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PERFIL DE FRANKLÍN

PERFIL DE FRANKLÍN

Por Luis Machado Ordetx 

Dicen que el acero siempre se fortalece a martillazos, y desde joven, en el natal Caibarién, luego en Santa Clara y otras partes del mundo, pensó que por difíciles que entrañaran las misiones, nada escaparía en el propósito de ampliar los conocimientos que sobre el medio radial, tras las aventuras que siguió de la mano de su padre Feliciano Reinoso Ramos, apodado Jack Dempsey, cuando inauguró la era de la locución deportiva en la mítica emisora fundada por Manolín Álvarez Álvarez, allá en 1922 en la Villa Blanca. Franklin, el más pequeño de los varones de Reinoso, a finales de 1957    —con la osadía de la juventud, y con el orgullo de la tradición impuesta por el progenitor en secciones deportivas e informativas—, llegó a la emisora CMHS-Radio Caibarién y se prendió de un bichito que todavía anda letiente.El cúmulo de anécdotas, experiencias y deseos porque los hechos noticiosos, cada vez que vez que los emprende detrás de un micrófono, salgan a la perfección, valieron recientemente los méritos suficientes para la obtención del Premio de Locución en programas informativos durante el Festival Nacional de la Radio Cubana. Allí, con un editorial y un noticiero, preparado por la periodista Dalia Reyes Perera, valieron para conseguir ese galardón, ejemplo de constancia que lo insufla a no detenerse en el andar profesional.  Apegado a su medio, por azar el diálogo fermentó en el patio del local que ahora ocupa, de manera temporal, la CMHW, sitio que, desde hace 34 años, frecuenta con una asiduidad propia del que encuentra el estudio y el micrófono como una prolongación insustituible de la familia. Jamás se le ve en programas de la calle, tal vez sea un miedo escénico que lo limite por temor a la reiteración, al no pronunciar correctamente, a elevar el tono más allá de lo permisible, a carecer del voto de la exhortación. No obstante, admite que lo propio de su hacer reside en la cabina, en un estudio y en programas informativos. Sólo el descanso que lo obliga a alejarse de esos recintos,  le permiten un despego momentáneo de los trajines radiales; aunque afirma, siempre la preocupación y el estudio lo llevan a repasar las programaciones diarias en las que interviene. Franklin Reinoso Rivas, tras procrear también una familia —entre locutores, traductores y periodistas—, es un hombre que, aún los años y la experiencia, se considera un aprendiz de cada ocasión, reacio siempre a la improvisación desde que, después de solicitar la baja, en 1962, de las filas de la Marina de Guerra Revolucionaria,  llega a CMHW para realizar suplencias y cubrir vacaciones de los titulares del micrófono en ristre. ¿Por qué te estableces definitivamente entre el colectivo de la llamada Reina Radial del Centro?  Bueno, jamás pensé abandonar Caibarién, pero después de la desmovilización como miembro de la MGR, ya se auguraba poca vida a Radio Caibarién, y en 1963 matriculé un curso amplio, auspiciado por el ICRT en La Habana, para formar locutores. Allí se impartía desde administración hasta narración dramática, lectura y redacción de noticias, historia y música cubana. El primero de diciembre de ese año arribé a CMHW hasta los días de hoy. Esta es y será siempre mi casa, sitio al que presto una dedicación absoluta desde el instante en que el maestro Nelo  Évora Valdés ofreció la posibilidad de establecerme en faenas laborales dentro del medio. Eso no lo olvidaré jamás. ¿Algunos aseguran que eres un músico frustrado?  Sí, es cierto. Maestros de la talla de Pucho López y Chú Rodríguez se asombran del sentido y el oído musical que tengo para el montaje de voces, la presencia del desafinado y la grabación. Siempre existe un gusto por todas las sonoridades cubanas y la buena música universal sin distinguir patrones entre los encasillados de culta y popular. Tal vez sea un fruto del refugio que hallé en  CMHA —la antigua Onda Musical—; el Estudio 8 (multipista) de W donde hice unas 4 mil grabaciones de solistas y agrupaciones villareñas devenidas en la actualidad como antológicas por la calidad de las facturas terminadas. Hasta algunos discos se hicieron allí. La Fonoteca conserva muchas de aquellas realizaciones, en las que trascienden las audiciones de la Orquesta de Música Moderna, los Festivales del Creador Musical y de algunas agrupaciones y solistas ya desaparecidos.Fueron años difíciles, de controles remotos por todas las regiones de Las Villas; con trabajo agrícola en la mañana y sesiones radiales por la tarde o la noche, en tiempos en los que existía un gusto por todo lo que realizábamos. ¿Acaso ahora no existe ese aguijón espiritual?  Claro, pero determina la especialización de cada cual y también imperan limitaciones objetivas. En esta emisora, mi casa grande, durante un tiempo lo mismo hacía funciones de locutor, que de torrero, grabador, director o coordinador de programas. Vienen a la memoria los instante de Radio Cien Días, la Zafra de los Diez Millones, Música y Juventud, y... Ahora, solo la locución impregna la mayor dedicación. ¿Eso también ocurre en la búsqueda de los ancestros y la idiosincrasia del «cangrejero» de la Villa Blanca? A Caibarién casi no voy, pero recuerdo todos sus encantos de la época de juventud, sus parrandas, y también comidas típicas que en ocasiones en reuniones de amigos en las que interviene Víctor Manuel Menéndez, otro locutor de CMHW, rememoramos con las hechuras de los sabrosos arroz a la Marinera o la Salsa de Perro.  Ahora que mencionas la locución. Volvamos al tema. ¿Cuándo un profesional de la palabra hablada, frente a un micrófono, adquiere madurez? Mira, siempre estoy relacionado con los programas informativos, noticieros estelares y otros espacios en los que cada locutor impone un estilo de acuerdo a las características del medio de prensa. Creo que la enjundia requiere un lustro como mínimo frente a los micrófonos y el tránsito por todas las especialidades que exige ese ejercicio. Nada puede faltar en una profesión que exige autopreparación, documentación y lecturas diarias. ¿Cuáles son esas cualidades que refrendan el conocimiento? En la locución informativa la voz tiene que adquirir un sentido agradable, con excelente dicción y lectura media plana, sin mucha intencionalidad, para que el texto no se convierta en comentario. O sea, sobre todo dicción impecable y entonación semiplana y fluida. ¿Es fácil encontrar locutores jóvenes? No aparecen con frecuencia. Desde la Cátedra de Locución que presido en Villa Clara, uno se percata que en ocasiones la tarea de localización resulta difícil, y nuestra misión es hallarlos y prepararlos para que funjan como relevos.  En el hacer diarista, ¿cuáles son las situaciones difíciles que enfrentas? Aparecen cuando algo no sale correctamente por subjetividades de cualquier tipo en equivocaciones que salen al aire, y al final duelen. Sin embargo, todo pasa por el tamiz del trabajo de mesa, de la autopreparación individual y colectiva previa al momento de transmisión. También ubicaría aquellos instantes que uno sitúa entre los hijos adoptivos y que después de años desaparecen, y hago referencia a Melodías de Siempre, un programa que después de décadas impuso una preferencia y aunque todavía se transmite, desde que dejé de hacerlo no lo percibo igual.     

1 comentario

Nelson Alvarez -

Pareciera que las oportunidades están circundantes para todos y Franklin fue tozudo en no dejar pasar la suya. Desde muy jovencito, cuando afuera de los cristales que lo encerraban en Radio Caibarién, andaba la música callejera de fiestas y parrandas, él pacientemente y con un distingo de voz diferente, regalaba las canciones y comentarios de manera distinta. Asi creció de cuerpo y de oficio, convirtiéndose en lo que es hoy: Un profesional respetado en su trabajo. Felicidades Franklin.