ÚNICO PRÓLOGO QUE ESCRIBIÓ EL CHE GUEVARA
EL TEXTO PERTENECE A BIOGRAFÍA DEL TABACO HABANO, DE GASPAR JORGE GARCÍA GALLÓ, 1961
Cuba guarda muchas maravillas en su seno y puede ostentar ahora el orgullo de su Revolución, pero su contribución al desarrollo de la cultura humana se mide sólo por una de las plantas más controvertidas del mundo humanidad: el tabaco.
Los otros grandes productos agrícolas de Cuba, la caña de azúcar y el café, son originarios de regiones muy lejanas, traídos por los colonizadores y luego aclimatados. El tabaco es nuestro. Los primeros indios lo fumaban en forma primitiva, y así lo conocieron los conquistadores.
No vamos a seguir, sin embargo, la biografía del tabaco habano ni la biografía de la planta del tabaco, porque eso es lo que hace este pequeño libro que prologamos, sumiéndonos en la interesante historia de la hoja en forma concisa y amena. La obra pierde algo de su importancia, en la actualidad, porque ya no somos el país del tabaco habano, sino que somos el país de Fidel Castro y la Revolución Cubana.
Tenía sin embargo, en la época en que fue escrito, la importancia fundamental de mostrarnos la planta y el medio en que creció esa planta, y el medio social, que fue transformándose, aún cuando la planta permaneciera casi exacta a través de los siglos, pues los ciclos de cambio operados por la naturaleza sobre las especies son muchísimo más lentos que los ciclos de los cambios sociales.
La BIOGRAFÍA DEL TABACO HABANO nos muestra desde el principio al fin las complejidades de esta industria, fuente de riqueza para unos pocos y cordel que ataba a la magra tierra, el magro banco de tabaquero, o al despalillo polvoriento, a muchos. También se cuenta aquí la historia de las rebeliones que el tabaco produjo. Como ninguna planta, como ninguna otra producción cubana, la historia de las luchas revolucionarias está unida a la historia del tabaco y de los tabaqueros, y eso es lo más importante, porque aquí es donde figura el hombre, el actor principal de la historia, aquel por el cual esta Revolución está luchando.
El hombre que en épocas de la colonia española se levantaba para defender sus derechos con los vegueros de Santiago de las vegas, el hombre que ayudara a Martí a recoger los fondos para sus expediciones libertadoras, el que mantuviera contra Machado y contra Batista alta su gran fe revolucionaria, cotidianamente robustecida por sus lecturas colectivas, está presente en el libro y para él está escrito.
Vaya, pues, nuestro saludo hacia esa historia de una planta que fue fundamental en nuestra vida económica y cuya importancia relativa va disminuyendo, lo que provoca una entusiasta enhorabuena de los que queremos que Cuba no sea una simple productora de bienes de consumo destinados a satisfacer el capricho de unos cuantos, sino que sea su propia abastecedora de bienes de capital y de consumo de toda clase.
Cuba ya no es solamente la tierra del tabaco habano; los cubanos muestran hoy al mundo el lugar que ocupa Cuba gracias al esfuerzo de sus hijos esclarecidos en la lucha revolucionaria. Ya Cuba es también «territorio libre de América».
No sé si esta edición que tenemos el gusto de prologar modifica algunas cosas de la antigua que ya han envejecido; pero de todas maneras podemos ahora desechar los temores que hace poco tiempo tenía el compañero García Galló por el desplazamiento de los obreros por las máquinas. Eso es algo que ya se debe dejar en el pasado. El día que la industria deba ser mecanizada ni un solo hombre perderá absolutamente nada, sino que irá a un nuevo lugar de mejor trabajo.
Queda felicitar al autor porque su obra nos enseña, clara y concisa, los antecedentes de nuestra querida vitola y la historia de los hombres ligados a su producción, sus luchas, sus esperanzas, sus desazones...
Comandante Ernesto Ché Guevara.
0 comentarios