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CUBA, LA PARRANDA EN SIGNOS

CUBA, LA PARRANDA EN SIGNOS

Por: Ernesto Miguel Fleites


El hombre de la calle es, sin dudas, la persona que más nos inquieta a quienes investigamos y escribimos sobre el folclor y la cultura de los pueblos y Manuel Martínez Casanova lo deja claro en su artículo La confrontación divertida y mucho más cuando dice que Las fiestas populares tradicionales resultan siempre una de las formas más significativas de la expresión del alma de los pueblos.

 

La Parranda de la región central del país no escapa a esta definición. El alma del parrandero, ese ente del populacho cubano que vive y se desvive por ella, es divertida y mucho más.

 

En el centro del país, ese hombre de la calle, parrandero y divertido, es uno, múltiple y contradictorio, que no solo está de acuerdo y en desacuerdo, simultáneamente, acerca de una misma cosa, sino que discute rabiosamente consigo mismo sin llegar nunca a una conclusión definitiva, pero es además,quien sostiene en sus hombros el fenómeno cultural que abordamos en el número 66 de Signos y que puede aplaudirme o refutarme a la vez las palabras que estoy dejando escritas en la presentación de la revista.

 

Puede que por mi propia acera aparezca hoy ese hombre de la calle y me dé palmaditas en los hombros, porque la satisfacción se apoderó de él al escucharme decir “menos mal que ya escribieron sobre parrandas ya que es injustificable que un fenómeno cultural de tal envergadura haya tenido que esperar 66 números y más de 40 años para ser reflejado en las páginas de Signos” o puede que con la misma se cambie para la acera contraria y transitando a la inversa de mis pasos me endose unas palabrotas en la cara luego de enumerarme que la parranda es mucho más que once trabajos, casi todos de Remedios, y una serie de fotos también de Remedios y Chambas, sin siquiera detenerse en el estudio del fenómeno, en plazas de suma valía como Camajuaní, Zulueta, Vueltas, Zaza del Medio y Guayo, por solo citar unas pocas.

 

Lo cierto es que ya el número de Signos anda suelto por las librerías de la región, y lo hace teorizando en un fenómeno que merece ser plasmado desde todas las vertientes socioculturales, y que, de igual forma, merece mucho más que 150 páginas de un número de esta revista porque a decir de René Batista Moreno, la Parranda es folklore de espectáculo y como espectáculo al fin, ha llegado a minimizar el folklore auténtico de nuestro pueblo.

 

Sin embargo, con lapesadumbre de no respirar como otras veces el vaho feijosiano que esperaba y hombre de la calle de por medio caminando a mi inversa por la acera contraria, considero incuestionable el valor antropológico del número. Manolito propone en el inicio un trabajo donde va armando, a modode un rompecabezas, la historia misma de la parranda desde el surgimiento. Son piezas que van encajando en el paisaje que recrea, como auténticas carrozas que lucirán sus mejores galas en una medianoche de delirios y pasiones.Quizá con el mismo esquema Rafael Farto Muniz la saca un poco del claustro sanjuanero para adornar con ciertas bambalinas las que se desarrollan en Caibarién y Camajuaní, pero que no van más allá de la visión parcial de un remediano de pura cepa.

 

Méritos aparte merecen los trabajos de Giley Durán Castellón: La parranda remediana. Ciudad Vs arquitectura efímera,Isnel Pérez Álvarez: La música en las parrandas. Distinción musical de las parrandas remedianas y Manuel López Martínez: Una suite sobre las Parrandas de Remedios. Son tres propuestas muy bien diseñadas que reafirman los estudios sociológicos de Jorge Ángel Hernández Pérez cuando asegura que De este folclore forman parte las artes plásticas, la música, el teatro, la literatura, la danza,la arquitectura y la pirotecnia como elementos competitivos fundamentales, con artes de imitación y pedrería miméticas desde el momento mismo de seleccionar el tema que se quiera representar, hasta que se lanza a la calle como mercancía de gran consumo.

 

Jesús Díaz Rojas y María Aleyda Hernández Suárez: Gallo o Gavilán; que no acabe el dilema y René Batista Moreno: Los funerales de un parrandero mayor ponenesa dosis del sabor feijosiano que las páginas de Signos ha venido regalándole a sus lectores en estos últimos tiempos. Lo folclórico es mucho más que las anécdotas que regalan estos dos trabajos. Es ese sabor que desde la lectura misma uno puede degustar sobre el hecho que se representa y en ellos se puede apreciar en toda su magnitud.

 

Sulma Rojas Molina ofrece un artículo necesario. Es la bondadosa labor de hacer que perdure una pasión, de poner a nuestros pies la quimera del recuerdo, la historia en carne viva de lo que seguirá siendo, de mantener en vilo la tradición, de encubar el calor con que siempre fue acogida…El Museo de las Parrandas Remedianases la permanencia misma. Inaugurado en 1984 para la promoción y conservación del Patrimonio de la Cultura Popular Tradicional, y situado muy cerca de la plaza central de la ciudad, cuenta con siete salas de exposición permanente. La síntesis y las fotos que Sulma propone al lector son de excelentes facturas.

 

Chambas y su Parranda llegan en las plumas de Dunia Eduvijes Jara Solenzar y Jaime Sarusky. La parranda chambera: símbolo y vida de un pueblo transita por un formato similar, en síntesis ymuy bien logrado, al que Miky Martín Farto plantea en su libro de parrandas. Es casi el mismo rompecabezas usado por el doctor remediano. El trabajo de Sarusky: Secreto y pasión de las parrandas, aborda el desarrollo del fenómeno en los poblados de Chambas y Punta Alegre con el único argumento de describirlos y compararlos. Cada una de estas propuestas nos posibilita conocer las similitudes y diferencias que se presentan en losdistintos asentamientos poblacionales y nos da también una visión más abierta del hecho cultural.

 

Las fotos de Adalberto Roque en Oficio de parranderos recrean la secuencia de todos los momentos del desarrollo parranderil, aunque considero que pudieron ser ubicadas de otra manera. La buena resolución y el manejo adecuado de la luz y el lugar, le permite exponernos con sumo balance un dossier logrado.

 

Dejo para último la cubierta. Es un logro total. Marbelis Marrero Fleites supo darle, con rasgos sencillos y precisos, el toque popular y feijosiano que la revista ha venido exponiendo.

 

Así concluyo, pero qué nadie imagine el fracaso dela actividad. Sé que se desarrolla en unahora atravesada, quizá sobre una rebanada de vida sin ton ni son, sin otra justificación que la de obligarnos a perder un tiempo de los cuartos de final del mundial de fútbol, (puede quesea el partido completo), donde se desangran dos países latinoamericanos en busca de la gloria.

 

El vía crucis de Brasil y Colombia es también el mío. A muchos kilómetros de distancia crucificado estoy con el hombre de la calle a cuestas, pero, eso sí, ese vía crucis mío en la mitad de la tarde, transita sobre una revista Signos que puede tener mejor fortuna hacia la gloria, pues nos ha alegradocon la temática parrandera, nos ha propuesto seguir escudriñando, nos ha incitado a ser más serios y heterodoxos, más responsables y profundos para mantener intacto y en ascenso el prestigio bien ganado por la publicación. Ahora invito a ese hombre de la calle a bajarse de las aceras por las que ha caminado. Lo invito a tomar el medio mismo de la calle y viajar hacia el futuro. El tema de la parranda aún comienza a transitar por las páginas de Signos.

5 de julio de 2014

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