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FEIJÓO, EL ESCRUTADOR CUBANO

FEIJÓO, EL ESCRUTADOR CUBANO

Por Luis Machado Ordetx

 

Última jornada de marzo de 2020, y cómo olvidar a Samuel Feijóo Rodríguez, en otro aniversario de nacimiento. Nicolás Guillén lo  encasilló como un «fascinante espectáculo» del contexto literario insular, y no erró en su mirada. 

Ahí, en modesta apreciación,  está el más completo catálogo para definir al prolifero escritor-artista de San Juan de los Yeras, lugar que, como en otras partes del país, lo recordará, en tiempos de enfrentamiento a la propagación de la actual pandemia, con una meditación permanente.

La valoración de Guillén está recogida el 2 de abril de 1961 en Noticias de Hoy, según las «Crónicas» dominicales que redactaba el camagüeyano para el rotativo habanero.

Precisó que  es un «poeta muy personal —muy Feijóo y muy Samuel— y un prosista cuyo léxico es riquísimo, novísimo, tan rico y nuevo que casi todo está inventado por él. Lengua sápida la suya, que vale bien su poesía». No deja atrás ninguna de las facetas del villareño. También incluye el periodismo, tal vez el menos apreciado de los quehaceres artísticos y literarios.

Siempre el rango de estudios teóricos lo coloca a Feijóo dentro del apartado de «editorialista» sin mayores distinciones. Hechos diferentes se apunta en ese sentido cuando de géneros y letra impresa se trata.

Socarrón y avezado Feijóo en Azar de Lecturas (1961), «joyas de la letra universal, donde agregamos de vez en vez nuestra experiencia: una crítica animosa, una corta investigación», apunta,  mira hacia la poesía como «materia una y cimera», pero jamás deja de mostrar aristas de periodismo.

En “Oigan contar al colofón”, al final de ese ilustrado libro, acota que las «crestomanías, espumosas en su parte mayor y más ancha, juegan como la luz del Caribe risueñísimo (¿habéisla visto, de verdad, alba tras alba, en los cayos cubanos entre el guincho certerón y la corúa zambullida, poetas, lectores?)», advierte. Similar parecer acoge Libreta de Pasajero (1964), con crónicas, artículos, apuntes y testimonios de inusitada lozanía.

 En reiteradas ocasiones dicen estudiosos que Feijóo «fue un notable periodista», y hablan de sus acostumbradas  colaboraciones con publicaciones cubanas, y en otras que dirigió,  entre las cuales destacan Islas y Signos, las creaciones cimeras. Todo concluye ahí.

A Ramón Rodríguez Limonte, colaborador infatigable de Feijóo, pregunté en una ocasión sobre las particularidades del periodismo elaborado por su amigo. Siempre destacó, sin adentrarse en formulaciones teóricas, que la poesía interviene como elemento en el cual subyace la palabra escrita y la dimensión de «armador» en el rastreo de la belleza. Tal vez ahí reside la razón por la cual  el periodismo asoma relegado de estudios.

Al revisar Bohemia, allá en abril de 1957, están el Feijóo crítico,  analítico e interpretativo, hacedor de un reportaje-modelo para el género. Otros destacan en similar sintonía. En nada desfallece el escritor, y en «Tierras Ociosas», florece el periodismo explicativo de profundidad o interpretativo, sinónimo del “Interpretative Reporting” que obliga a la contextualización de acontecimientos y se acompaña de gráficas, fotografías, ilustrativas concibe el observador.

Feijóo parte de estadísticas tomadas de la “Truslow Mission” y recogidas por el Banco Mundial de Fomento en Report on Cuba (1950), pero las actualiza. Aporta datos y los traslada a las investigaciones agrícolas que acometen en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en la explotación de suelos y experimentos con cultivos de variedades de trigo plantadas a sol.

El tema, en esencia, es significativo y recuerdan aquellas siembras de trigales anunciadas en 1858 por Manuel Dionisio González en su Memoria Histórica de la Villa de Santa Clara  y su Jurisdicción, libro que al parecer conozca Feijóo. No obstante, en el reportaje que publica hay un privilegio al presentismo, a lo verosímil y confidencial, así como al detalle cotidiano y la singularidad de los hechos.

Pero, ¿dónde aprendió Feijóo esas particularidades que combinan recursos periodísticos-literarios? para reforzar credibilidad en sus informaciones, los contrastes y estrategias de fuentes orales y documentales. Justo está, con sinceridad, en ese carácter «novísimo» de la palabra que Guillén alertó cuando caracterizó a su amigo escritor, y de quien, por supuesto, hay mucho que decir a cada instante.

DÁMASA JOVA

DÁMASA JOVA

Por Luis Machado Ordetx

Algunos estudios contemporáneos hacen parada en la obra poética, pedagógica y feminista de María Dámasa Jova Baró, la mujer que circunscribió una época en todo el país. Ocho décadas atrás, en las primeras horas de la noche del domingo 11 de febrero de 1940, se propagó de inmediato: «Murió la Musa Villareña», y hubo consternación. Pocos rotativos cubanos   —diría que los menos renombrados— dejaron de reseñar el acontecimiento.

 Hace poco tiempo hay un «redescubrimiento» de cuánto hizo y representó, tanto para la escuela cubana, como también en la renovación, y el incentivo de niños y jóvenes dispuestos a generalizar la literatura y la historia de nuestra independencia.

Dámasa Jova Baró, nacida en Ranchuelo en 1890, desafi ó desde el aula y la tribuna pública un tiempo de convulsiones políticas en el que pululó la discriminación racial, en lo esencial en Santa Clara y pueblos aledaños.

Ahora se tergiversan ciertos acontecimientos. Unos años atrás, allá en la Casa de Cultura de su pueblo natal —que por fortuna lleva el nombre de la poetisa—, hice aclaraciones en relación con la mascarilla que exponían, hecha en capilla ardiente por Alfredo Gómez, y el acto de desprendimiento personal del declamador Severo Bernal Ruiz al donar la pieza a esa entidad.

Con asombro otros reparan en Alfonso Camín (1890- 1982), el poeta asturiano que de recorrido por Santa Clara vio a la pedagoga, violín al hombro y ataviada con una larga túnica al estilo griego, y escribió antológicos versos.

 Dicen algunos que ocurrieron los acontecimientos en una tarde de 1926 en el Ateneo, dirigido por Sergio R. Álvarez Mariño, y otros en el Liceo de Villaclara. La verdad es que todo transcurrió el 14 de marzo del año anterior a la fecha señalada, y fue en el Ateneo, una institución cultural menos segregacionista que la otra.

El español venía de recorridos por donde anduvo de viajante desde 1912: Cienfuegos, Lajas, Rodas, San Juan de los Yeras y Ranchuelo. En todos hizo galas de «amor» hacia mujeres de piel oscura. El poema que tiene «alientos» afroantillanos no se recogió, como dicen, en la Revista de Avance, sino en Carteles, en Madrid, y luego en Diario de la Marina, el rotativo habanero.

Es «Dámasajova», tal vez el primero de ese corte, que enaltece los valores de la mujer de piel negra en el pasado siglo. Algunos de los estudios de Dámasa Jova, como «Medios para hacer medios» y «Héroes y fechas» (poesías patrióticas para escuelas intermedias y superiores), ambos de 1939, son rarezas por su carácter mecanografi ado.

No obstante, ya en los últimos años de vida tienen otro vuelco las publicaciones, en Umbrales, mensuario de cultura popular —con L. Fernández Cordero de director acompañante—, al incluir en las páginas textos antológicos como «Las puertas abiertas en el teatro de Federico García Lorca», de Gastón Baquero, una exclusividad no recogida en ensayos de ese escritor.

 De la profesora, y su poesía diseminada en publicaciones periódicas, queda mucho por hablar. Una lástima que su legado todavía permanezca en la sombra del tiempo.


CATURLA, EL MÚSICO UNIVERSAL

CATURLA, EL MÚSICO UNIVERSAL

Por Luis Machado Ordetx

De Alejandro García Caturla, el músico remediano, todavía quedan incontables deudas. La composición sinfónica, en última instancia, absorbe otras facetas. Los términos de jurista incorruptible, de afrocubanismo, de vanguardia y universal, resumen la existencia profesional y artística sin muchos parangones.

 Al olvido permanecen estudios sobre el Derecho, los vínculos con ciudades donde ejerció como abogado, el apego a Martí, así como la labor cultural desplegada por Caturla. La relación con la poesía mulata y sus cultivadores, y también el periodismo visto desde ángulos de la opinión en publicaciones nacionales, en las cuales están las no especializadas, figuran en el escamoteo investigativo.

En una interesante polémica presentada por Noticias de Hoy en junio de 1945 entre Mirta Aguirre y Edgardo Martín Cantero, sacó a la palestra pública la «Significación de Caturla», según la apreciación que el último de los críticos dejó en Conservatorio, la revista habanera.

Son tres artículos. El primero condensa —según la Aguirre— ideas de Martín Cantero que detallan la «esencia hispánica» de las creaciones sinfónicas de Caturla, quien «subordina el instrumental europeo a la potencia mágica del ritmo africano», dice el crítico.

La periodista toma la palabra en el segundo de los textos. Alega que el «camino es, sencillamente, ir a Caturla y hacerlo sonar. Él será lo que su música nos diga qué es».

El último de los artículos recoge la misiva de Nicolás Guillén. En ráfaga de explicaciones acotó que el remediano es un «músico entrañablemente cubano. Su arte expresa nuestra histórica mulatez […] que en nada puede humillarnos sin que nos rebaje la dignidad americana, la cual no niega lo español ni lo africano, sino lo mezcla y resume». En última instancia, a contrapelo de lo afrocubano, eso constituye lo valedero.

 Del pensamiento de Martí —en similar medida— se aglomera el sentido por lo cubano, síntesis de educación familiar. Fue también la aspiración de Othón, el hermano abogado y músico, al organizar en febrero de 1931 un Comité Gestor para la biblioteca pública José Martí, surgida un lustro después.

 Una mirada a los seis números de Atalaya, la revista de corta duración —julio-septiembre de 1933—, que fundaron y dirigieron los hermanos García Caturla, tiene a Martí en la vorticidad del pensamiento americanista y universal. «¿Quién mejor que él, Maestro excelso, puede fijarnos los derroteros a seguir, él que oteó en todos los horizontes y en cada uno dejó muestra de su genio proteico?», exponen en forma de Manifiesto al salir la publicación. Ahí está el periodismo de opinión hecho por Caturla.

Antes en Santa Clara, a partir de enero de 1930, La Publicidad, le permite por tres años escribir la columna «De la alta cultura» especializada en crítica musical. En esta ciudad, y durante la primera y única presentación artística que hizo en el verano de 1928 en la sala de conciertos del Ateneo de Villaclara, habló de Martí cuando ejecutó al piano La Cathédrale engloutie y La fille aux cheveux line, piezas de Debussi.

Similar concepto propagó en enero de 1933, durante el estreno de la Orquesta de Conciertos, en Caibarién, y evocó al Apóstol cubano previo a la interpretación sinfónica de la Flauta mágica (Mozart), la Suite Infantil (Ravel), La vida breve (Falla), Exaltación (Cowell), Scherzino     —de Pulcinella— (Stravinski), así como la Rhapsody in blue (Gerswhin», temas del repertorio.

 De Caturla, a 114 años de su nacimiento, este 7 de marzo, y a ocho décadas de asesinado de manera absurda, todavía hay mucho por decir.

 

 

DE REMEDIOS A LA HABANA

DE REMEDIOS A LA HABANA

Por Luis Machado Ordetx

 

A San Cristóbal de la Habana ocurre en la historia como a San Juan de los Remedios, la Villa endemoniada que fundó Vasco Porcallo de Figueroa, «tal vez en Trinidad, en Sancti Spíritus, etc, fueron mudadas de emplazamiento», dijo Jenaro Artíles en un viejo estudio sobre los orígenes de la actual capital cubana, ahora en el medio mileno de su surgimiento.

El dato aparece en una investigación que publicó en 1946 Emilio Roig de Leuchsenring en aquellos valiosos Cuadernos de Historia Habanera, un lujo de lectura en nuestro tiempo. Artíles recoge aspectos interesantes de la fundación y traslado, así como de La Chorrera, torreón que junto al ubicado en Cojimar, servían de primeras avanzadas en defensa militar en la antigua ciudad.

Como entre Remedios y La Habana se traduce un cruzamiento que recuerda la segunda expedición de Pánfilo de Narváez con el padre Las Casas desde el pueblo indio de Carahate, en la otrora Octava Villa de Cuba, por derecho propio nacida en 1515 hasta que no aparezca otra documentación, queda otra satisfacción.

Son muchos los puntos de encuentros que van, incluso, a lo remoto en aquellos constantes ataques de corsarios y piratas, hasta el encrucijada de reses que iban desde un pedazo del «coto» particular de Porcallo de Figueroa, con parada momentánea en el embarcadero de San Atanasio de Álvarez, hasta llegar por el viejo camino a La Habana.

Los diálogos culturales e históricos, salvando distancias, son inmensos. ¿Nada de parrandas?, dirían otros. No hace falta. Los hechos se apoderan del espacio. Tal ocurre cuando en espíritu Alejandro García Cartula, no presente en el estreno de la primera versión de “Bembé” en La Habana percibe la resonancia que alcanza el virtuosismo de vanguardia afrocubana hacia 1929, ocasión en la cual aquella primera versión musical escrita en Paris por encargo de Fracois Gaillard inundó los ecos del sinfonismo nacional.

Un habanero, considerado el Tercer Descubridor, Fernando Ortiz, dejó una nota singular en Una pelea cubana contra los demonios (1959) que, como dijo, constituye un «Relato documentado y glosa folklorista y casi teológica de la terrible contienda que, a fines del siglo XVII y junto a una boca de los infiernos, fue librada en la villa San Juan de los Remedios por un inquisidor codicioso, una negra esclava, un rey embrujado y gran copia de piratas, contrabandistas, mercaderes, bateros, alcaldes, capitanes, clérigos, energúmenos y miles de diablos al mundo de Lucifer», según el texto.

Es en esencia parte de esa historia que originó las traslaciones de  Remedios de un sitio a otro, y también el desgajamiento, por intereses económicos, al fundar un nuevo pueblo: Santa Clara, al centro. Sin embargo allí perduró la voluntad de ancianos, hombre, mujeres y niños que por arrojo desafiaron la fuerza, se internaron en el monte y no abandonaron lo que llamaron siempre el terruño patrio de sus existencias.

La historia de Una pelea cubana… válida metáfora del tiempo, también quedó recogida en el largometraje de ficción que hizo en 1971 Tomás Gutiérrez Alea, quien, a pesar de desaciertos narrativos, insistió en «hurgar en nuestros orígenes, mirar atrás y adquirir conciencia de cuáles son nuestras raíces como hombres». Era, recordó, un punto de partida de significaciones conceptuales.

 Por si fuera poco, nuevamente Remedios está en La Habana aunque sea en una quinta parte del ron Conde de Cuba, edición El Faro, producido con bases añejas de destilerías del centro-oriente del país. Es una satisfacción, afirmó Lino Luis Pérez Rodríguez, especialista principal de la Fábrica de Ron Mulata, destilería Santa Fe, en el ingenio Heriberto Duquesne, formar parte de un proyecto de formulación de bebida destinada a saludar el aniversario 500 de la Villa de San Cristóbal de La Habana. 

La propuesta de Ron Ligero Cubano comercializada por Ingeniería y Servicios Técnicos Azucareros (Tecnoazucar) en coordinación con Rives   Distillery S.A., «tiene también un pedazo de la identidad remediana», declaró Pérez Rodríguez, aspirante a Maestro. El envase que contiene la bebida es una réplica a escala del Faro del Castillo de los Tres Reyes del Morro, la universal fortificación capitalina, recalcó.

Antes Pérez Rodríguez contribuyó a acentuar similar mística cuando intervino en la elaboración de la edición Remedios 500  de Ron Mulata, y del extra añejo con brillo que festejó el homenaje al aniversario 60 del triunfo de la Revolución en Santiago de Cuba, una bebida espiritosa de equilibrada transparencia y aroma en sus componentes.

De Remedios, en el centro este, a La Habana en el occidente, hay distancias físicas en lo geográfico, pero en historia y cultura persisten antiguas relaciones que crecen con los «misterios» que impulsa el tiempo para el conocimiento de las identidades.

Tal como precisó Eusebio Leal Spengler en Remedios, casi cinco años atrás, habrá que trasladar su apreciación a San Cristóbal de La Habana para que «no se apague el esfuerzo cuando termine este día» de celebraciones. ¡Qué así sea! en nuestra historia.

 

SANTIAGO, EL ARTÍFICE

SANTIAGO, EL ARTÍFICE

Por Luis Machado Ordetx

 

Recurrente,  desde la cercanía del equipo de proyección, siempre Rolando Cárdenas Marcial, Secre, recordó con cariño el Noticiero ICAIC Latinoamericano, y los vínculos que trazó ese tipo de cinematografía entre lo documental y el periodismo. Aquellas ideas salían de trabajar con humilde profesionalidad en el antiguo Villaclara, donde sumó años en el bregar cotidiano.

Muchas veces el Secre, quien ya no está en lo físico, evocó la magia de Santiago Álvarez Román al atrapar y recrear la realidad a partir de la perspectiva de lo que ese realizador denominó “ejercicio periodístico subjetivo”, un retrato, con imágenes visuales y sonidos, de particular de conceptualización.

El recuerdo brota porque ahora estamos en el Año de Santiago, diría así por el reconocimiento al centenario de natalicio de un cineasta que produjo una renovación estética inigualable.  

No dudo, incluso, y apelo a la memoria, que en aquellas visitas del director del Noticiero… a los Festivales de Invierno de 1985 y 1991, ocurriera un encuentro de ocasión de Santiago con el histórico proyeccionista de Santa Clara.

Santiago, en la cercanía o la distancia, es pasión. Abrazó una obra que abarcó 1492 noticieros y más de 60 documentales, género último del cual gustó el artista en menor medida. Sin embargo, en todos hubo un replanteamiento contextual del neorrealismo, una corriente que pasada de moda, y sus aproximaciones en ciertas brechas hacia una mirada  activa y participativa del acontecer diario.

Nadie duda que Álvarez representara el artífice del Noticiero…, y en sus  experimentaciones reflejó lo nuestro y lo foráneo. Una natural renovación del acontecer de una historia fronteriza a otra, en sucesión de hechos. Todo partía del antecedente, y de la investigación histórica, paradigma del periodismo y el reposo documental.

Constituía  un tipo exclusivo de «laboratorio» para recrear lo cercano e inusitado en una especie de reportaje cinematográfico que jamás pasará de tiempo. Era un estilo en «marcha», de contrastes de fuentes y valoraciones concebidas con sencillez en «voz propia» y auténtica.

Más allá de teorías, esas y otras formulaciones, escuché al Secre              —fallecido en junio pasado—, hablar con satisfacción de los espectadores que, despojados del sentido «taquillero» y sensiblero de la película, entraban al Villaclara para disfrutar de las facturas semanales del Noticiero… dirigido por Álvarez. Eran lecciones de historia documentada.

Hay que volver atrás. Muchas son las recreaciones contenidas en el  sepelio de Benny Moré, en febrero de 1963, en Santa Isabel de las Lajas, tal como lo contaron José Ramos Pichaco y José Antonio López Godoy, fotógrafos enviados por Vanguardia para captar el doloroso suceso que transcurría en calles de esa localidad, en ambiente de lágrimas y música. Allí observaron y confraternizaron con Santiago mientras dirigía un antológico rodaje.

 ¿Qué decir en 1965 de “Now!”?. Un canto-protesta antirracista de solo seis minutos de duración. Ahí están los rodajes en Viet Nam —el famoso «Hanoi, martes 13»—, o en  África de la lucha anticolonialista y «Hasta la Victoria Siempre» del Che,  y la «Imágenes del futuro», con rezos yoruba de Lázaro Ross. No hay dudas, Santiago y su equipo de trabajo,  proponían otras teorías, muchas empíricas, de experimentación constante.

Excelente por el Año de Santiago —fallecido en 1998—, y el celo por propulsar a un autor y su obra que aglutinó con humildad un sello de maestría en cine y periodismo interpretativo, subjetivo, dentro de la narración visual de historias que aún están cercanas a nuestro tiempo.

 

 

MISTERIOS EN 2 ESCULTURAS HISTÓRICAS

MISTERIOS EN 2 ESCULTURAS HISTÓRICAS

 Luis Machado Ordetx

Curioso. De lecturas de periódicos antiguos apreciamos informaciones que, al parecer, evidencian dislates. Son archivos que verifican asuntos de Historia y Arquitectura. Las disciplinas van juntas a la hora del recuento de una edificación y su entorno.

Santa Clara, que conozca, tiene dos significativos Monumentos a las Madres, ubicados en instalaciones que guardan relación: sus históricos hospitales maternos. El único que ahora funciona y que arrancó con el nombre de Clínica de Maternidad Obrera de Las Villas, muestra una escultura hacia el lado oeste que, de tantas capas de pintura, perdió la inscripción del artista.

A gritos solicitan en el actual Hospital Universitario Gineco-Obstétrico Mariana Grajales, que intervengan restauradores para no perder la valiosa pieza en piedra fundida en un centro que se inauguró el sábado 23 de mayo de 1959, primero construido por la Revolución en el territorio central. Habrá que investigar. La escultura A mamá en su parte trasera dice en tarja de mármol «13 de mayo de 1949». ¿De dónde vino y quién la hizo? Son incógnitas.

Preocupaciones mayores están ajustadas al Monumento a las Madres, ese que aparece solariego en lo que antes fue Hospital de Maternidad e Infancia, justo aledaño a la Carretera a Camajuaní. La escultura, original de Loyda Ramírez de López, profesora de la Escuela de Artes Plásticas Leopoldo Romañach de Las Villas, sustituyó el vacío que dejó un tiempo atrás otra pieza.

Antes allí estuvo la modesta estatua dedicada al coronel del Ejército Libertador Gerardo Machado Castellón, colocada en el Hospital de Maternidad e Infancia Lutgarda Morales, inaugurado en diciembre de 1929. ¿A dónde habrá ido a parar la pieza hecha por Raimundo Ferrer? Otro misterio en nuestra ciudad.

Una investigación aparecida en la revista Islas, publicación de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV), trae un presunto absurdo.

El número 51(161): 96-106, recoge un artículo nombrado “Noble premier de la maternidad santaclareña en vísperas de sus ocho décadas”, y  declara que la escultura de Loyda Luz Ramírez de López se colocó allí «aproximadamente dos décadas después […];  aunque de mármol blanco, representa la figura de una mujer con un niño en brazos. Desde 1952 hasta la fecha la placa que la acompaña presenta una inscripción que dice: “Las madres son amor, no razón,  /son sensibilidad exquisita y /dolor inconsolable. /1952-59”».

Después los estudiosos advierten que «En esta estatua se palpan huellas de balas ocasionadas durante la acción de toma y descarrilamiento del Tren Blindado en diciembre de 1958». ¿Cómo es eso? Inadmisible.

Otro estudio salido de la UCLV, y titulado «La rehabilitación de un edificio Academia de Danza. Antiguo Hospital Lutgarda Morales de Machado de Maternidad e infancia, de Santa Clara»  (2006), vuelve sobre idéntico dislate.

¡No!, los orificios que tiene la escultura no son obra de disparos, y mucho menos estragos de la Batalla de Santa Clara. En esa fecha, finales de diciembre de 1958, la pieza no estaba en el lugar. El desmentido lo ofrece El Villareño del martes 5 de mayo del siguiente año. Una información añade: «Inauguran el domingo 10 el Monumento a las Madres». ¿Cómo decir que unos cinco meses antes allí tenían instalada la estatua?

Más datos. El rotativo traslada otra confirmación, aunque tiene una errata en relación con la nota anterior, al señalar el día: «Inaugurado el domingo 9 el Monumento a las Madres», en texto del martes 12 de mayo. ¿Dónde está la confusión de los investigadores universitarios? Ah, pues en el rótulo de la tarja de bronce que colocó el Club de Leones (1952-1959), y el primer año se refiere a la convocatoria del concurso escultórico y la última fecha al emplazamiento.

Por cierto, cuando se descorrió el velo que cubría el monumento, Gabriel Medina García, el único orador de la ocasión, a nombre del Club de Leones, lanzó una refriega contra la «indiferencia del pueblo y especialmente de las instituciones […] que en actos como ese brilló por su ausencia». Tal vez sea no por el significado de la instalación asistencia   —que en breve entraría en un período de reparación— y tampoco por la originalidad de la escultura. Todo vino, se supone, hacia la apatía por una institución, los “leonísticos”, que representaba a lo más rancio de la burguesía en la localidad.

 

REABRIRÁN MUSEO CASA ALEJANDRO GARCÍA CATURLA

REABRIRÁN MUSEO CASA ALEJANDRO GARCÍA CATURLA

La institución, privilegio de la Cultura Cubana, ubicada en Remedios, ostenta el premio nacional de Conservación y Restauración, distinción otorgada en 2006. Una nueva imagen museográfica en salas permanentes y ambientadas de la vivienda del genial compositor será apreciada con la reapertura.

Por Luis Machado Ordetx

Una noticia que enorgullece a ávidos conocedores y defensores de la  obra musical y jurídica de Alejandro García Caturla (1906-1940), el más universal de los compositores de la vanguardia cubana durante la primera mitad del pasado siglo, llega por estos días cuando se ultiman detalles para reabrir las visitas públicas del Museo Casa, en Remedios, luego de un lustro de clausurada.

La apertura de la vivienda después de labores reparación de la cubierta, carpintería y áreas de servicio, así como de conservar la profusa colección personal y familiar del jurista-artista, será el domingo en la mañana, Día de la Cultura Cubana, ocasión significativa que enaltece el  legado histórico del artista.

La casona desde que la familia García Caturla se instaló allí después de adquirirla en propiedad figuró como centro de las más trascendentes actividades artístico-literarias y culturales de la localidad, y en 1970 fue declarada Monumento Nacional. Un lustro después comienza el anhelo por abrir allí un museo, proyecto que logran en 1976 con la apertura de una sala dedicada a las parrandas remedianas.

En 1984 el inmueble fue sometido a una reparación capital, y cuatro años después se produjo una reapertura que definió el rumbo actual de  conservar, promover y estudiar la historia musical remediana, y en especial de García Caturla.

Sin embargo, pasaron tres décadas y la remodelación de un edificio aledaño produjo afectaciones en la cubierta del Museo Casa, y  obligaron al desmontaje de las valiosas colecciones, entre las que destacan papelerías, libros, instrumentos musicales, muebles familiares y vestimentas del genial músico cubano.

Una brigada de restauración de la localidad, luego de fallidas intervenciones constructivas de otras homólogas, intervino en el mantenimiento de la cubierta de la vivienda y se retiraron los falsos techos de la sala de recibo y zaguán, lo cual permitirá observar en las alturas los detalles de las piezas originales que datan de 1875. También se reparó la carpintería dañada por la humedad y el comején y se retocaron las mamparas y puerta de acceso a la calle, frente a la plaza central de Remedios.

Hay una imagen diferente hacia el interior del Museo Casa en el montaje de las salas ambientadas y de exposición permanente, con vitrinas y estanterías nuevas, y una iluminación apropiada para los objetos mostrados en el área transitoria.

También hubo intervenciones en almacén de conservación de lo atesorado, el departamento de servicio y los baños,  y repararon las conexiones eléctricas para garantizar seguridad al inmueble, al tiempo que renovaron la jardinería del patio central, acciones que completan una de las mejores intervenciones capitales de las concebidas en ese inmueble colonial.


NERUDA, EL INCÓGNITO

NERUDA, EL INCÓGNITO

De la última visita del poeta chileno a Cuba, y algunas precisiones del viaje que no hizo a Santa Clara para una lectura de versos en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas.

Por Luis Machado Ordetx

Noticias contradictorias que obligan a rebuscar en viejas papelerías. Unos afirman. Otros niegan. Así también ocurre en testimonios orales. Todos dejan una duda relacionada. ¿Fue cierta la estancia del poeta chileno en Santa Clara?, allá por el último mes de 1960 cuando lo invitaron a un recital público en la universidad villareña.

La primera confusión la trae Neruda y su tiempo: 1950-1973, ensayo publicado en 2008 por David Schidlowsky. Ahí se indica que el autor de Canción de Gesta (1960) y su segunda  esposa Matilde Urrutia estarían el 17 y 18 de diciembre en recitales en bibliotecas, escuelas, y en particular en las universidades de Oriente y Central de Las Villas, sugerencia que hizo Osvaldo Dorticós Torrado, el entonces Presidente cubano.

El propio Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto (1904-1973), Pablo Neruda, de acuerdo con un anuncio el diario Sierra Maestra, señaló: «Ahora me voy al interior el lunes, para conocer de cerca cuánto se está haciendo en toda Cuba. Por cierto, que el Señor Presidente se mostró muy interesado en que visite diversos lugares que me indicó». Tal vez entre los sitios mencionados estuvo la «bola» del recorrido por Santa Clara, y académicos y periodistas presurosos organizaron acto y dieron curso a la información.

Uno de los biógrafos, Volodia Teltenboin, nada dice. Tampoco el acucioso Pablo Neruda en Cuba y Cuba en Pablo Neruda (2005), de Ángel Augier. En Neruda y Cuba (2008), de Vladimir Ferro González, destaca que el escritor sudamericano y sus acompañantes van de Camagüey hacia La Habana.

Nadie informa. Todo es un silencio. Tampoco dicen el porqué el poeta olvidó el compromiso pendiente que tenía desde mediados de diciembre con la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, centro de estudios que separó hotel  y restaurante para el agasajo.

Neruda llegó a La Habana el lunes 5 de diciembre, y por fortuna la ciudad, Santa Clara, la tendría en el recuerdo. Junto en la bahía desembarcó en el muelle de igual nombre cuando desde Génova el paquebot Enrico Dandolo atracó en el término de viaje. Días después, disfrutaría del filme Historias de la Revolución (en tres relatos), de Tomás Gutiérrez Alea, donde sale a relucir la batalla que se desencadenó en la antigua capital villareña.

Tal parece que Santa Clara, y su Universidad Central, estaban en la mirada del recorrido al centro-oriente de Neruda en su tercera estancia en Cuba, precedida antes por la de 1942 y 1949, hasta que llegó un mensaje. La primicia la trajo El Villareño del lunes 12 de diciembre, y su titular: «Neruda en la Universidad», añade que «Próximamente y por invitación de la Universidad Central de Las Villas ofrecerá un recital de sus poemas en el Teatro Universitario el gran poeta revolucionario […] El señor Paquito Martín nos comunica que pronto se informará la fecha de dicho evento artístico y revolucionario».

Días después Neruda contará a Fayad Jamís que dentro de las sorpresas literarias que encuentra «está un libro de cuentos de Onelio Jorge Cardoso, publicado por la Universidad Central de Las Villas. Cardoso es uno de los mejores cuentistas de América», dijo en entrevista para la revista INRA, con lo cual el poeta resalta el conocimiento que tiene del centro docente y de la casa editorial villareña.

Informaciones sucesivas siguen en El Villareño, del miércoles 21: “¡Bienvenido Don Pablo!”. Apunta que «Mañana la ciudad de Santa Clara tendrá la oportunidad de escuchar poemas revolucionarios del gran poeta chileno Pablo Neruda, desde el Auditorium de nuestra Universidad Central». Al día siguiente añade el titular del rotativo: “Pospuesta presentación de Pablo Neruda para mañana”, y el cuerpo de la noticia indica: «Un telegrama recibido en la mañana de hoy en la Universidad Central da cuenta que el poeta Pablo Neruda, que habría de ofrecer un recital de sus poemas en la noche de hoy, no podrá encontrarse en esta ciudad hasta la  mañana del viernes, por estar visitando cooperativas en Manzanillo junto con el Ministro de las Fuerzas Armadas Comandante Raúl Castro y con el poeta Manuel Navarro Luna.

Dice El Villareño: «Mañana viernes, con toda seguridad, el poeta Neruda estará entre nosotros y con ese motivo se le ofrecerá un almuerzo en el Venecia, para por la noche, a la misma hora, presentarse en la Universidad Central y ofrecer sus poemas revolucionarios».

Efectivamente, el martes 20 de diciembre por invitación del Comandante Raúl Castro Ruz, Neruda y su esposa andan por Moa, y lo acompaña Manuel Navarro Luna, en actos de graduación de integrantes de las Milicias Campesinas.

Llegó el día acordado, viernes 23 de diciembre, y el rotativo precisa: “No podrá presentarse hoy Neruda en la Universidad”: «Se nos informa de la Universidad Central de Las Villas que la presentación, primero anunciada para la noche de ayer y después fijada para la de hoy, del gran poeta Pablo Neruda, ha quedado suspendida por ahora, debido a un compromiso que el mismo tenía con el Primer Ministro, doctor Fidel Castro, de presentarse esta noche en la CTC.

«Neruda, a su paso por Santa Clara, personalmente explicará la imposibilidad de estar aquí en la noche de hoy, a las autoridades universitarias y organizaciones revolucionarias que lo habían invitado, circunstancia que se aprovechará para ofrecerle un almuerzo en el Venecia, terminado el cual continuará viaje a la Habana», refiere la información.

Al menos la Revista Islas, de la Universidad Central, amparó  el escollo con la publicación (mayo-agosto) de 1961 de la “Salutación a Pablo Neruda”, de Silvio de la Torre, un ensayo corto que serviría de presentación al poeta entre los villareños. Todo infiere, en síntesis, que el poeta chileno jamás estuvo en Santa Clara, la ciudad que pretendió acogerlo.