Desde el escambray al mundo
Por Luis Machado Ordetx
A MACAGUA (Manicaragua).— Empeñado en mostrar los problemas humanos y universales candentes en estos tiempos, sin el imperio de codificaciones o barreras idiomáticas, el Grupo Teatro Escambray (GTE) no pierde ocasión de confrontación y comunicación abiertas con el público.
Tras el estreno en septiembre de La vida en la plaza Roosevelt, original de Dea Loher, con dirección artística de Carlos Pérez Peña, se presentó la semana pasada en Santa Clara, primera actuación después de las realizadas en Ciudad de La Habana.
El GTE llegará el 6 de noviembre a los 38 años de existencia, y acostumbrado a lenguajes frescos y funcionalidad en los montajes, inserta desde hace tiempo a jóvenes en formación junto a actores experimentados, en una obra difícil y con resonancia crítica.
Radicado en la región montañosa del Escambray, casi 400 kilómetros de la capital del país, llevaron esa experiencia artística a la Temporada de Teatro Alemán en La Habana, organizada por la Fundación Ludwig de Cuba y el Consejo Nacional de Artes Escénicas, sitio en el cual pulsaron el termómetro de la contemporaneidad.
El dramatugo Rafael González Rodríguez dijo que en los últimos tiempos el Grupo Teatro Escambray rediseña el repertorio hacia temas universales, válidos para cualquier contexto y auditorio, con el propósito de ofrecer un discurso que penetre en los problemas del hombre, los conflictos existenciales y su vínculo con la sociedad.
No es un abandono de los fenómenos cambiantes del campesinado, de la obligatoria defensa a la lucha contra bandidos y del enfrentamiento al oscurantismo, y del reflejo del ambiente y la confrontación generacional en zonas rurales o urbanas, incluso en la adecuación del panorama teatral universal.
De un modo u otro, las historias contadas —entre las que trascienden La Emboscada, Calle Cuba 80 bajo la lluvia, Molinos de viento, El Metodólogo, La paloma negra, por citar algunas— descansan sobre los escenarios, la memoria y el hacer de servicio comunitario, solo que, tal como expone González Rodríguez, hay un alto para mirar los fenómenos sociales que subyacen en contextos diferentes y que, en definitiva, son idénticos a los que azotan al hombre descontextualizado.
De ahí, resaltó, la urgencia en la búsqueda de otros replanteos escénicos: la reflexión, la interpretación y el diálogo constante con el público desde la óptica del análisis crítico de esta época.
Precisó, además, que harán el mes entrante un periplo por Sancti Spíritus, sitio al que llevarán similar pieza, mientras laboran en los montajes de She love you, yes,yes, yes —idea original estructurada con cuentos de autores cubanos de la década del setenta—, y el Retablillo de Don Cristóbal, de Federico García Lorca.
Ambas, destacó, se incluirán en noviembre durante el programa del Festival de la Montaña, auspiciado por Teatro Los Elementos, de Cumanayagua, en Cienfuegos. La primera pieza, versión de González Rodríguez, tendrá en lo venidero una o varias puestas en El Mejunje, en Santa Clara, espacio cultural de diálogo con el público, y donde, a través de la actuación, llevarán una época y una historia de los cubanos que suman ahora más de cuatro décadas de vida.
Otros derroteros, apuntó, están por venir en la mirada universal que persigue un acercamiento a la contemporaneidad y a la historia de los hombres.
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