición de la décima y la herencia de Vicente Espinel con la llegada, a finales del siglo XVIII, de afrodescendientes españoles encargados de construir embarcaciones o fortalezas militares en las cercanías del puerto habanero.

Gorrín Castellanos, autor de indagaciones referidas al trovador Manuel Corona y sus musas inspiradoras,  reconstruye, luego de una vasta observación y contraste de fuentes documentales, la presencia de negros curros sevillanos en barrios periféricos de La Habana, sus inclusiones en los orígenes de la cultura cubana y la décima como medio de comunicación social y literaria, así como de apego a los ritmos musicales, dramáticos y danzarios de entonces

Algunos poetas, antes que Vicente Espinel, emplearon formas estróficas, casi idénticas, pero ninguno alcanzó la estatura del inventor de la décima en permanencia,  popularidad histórica y traslado a los confines del Nuevo Mundo, tal como se aprecia en la Ruta Afrocaribeña de una composición  literaria que expresa en diez versos octosílabos un pensamiento completo y una tesis.

Esos aspectos, y otros que surjan de la exposición de Gorrín Castellanos en “La Voz del Otro”, se incluyen en un enfoque teórico que aborda también a los coros de clave y guaguancó del negro curro sevillano-habanero, y las usanzas guajiro-urbana de improvisación y controversia.

De igual modo habrá referencias a particularidades de la Clave y el Punto Espirituano, y a aspectos puntuales de la Tonada Trinitaria, o la décima usada como textos de la Canción Habanera y la Trova Tradicional antillana.

 

MENÉNDEZ GALLO, EL ETERNO JODEDOR

MENÉNDEZ GALLO, EL ETERNO JODEDOR

Rogelio Menéndez Gallo falleció este sábado, 3 de Febrero, en Remedios. Es autor de una singular narrativa, y sostuvo un original sentido literario al reconstruir escenarios y personajes folklóricos de su localidad  y Caibarién. 

 

Por Luis Machado Ordetx

Hay escritores que pasan a la posteridad, y siempre tendrán un recuerdo, por el deseo de burlarse de la vida y tratar siempre sus acontecimientos más nimios con entera jocosidad. Es el caso de   Rogelio Menéndez Gallo, apodado con cariño La Vieja, quien acaba de fallecer en San Juan de los Remedios, el terruño, en sus entrañas.

Algunas síntesis biográficas indican que nació en 1936, y otras en 1948, aunque coloco en franca duda la segunda fecha, pues en más de una ocasión dijo que era un hombre de las postrimerías de los años 30 del pasado siglo. Sea una, tal vez la otra, sus narraciones llevan prendidas las existencias históricas de la Octava Villa de Cuba y de Caibarién, el litoral portuario y urbano que distinguió en constantes peleas con el Tésico, el original embarcadero remediano.

Semanas atrás, en diálogo ameno en el umbral de la casa, confesó que ya la opacidad de la vista apenas alcanzaba para percibir el rostro de los amigos y contertulios que lo visitaban. No entendí la respuesta como una despedida. Al amanecer de este domingo en la mañana el fraterno amigo, pintor y grabador Fernando Betancourt Piñero da testimonio de la infausta noticia: «murió Rogelín», y de inmediato pensé que la información no era cierta. 

Ya entonces no escribía, y desde un corto tiempo atrás, en 2015 la editorial Capiro en la histórica Colección 500 por el medio milenio de Remedios, sacó a la luz Soñando siempre contigo, libro de unas diez narraciones en las cuales Rogelín revivió el humor gozón de siempre. Rara costumbre la de ese escritor de convertir los hechos más inusuales en prendas costumbristas.

Otros libros publicó en una imprenta privada de Caibarién. Era de pequeñas tiradas y los obsequiaba a amigos, como el que no olvida su concepto de “jodeosofía”, una manera de prenderse del imaginario y anecdotario local, y retornar a la risa y los personajes populares ignorados por épocas y acontecimientos. 

Imagino a Menéndez Gallo en un aula en Caibarién o Remedios, impartiendo en Educación para Adultos las lecciones de Español y Literatura, y a la caza siempre de analogías e inferencias  folklóricas para hacer entender la gramática y la historia de las letras.   Algunas de sus piezas narrativas están recogidas en Escritores Noveles de Las Villas (1969), Cuentos cubanos de humor (1979), o Tésico y los pecados capitales (1980), Recontani una fiaba (1996) y Pregúntaselo a Dios (2002), En la esquina del ring (2008), así como en guiones radiales y artículos periodísticos en ediciones cubanas y foráneas.

Con Francisco (Pancho) Lamadrid Vega, muchas veces polemizó sobre la novela policíaca, y también se encaró en disputas interminables a otros escritores, entre los que siempre estuvieron Ramón Rodríguez Boubén, René Batista Moreno, Fidel Galván Ramírez y  Omar Rodríguez García. No faltaron los encontronazos con otros amigos, entre los que sobresalían destellos de “bravoconerías” con el pintor Betancourt Piñero. Todo invariablemente terminó entre abrazos, risas y hasta un caliente trago de ron.

Aquella mañana de diciembre último cuando llegué a la casa de Rogelín, a contraluz distinguía el rostro, pero cuando escuchó que lo nombraron La Vieja, por su canoso cabello, enseguida una chispa de alegría delató su semblante.

Hubo que recordar entonces a Ramón Arenas Hernández, el poeta y dramaturgo de Caibarién. Es el anecdotario que recoge El Hombre de la campana, una vieja novela que durante años escribió y en 1985 concluyó. La historia central recrea al personaje Lázaro Carlos Darío Rojas —un enfermo de lepra—, a la Villa Blanca,  Caibarién, y su gente.

 Allí el narrador destila socarronería, erotismo, choteo, y se prende hacia el realismo mágico y el optimismo picaresco en la reconstrucción de ambientes de la localidad costera. Después vendrían otras novelas de impresiones caseras, todas fuera de los escenarios editoriales oficiales en los cuales Menéndez Gallo no conquistó mucha suerte.

A Caibarién, el pueblo de los sobrenombres y motes, como en cierta ocasión lo bautizó el folklorista Samuel Feijóo, el narrador Menéndez Gallo endilgó la histórica jodeosofía. Era el sentido de aplicación de la “jodedera” y el choteo autóctono al universo de las artes y la literatura.

Similar certidumbre encontró en su legendario Remedios, pueblo pródigo que ahora lo acoge en su último reposo. Ahí está para el permanente recuerdo.

En “Los funerales de Bolita de Macabí”, de Soñando siempre…, Menéndez Gallo dice: «Acaba de fallecer faltándole al siglo xx tan solo un quinquenio, el gordo Críspulo Osorio Angulo, conocido en Caibarién —el pueblo de los nombretes—,  como Bolita de Macabí— nombre de un alimento autóctono al cual, sin ser su inventor, logró conferirle el toque mágico de una receta que a todas luces se llevará a la tumba».  Es un presagio, y no el último.

Rogelín Menéndez Gallo también desde Remedios se trasladó  al sepulcro uno de sus mejores arreos: la innata jodedera cubana. Noel Guzmán Boffill Rojas, el coterráneo dijo: «mi corazón estalló/ por noble naturaleza/, y dentro de la tristeza/ el que se marchó, volvió». Descansa en Paz Rogelín, un abrazo y Buen Viaje.


BOITEL, EL POETA

BOITEL, EL POETA

Por Luis Machado Ordetx

 

El poeta Luis Manuel Pérez Boitel, uno de los escritores cubanos más reconocidos en certámenes nacionales y foráneos, intervendrá este jueves en la tertulia “La Voz del Otro”, donde leerá en la Casa de la Prensa de Villa Clara textos que incluyen las más recientes producciones literarias.

Ganador del Premio Casa de las Américas (La Habana, 2002), con Aún nos pertenece el otoño, así como el Nosside Caribe (2004), y La Venta de las Palabras (España, 2010), y Manuel Acuña (México,  2013), entre otros, propone en sus libros una infinitud de análisis contemporáneos a la observación persistente de los lectores.

La literatura, según dice el jurista y escritor remediano, constituye siempre un «valor agregado desde la perspectiva de lo artístico»,  desde la cual mueve las posibles visiones del universo y su historia.

La obra poética de Pérez Boitel tiene una amplia repercusión en Cuba, España, Colombia, Estados Unidos, Venezuela y México, países en los cuales goza de seguidores y de reconocimiento de la crítica especializada.

La tertulia “La Voz del Otro”, espacio de comunicación y debate que auspicia el Centro Provincial del Libro y la Literatura con encuentros mensuales entre periodistas y escritores villaclareños, suma a los lauros acumulados  durante una década de existencia el diálogo que este jueves   abrigará el recital de poesía de Pérez Boitel.