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MUERTE DE LOS TALLERES LITERARIOS EN EL CENTRO CUBANO

MUERTE DE LOS TALLERES LITERARIOS EN EL CENTRO CUBANO

-Sobre una idea del poeta Roberto Manzano y la inevitable muerte de los encuentros provinciales de talleres literarios en Villa Clara.-

 

Por Amador Hernández Hernández, narrador e investigador.

 

Leyendo la página cultural del periódico Granma del 28 de octubre del presente año, pude apreciar en su justa medida el valor que ha tenido por décadas, para los escritores, la creación de los talleres literarios. Fundación que se remonta a los años setenta del pasado siglo. En el artículo de Madeleine Sautié Rodríguez, Roberto Manzano, uno de los más relevantes poetas de Cuba de estos tiempos, confiesa a la periodista que el poema Canto a la sabana, con el cual obtuvo el premio en el Segundo Encuentro Nacional de Talleres Literarios en 1975, le había cambiado la vida, "una forma de ser yo desde otro". Él, que había ejercido como asesor literario en esos años en su natal Ciego de Ávila, no invalida - en sus confesiones - el mérito de ese primer reconocimiento.

 

 

 Luego vendrían importantísimos galardones hasta convertirlo en la figura que es. Pero no dejó de registrar ese premio, resultado de su estancia en los talleres de creación literaria.

 

 

Fueron los filólogos, recién graduados por las casas de altos estudios, los que asumieron, en su mayoría, la iniciativa de nuclear a los miembros de la comunidad interesados en el universo literario.

 

 

Los frutos no se hicieron esperar, al punto de que fue necesario instituir los encuentros de talleres literarios a todos los niveles, no solo con carácter competitivo. Más interesante que el premio fueron los recursos y conocimientos que recibían los talleristas en su diálogo constante con los miembros de los diferentes jurados, asesores literarios, las conferencias y presentaciones de libros de aquellos escritores que formaban parte de la vanguardia intelectual del país.

 

 

Cierto es que fueron las décadas del 70 y del 80 del siglo XX las de más esplendor. De los talleres, en sus distintos momentos, brotaron figuras archiconocidas en los corrillos literarios de la provincia; por solo citar ejemplos, recordemos a Ricardo Riverón, René Batista Moreno, Luis Machado Ordetx, Rogelio Riverón, Lorenzo Lunar, Rebeca Murga, Yamil Díaz, Noel Castillo, Arístides Vega, Jorge Ángel (HP), Sigfredo Ariel, Frank A. Dopico, Pedro Llanes, Luis M. Pérez-Boitel, Daniel Alemán, los hermanos Catañedas, Maylén Domínguez, Jorge A. Pérez, Mildre Hernández, Joel Zequeda, Rodríguez Copa, José L. Santos, Luis Pérez. Pero la lista se haría demasiado larga. Todos con un rico historial dentro del campo de las letras.

 

 

Importantes ensayistas como Carmen Sotolongo, Arnaldo Toledo, Andrés Lora, Salvador Redonet, Pablo Guadarrama han brindado por años su apoyo incondicional a esta actividad.

 

 

La palabra taller en una de sus entradas léxicas plantea que es escuela o seminario de ciencias o de artes. Conjunto de colaboradores de un maestro. Recuerdo este concepto porque lo que pretende realizar el Centro Provincial de Casas de Cultura de la provincia es nefasto para la esencia del movimiento de aficionados a la actividad literaria.

 

 

 En el 2008 fue entendible salvar el encuentro provincial por la vía del concurso. Tres ciclones habían dañado la economía de país. Pero volver con esa alternativa como única opción este año, con todo y la crisis económica mundial, es inaceptable. Si no hay hospedaje o escasos recursos financieros, pudo pensarse en hacerlo en un solo día en cualquiera de los centros o instituciones culturales de la provincia.

 

 

Concursar con una obra literaria, enviada con anterioridad, para que un jurado decida, sin criterios de talleristas, la obra ganadora, lejos de ser una buena idea, desmotiva y puede incluso desmovilizar a los que se reúnen sistemáticamente en sus municipios. El encuentro provincial es insustituible.

 

 

El Centro Provincial debe recordar que los talleres de la Enseñanza Superior realizaron su encuentro en el Instituto Superior de Ciencias Médicas y el Territorial de la FAR en la militar Camilo Cienfuegos. Y todos en un día. ¿No tiene Cultura centros educacionales donde se pudo aplicar esta misma variante? ¿Tal vez en la Casa de la Ciudad, o la del Joven Creador? En los duros años del Período Especial los Encuentros Provinciales de Talleres Literarios jamás dejaron de efectuarse.

 

 

De todas formas dejo la posibilidad para que los talleristas y asesores literarios de las Casas de Cultura municipales opinen.

 

 

Esta es mi verada. Y como bien dijera el marxista y luchador italiano Antonio Gramsci: "Toda verdad es revolucionaria".  

 

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