UNA JOYITA DE CMHW
Por Eloy Montenegro Martínez
Talento, creatividad, y mucho oficio se requieren para mantener durante 37 años un espacio radial dedicado a los niños: cumplido necesario a «Pañoleta Azul», programa que se roba el show del amanecer y despabila a toda la familia villaclareña.
Es una joyita de CMHW, concebida en 28 minutos de transmisión, en la cual hay una andanada de canciones, trabalenguas, historias y adivinanzas, así como exhortaciones al buen humor, a los mejores sentimientos y hasta un poco a la energía requerida en el enfrentamiento de la cotidianidad.
En su contra se aluden reparos dramatúrgicos, temas no ajustados al perfil, reiteraciones de contenido y falta de actualización en las sugerencias musicales.
Sin embargo, los sondeos de audiencia, y sobre todo la entrega de sus protagonistas, hacen palpable su efectividad y echan por tierra los laberintos formales.
Rogelio Castillo, su director, insiste en una idea: su brújula es José Martí, pues a los niños hay que mostrárselo todo, para «que el conocimiento les llegue con naturalidad, sientan el halago por sus descubrimientos y se enamoren del placer de hallar lo desconocido».
Por eso diseñó «Pañoleta...», con un esquema dramatúrgico en función de sus derroteros: una primera parte ágil, dinámica, chispeante, donde se recrea cualquier tema en las voces de la Tía, el Espantapájaro, los Guías y el Payaso, sutil evocación al Mago de Oz, a Trompoloco, y a quienes nos acompañaron durante la niñez por las sendas de la inocencia.
Es un recurso eficaz para fantasear la inmediatez, y constituye una técnica reformulada por Bretch, propia, además, del espectáculo circense y la historia del teatro asiático.
El segundo fragmento de la estructura descansa en un relato seriado que busca los clásicos del género, y precisamente en ese aparente divorcio, algunos no perciben que desde las siete en punto de la mañana, el espacio atrapa por un «no rotundo» a todo aburrimiento.
La calidad actoral, la precisión de los efectos y el diseño sonoro, posibilitan admirar la titánica labor de «Pañoleta azul» en sus casi cuatro décadas al aire, al reafirmarse como mezcla de arte, conocimiento de la psicología infantil, dominio del lenguaje, y además, envidiable estrategia de publicidad.
¿Cómo explicar que todavía los adultos despertamos junto a los pequeños prendidos de esa historia de infancia a la que también recurrieron nuestros padres dispuestos a abrazar la fantasía? Entonces, claro, «No nos convertirnos en ranas».
0 comentarios