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BENNY MORÉ EN UN ROTATIVO CUBANO

BENNY MORÉ EN UN ROTATIVO CUBANO

Vanguardia, un periódico de provincia, en lo que antes de 1976 constituyeron Las Villas (ahora desmembrada entre Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus), sirvió de escenario para más de un encuentro de grandes personalidades de la cultura cubana o foránea.

Todos convirtieron la redacción y los talleres gráficos en fuentes de inspiración para el diálogo y el conocimiento artístico-literario, político y filosófico, y social y económico. Nunca percibieron aquellas visitas como sitios de prefrerencias para la bohemia o la publicidad...

Por Luis Machado Ordetx

Una redacción siempre es un hervidero de personas. Unas en silencio, y otras en bullicios. Apenas hay tiempo para percatarse entre los que llegan y van por los respectivos departamentos. Existieron décadas en las cuales periodistas, fotógrafos, y hasta tipógrafos, linotipistas, o de la rotativa, quedaron fundidos en una sola familia.

Teníamos otro gusto por el olor de la letra recién impresa. También por el asombro y el dialogo con el que, unas horas antes, transitó por los pasillos  de la antigua Sociedad Bella Unión, radicada la calle Plácido 4, esquina a Céspedes, en Santa Clara.

El machón —tarjeta de presentación de un periódico—, marcó por mucho tiempo esa dirección para indicar, a pesar de Vanguardia tener entrada anexa por Céspedes 5, que allí se confeccionaban e imprimían los más trascendentes sucesos políticos, económicos, sociales y culturales volcados a la luz pública. Gracias a una vieja rotativa el jueves 9 de agosto de 1962 se hizo la tirada del primer ejemplar.

El decenio inicial de la publicación está marcado por ribetes de oro: dirigentes políticos, escritores, periodistas, humoristas, así como músicos, narradores deportivos, convirtieron la redacción en debate, confraternidad y encuentro de ocasión.

Muchos eran extranjeros que tomaron por “asalto” a la región central. Algunos de esos instantes están recogidos en las páginas, y en su inmensa mayoría las informaciones aparecen carentes de créditos, y sin “hinchar el perro”, frase equivalente a ir a lo exacto, a la síntesis.

Otros materiales impresos van a la grandeza, a la prontitud y objetividad. Llevan las reglamentarias firmas. A esas particularidades hizo referencia Blas Roca Calderío, director del capitalino rotativo  Hoy, quien junto a Arnaldo Milián Castro, secretario general de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) en Las Villas, dialogó con el personal de talleres y redacción de lo que después sería Vanguardia, una forja de periodismo.

Era el 10 de junio de 1962, y el dirigente, en intercambio de puntos de vista con Milián Castro —padre adoptivo y gestor del diario villareño—, precisó que en las cualidades de un periodista destacan su carácter observador, de honestidad y objetividad.

Nadie pondría en duda que esos dirigentes fueron los primeros visitantes que recorrieron nuestros pasillos. El viernes 19 de octubre, Alicia Alonso y  algunos de los integrantes del Ballet de Cuba iban rumbo a la LV-9 para  ofrecer una clase magistral a las torcedoras de esa industria.

En el umbral de la rotativa, en la calle Plácido, bobinas de papel y bultos de periódicos listos para la circulación, llamaron la Prima Ballerina Absoluta, quien se detuvo en el lugar y  dejó palabras de elogios, y tomó en sus manos un ejemplar en obsequio, según la reseña noticiosa. Por desgracia, en el sitio y la hora precisa, no apareció un fotógrafo que captara el instante histórico.

Similar postura, pero hacia el interior del local, tuvo la disertación sobre el “Origen de las especies y la teoría de Darwin”, ofrecida a principios de marzo de 1963 por el antropólogo chileno Alejandro Lipschutz. Hubo por entonces sucesivas actuaciones del declamador Severo Bernal Ruiz, o el trovador Juvenal Quesada, un hombre que cantó como Manuel Corona a la ternura y el universo femenino.

También llegaron a la redacción el director sinfónico ruso Alexander Frolev, o Alexei Fiodorov, ministro de Asistencia Social de Ucrania, y portador de un mensaje de salutación de Alexei Meresiev. De esos momentos existe más de una fotografía para testificar el suceso.

El miércoles 12 de junio de 1963 la redacción se convirtió en sala-sesión de jazz, según los criterios que dejó Robert F. Williams,  líder de los derechos civiles del pueblo norteamericano, quien abordó los afluentes musicales, antropológicos y sociales que confluyen en ese género inigualable que se sumerge en raíces africanas y populares.

A principios de enero de 1964 incursionaron por Vanguardia  los escritores y periodistas búlgaros Buledav Bulleof, Krestof Velef, Antonio Velichco y Atanás Yakimov. Días después irrumpieron en la redacción Nicolás Guillén y Juan Marinello Vidaurreta. Los listados, anécdotas, consejos e historias de aquellos visitantes serían interminables. Sin  embargo, hay dos que marcan un momento definitorio, y de universalidad.

                                            GENIAL CUBANO

En el restaurante La Nueva Cubana, frente al Parque Leoncio Vidal, el cienfueguero Andrés García Suárez divisó a Benny Moré cuando entraba al local junto con algunos integrantes de su Banda Gigante. Con la osadía del periodista vino el saludo y la invitación para una entrevista formal. El escenario lo propiciaba.

El Bárbaro del Ritmo y su Tribu se alojaban en el hotel El Central, una vieja edificación de 1929 ubicada frente al parque Leoncio Vidal, de la capital provincial del centro del país. Era el  martes 18 de diciembre de 1962. Tenían pactados recitales por diferentes municipalidades: 19 Fomento, 21 Guayos, 22 y 23 Placetas, 24 Zaza del Medio, 25 Calabazar de Sagua, 30 Sancti Spíritus, 31 Manicaragua, y Santa Clara, cierre del periplo en el primer día de año. Esos fueron los anuncios de la cartelera.

Hace unos días el octogenario colega contó interioridades del incipiente intercambio de saludos con Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, el Benny:

«— ¿Por qué no me concede ahora la entrevista, dijo García Suárez.

«— ¡Pronto voy al Vanguardia! ¡Espérame allá!

«— Pero, ¿usted sabe dónde está?

«— ¡Sí!, del hotel Santa Clara hacia abajo. Por Céspedes. Sé del lugar. Allí estaré dentro de poco.

El periodista le deseó un buen provecho, y fue rumbo a la redacción pensando que Benny jamás aparecería de inmediato, y en caso de hacerlo sería tarde. En menos de media hora el Sonero Mayor ascendía por las escaleras de la redacción. Venía con Enrique Benítez, el Conde Negro, y preguntó por Andrés, quien «no creía en aquella realidad», según confesó.

Sin embargo, Reynerio Moure Mesa, linotipista y fundador de Vanguardia, presente en el diálogo que sostuvo García Suárez con Benny Moré en el restaurante de La Nueva Cubana, confesó hace poco que el Bárbaro del Ritmo acompañó a los periodistas durante el recorrido por las calles de Santa Clara hasta la llegada al rotativo villareño. De una manera u otra, sin entrar en contradicciones de puntos de vista, lo cierto es que el ídolo de Santa Isabel de las Lajas y de toda Cuba, vino a la recepción del diario y a contar pasajes de la historia musical.

Las imágenes que tomó Jesús Hernández Santana permiten reconstruir el escenario de las 15 preguntas que, en ráfaga, formuló García Suárez.

«— ¡Andrés!; ese sofá de junquillos todavía está aquí. Por supuesto, tu entrevista no es la última que hicieron en vida al fecundo lajero.

«—¡ No lo creo! Lo de la entrevista, sí, hubo otra en La Habana luego de concluir los conciertos villareños. Ahora, lo del mueble lo desconocía luego de tantos años.

«— ¡Sí!, la última entrevista la atribuyen a Santiago Cardosa Arias, quien  fue hasta la vivienda de Benny para invitarlo por el periódico Revolución al Festival Papel y Tinta que celebrarían por esos días. Ocurrió el miércoles 3 de enero de 1963. Ahora viene la sorpresa…

«—¿Cómo?... ¿Qué dices?...

«—¡Sí!: Vanguardia es la última redacción que visitó en cantor de Santa Isabel de las Lajas antes de fallecer el martes 19 de febrero de 1963. De eso puedes tener la más completa seguridad.

«—¡Tremenda noticia! Nosotros siempre pensamos que la entrevista estuvo entre las finales que se hicieron. El Sonero no era dado a concederlas. Bien recuerdo las fotografías de Hernández Santana,  reiterativas en ediciones siguientes, y hasta del fotorreportaje que se publicó del sepelio.

«— ¡Tienes razón! Fue el viernes 22 de febrero. El titular decía: «El sepelio de Moré en Lajas. En Benny Cantaba Cuba», con textos de Juan R. Villavicencio y Sergio Rodríguez, y fotos de José Ramos Pichaco y Antonio (TOM) López Godoy.  El cierre de la entrevista, cuando le preguntas al músico la opinión de los artistas que abandonaban el país, es concluyente.

«—¿Qué dijo? Ha pasado mucho tiempo.

«— La dejo aquí: “Bueno chico, esa es una pregunta difícil. Tu sabes que en esta profesión uno hace muchas amistades. Tiene afectos. Solo puedo decirte que yo sé que esos a veces pensarán: ¿Por qué Benny no se ha ido? Y yo pienso: y ellos, por qué se han ido?”.

Ahí quedó el cierre de la respuesta a la penúltima entrevista con el sensacional sonero cubano.

                                      

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