«PALABRAS»
Por Luis Machado Ordetx
El jueves en la noche, un grupo de amigos músicos se juntaron en la sala «Caturla», de la Biblioteca Martí, para disfrutar del nacimiento de un trío, que de no malograrse, desde su primera promoción dejó un precedente en el caudal vocal que reúnen los villaclareños: el trío «Palabras», integrado por Vania Martínez Soto, Lianet Pérez Machado e Ivet Tristar Gómez.
En un tránsito por la canción trovadoresca cubana -esa que se impregna del ideal romántico para escucharse en el arrullo de las personas-, las ejecuciones vocales de Martínez Soto y Pérez Machado, en los registros de voz prima y segunda, respectivamente, y el acompañamiento de la guitarra de Tristar Gómez, lograron inconfundibles timbres de originalidad.
De no arruinarse por el cansancio de tantas presentaciones indiscriminadas, en lo adelante, afianzarán lauros con los disfrutes del público, siempre ávido, como se apreció allí mientras las muchachas y sus seguidores se apoderaron de las excelencias de la música.
En el recinto, entre otros, junto al trío, se articularon el tresero Maikel Elizarde, el bajista César Bacaró, el percusionista Alexis Arce y Vionaika Martínez, todos empeñados en que la noche trascendiera al amparo de lo inolvidable, tal como sucedió en diferentes momentos del concierto.
Uno de los textos interpretados, en el cual hicieron derroche inusual en la excelsitud vocal, y también en la originalidad interpretativa, fue «Drume negrita», canción de cuna que, a principios de la década de los años 40 del pasado siglo, compuso Ernesto Granet Sánchez.
Tal vez, esa pieza constituya una letra y música cubanas con mayores versiones desde que fue creada y trasladada al contexto internacional por Ignacio Villa (Bola de Nieve), porque, más allá de los folklorismos, insufla una insularidad y modo de ser a una idiosincrasia criolla.
En tiempo de canción, son o bolero, incluso en versiones para guitarra (Leo Brouwer), percusión y piano (Guillermo Barreto y Frank Emilio Flynn), y piano y saxofón con Jesús (Chucho) Valdés y Germán Velazco, los aires inigualables que mueven el texto completo o de un fragmento del calibre de «Si tu drume,/ yo te traigo un mamey bien colorao/ Y si no drume/ yo te traigo un babalao/ que da pao, pao/», trajeron un soplo de devoción y respeto por lo propio.
Ahí estriba un punto fuerte de la selección de un repertorio que, de seguro, junto a otras piezas del acervo musical cubano o latinoamericano, se estirará, para que otro día, como el jueves aconteció, el trío Palabras imponga su total y definida trascendencia musical.
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