REVOLOTEO DEL MANSO ANIMAL
Por Luis Machado Ordetx
El Che, y su historia, siempre aguijonea en la composición de versos, recuerdos y las más disímiles anécdotas que forjó en el transcurso de su vida, pero que un joven escritor pinareño-villaclareño, se valga de la trascendencia de aquellas acciones guerrilleras acontecidas hace casi cinco décadas en zonas de las sierras y los llanos cubanos y ofrezca en poesía la estatura de su legendario personaje, tiende a lo extraño.
Luis Pérez de Castro, narrador y poeta residente ahora en Santa Clara, trae la primicia de su libro, próximo a publicarse en octubre por la editorial Verde Olivo, aunque antes recibió la aprobación de la casa impresora Abril, ambas en Ciudad de la Habana, acontecimiento insertado en la onmemoración del aniversario 40 de la caída en combate del Guerrillero Heroico en las selvas bolivianas.
¿Por qué el Che?
«El libro se titula «Como un manso animal», formado por 32 poemas, y hurga en sus cualidades humanas, filiales y de constructor social, tomadas a partir de aquellas lecturas y testimonios que más me impresionaron desde tiempos de la niñez y la juventud. Esas facetas descubiertas en períodos de estudiante, fueron corroboradas en textos históricos. Ahí están sus enseñanzas en la pasión de los versos de Neruda, Vallejo y otros escritores valiosos de nuestra Lengua.»
¿Es lo primero que escribes sobre el hombre, el luchador, el internacionalista?
«No, antes hice un testimonio sobre reflexiones de Fidel en tono al amigo guerrillero, texto que aún lo tengo engavetado, y luego surgieron los poemas, alejados de su pura faceta política.
El libro de Mariano Rodríguez Herrera, Con la adarga al brazo, causó un gran sentimiento, por su hechura testimonial y abordar las cualidades históricas que distinguieron al Che. Después leí poemas sueltos que, en diferente medida, ofrecían una dimensión casi similar, y dije, lo mío es abarcar al hombre, al padre, al ser humano constructor social, y al individuo de carne y hueso alejado de mitificaciones.
Al chocar con dos poemas, premios Ciudad del Che, convocado por la UNEAC en Villa Clara, y elaborados por Pedro Llanes Delgado («Rapsodia para el Che») y otro de Jorge Luis Mederos Betancourt (Veleta), la iluminación creció espontánea, libre, como la propia estructura que adoptan los versos.»Eres un escritor que te mueves entre la poesía y la narrativa, con libros premiados (Nostalgia del cíclope; Confesiones del Abad y Mientras arde en silencio mi voz, así como otros por publicarse: Testimonio del pagano; Epístolas de un loco y Rapsodia del erudito). ¿qué representa Cómo un manso animal?
«Es una trayectoria, un salto más en la escritura. Si abordara al Che en la narrativa, me detendría en sus condiciones de padre, de edificador de familia, y de las responsabilidades y misiones que encaró sin que perdiera un ápice de ternura hacia los hijos. Bien recuerdo un testimonio del pequeño Camilo Guevara March, que de veras emocionó al perpetuar no solo el legado del progenitor, sino también las horas que permanecía contemplando el sueño de todos los hermanos. Quién sabe cuántas cosas pasaban por la cabeza del Che en esos instantes, inmortalizando a otros niños del mundo desprovistos de la tierna mirada de un padre deseoso de las caricias infantiles.
El hecho de residir desde hace años en Santa Clara y disfrutar de la historia que alberga el Memorial, con los restos del Comandante Inmortal y su Destacamento de Refuerzo, obliga a nuevos compromisos creativos.»
¿Antes, en verso o narrativa, sentiste similar regodeo en libros sobre guerrilleros cubanos?
«Bueno, ahí está el tratamiento sin igual a la figura de Camilo Cienfuegos Gorriarán, muy impresionante. El Che, en mis versos, está visto como un hombre normal, de carne y hueso, con sueños y amarguras, desposeído del mito que simboliza su personalidad política y guerrillera. Él creía en todas las posibles utopías, y tuvo facetas históricas, por supuesto, que siempre lo llevarán a estar en ese sitial vertical de la historia de generaciones de pueblos de todo el mundo, pero entrego al soñador dispuesto a vencer todos los quebrantos y ser responsable, amigo y solidario a la vez, sin que la exigencia personal y colectiva faltara en el momento de la crítica o la autocrítica. Ese es el Che que receo».
Entonces, mientras disfrutamos de uno de los poemas del libro, casi a punto de publicarse, esperamos encontrar otros textos que consagren tu dimensión como escritor. Gracias por el regalo a nuestros los lectores en este 14 de junio, ocasión del aniversario 79 del natalicio del Guerrillero de América.
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