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Pinturas del interior de la realidad

Pinturas del interior de la realidad

Por Luis Machado Ordetx 

La reconstrucción de la historia, desde la mirada del asombro y la espontaneidad, pulula en el coqueteo ilímite entre lo tangible e intangible, lo que escapó y aún está, parece desmontar con sus pinturas Nerys Herrera González (Santa Clara, 1943), para, en especie de códices, penetrar con gracia e ingenuidad en recónditos parajes que en otros tiempos cohabitó el hombre en una conformación ciudadana.

 

Nada mejor que las líneas y composiciones, en las que subyace desde el manejo de lo documental y lo corpóreo, para expresar el sentido socio-cultural en que se desenvolvió Marta Abreu de Estévez —la Benefactora de Santa Clara, en el aniversario 160 de su natalicio—, hacen del conjunto de la obra un hecho artístico inusual y trascendente.

 

Nunca antes, que tenga conocimiento, en la perspectiva del sentido de lo Naif, fructifica la devoción por la insigne patriota del siglo xix, y su paso por cuánto dejó y todavía persiste desde la memoria factográfica hasta lo monumental, tienen aquí señoríos inabarcables.

 

Herrera González, en hechuras pacientes, sale de los acostumbrados dominios de los interiores, de los vastos y adorados objetos familiares,  y del sentido intimista del entorno, y ofrece pinturas cargadas de luz y color, así como de cromática peripecia, conformando un tecnicismo en que emerge la mano sabia del dibujante, el consejo y el respeto por el otro, así como el conocimiento de la historia.

 

La originalidad, perspectiva y visión artística del ofrecimiento plástico no está en la reelaboración minuciosa de lo que escapó o permanece. No, el hecho estético abarca, desde una vuelta al pasado, un contexto lingüístico que comunica un entendimiento, en un rasgo personalísimo por mostrar los valores patrimoniales desde la perspectiva de lo pictórico que forma parte de la esencialidad del ciudadano común.

 

Sus ojos, provistos en la expresividad de una decena de piezas, van al detalle, y al regodeo o el conjuro de lo popular, para redescubrir cualidades de la cubanidad. Allí comulga Herrera González, como en  anteriores muestras personales o colectivas, con la depuración de una estilística, y despeja con un sentido de diálogo pictórico, la demarcación del acento del primitivista, amparado en la espontaneidad sugerente del inducido, flota una nota valiosísima del tiempo.

 

Todas la obras, vistas o no, están amparadas en disímiles técnicas que llevan esa carga sugerente y digna de lo espontáneo-popular, como embrión y sustancia del que enfrenta el color, la luz, las líneas, el entorno y la historia como un volcán artístico, capaz de atraer el disfrute, desde la mirada reflexiva y nítida, de un encanto tocado por esa huella no reparada por otros.

 De ahí la dignidad y originalidad de una voz que se levanta para enfrentar con su entendimiento la contemporaneidad de aquello que fue, está o se perdió en el tiempo, pero subsiste en la memoria y el legado documental de una región y su Cultura.                         

2 comentarios

norali -

soy artista plastica argentina y me interesa estar en contacto con ustedes,viajo a Cuba el 18 de febrero con una amiga de Nerys,la Dra.Cristina Saenz,gracias,Norali

cristina saenz -

Soy argentina y una gran amiga de Nerys Herrera Gonzalez y estoy de acuerdo en todo lo dicho sobre su pintura en ese artículo.Agregaría que es una persona excepcional,esos seres humanos que parecen estar más allá del mundo de lo cotidiano,pero a la vez tan inmerso en él que puede comprender el sufrimiento de los demás.Un saludo cordial.Cristina