MANICARAGUA, JUNTO AL LAGO
Por Luis A. Pérez de Castro (escritor residente en Santa Clara)
Con el ancla tirada sobre la tierra Alfredo Delgado Pérez escribió El cuento y otros cuentos (editorial Capiro, 2008), libro en que dejó sus sueños de marinero y amores en puentes lejanos y con el cual logra atraparnos con otro galeón de historias llenas de musicalidad; invitación que incita a meditar y a disfrutar todo lo bello que, lejos de lo contradictorio, facilita la vida.
El texto, dirigido a los lectores más exigentes -niños y jóvenes-, está estructurado en catorce historias breves, y transita por la modernidad sin dejarse arrastrar por los excesos de la fabulación.
Un sutil y elaborado pensamiento filosófico -preñado de enseñanzas; de ahí lo didáctico-, habita en estas páginas, al tiempo que imbrica asombros producidos en medio de una cotidianeidad sujeta al espíritu burlesco de los personajes-héroes que coexisten en las narraciones recreadas.
Las historias están escritas con elegancia, y estremecen por el amor que entregan los personajes, quienes hacen palpitan al compás de sus rebeldías; de esa manera El cuento y otros cuentos conmueve por la sencillez y sabiduría que trasmite, por la añoranza de un pueblo, un zoológico, un anciano cascarrabias, un perro callejero y una hermosa madre en una comarca aferrada al pasado.
Con un lenguaje locuaz y ameno el escritor ofrece una batalla contra el tedio, la desesperación, y la ansiedad de la edad de sus protagonistas; y esa sensación extraña estremece el cuerpo ante las tentativas de cualquier traición, a la vez que hilvana un puente entre realidad y fantasía, y también entre los problemas concretos de la vida y la capacidad innata de los niños en superarlos.
Allí reside un niño que dialoga con un león y llora sin importarle que los monos imiten su sollozo; de igual modo recoge anécdotas de un duende azul disfrazado; de un anciano llamado Guancho guaguancho, quien es capaz de mentir para hacerle agradable el tiempo a los semejantes.
Aparece en esas páginas un perro con hambre de cariño; una madre que ignora a su pequeño escritor; otro niño al que le dicen Mayito y cabalga bajo la lluvia sobre su yegua paloma; un abuelo cultivador de sueños; Ares, feliz por su juguete nuevo, y Pica pica, otro anciano, de origen andaluz y muy mal hablado, pero poseedor de noble como nadie podría imaginarlo.
En la narración habita un caimán capaz de vencer a un ciclón; también hay un pescador y su perro Pancho, los cuales deambulan detrás de una ranita albina; incluye a un pintor de siete años que apenas ha mudado la mitad de sus dientes, y Nelia, una niña que, con solo una mirada, es capaz se ridiculizar al héroe del aula.
El libro tiene una escritura precisa y, con imágenes salpicadas por la ingenuidad, muestra esos detalles que pasan furtivamente por nuestras vidas y se convierten en secretas evoluciones que hacen crecer y recordar escenas pasadas en nuestro entorno familiar.
Todos los cuentos entablan relaciones con ese mundo de sutilezas y connotaciones de una literatura que logra ir más allá de las fronteras genéricas para descubrir, a la par, un maravilloso arsenal de vivencias que solo pueden ser trasmitidas por un hombre anclado en la tierra después de tanto y tanto navegar por lagunas, pantanos y estanques de ciudad natal: Manicaragua.
Entonces, queda en pie la invitación a subir a un galeón para que aprendamos a soñar.
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