NUESTRO, TOM!!
Desde Barcelona escribe Juan Carlos López, hijo del amigo y fotógrafo José Antonio López Godoy (TOM), recién fallecido en Santa Clara, su ciudad natal, y agradecido ante la crónica que publiqué hace unas semanas, quiso que incluyera el testimonio de Kenia, quien allá en esa ciudad española tuvo la posibilidad de compartir varias semanas con su suegro. Por el aprecio y devoción que los periodistas villareños profesamos a TOM, me lleno de gozo en reproducir esta sentida escritura en la que esa joven plasma el más lealísimo de los cariños a un profesional del lente que, del mismo modo en que conseguía excelentes instantáneas, ofrendaba humildad y solidaridad sin límites. Aquí va, estimada Kenia, tu regalo post-morten al magnífico amigo.
Sin dudas las parcas han actuado rápido en cortar el hilo de Tom: Ese "personaje", que halló su lugar en un sitio difícil y con dientes.
Gozó un recuerdo embriagado a fotos y sonrisas, que dejaban presas en sus mejores días. Pequeño, pero como Napoleón, grande de ideas y de acciones, y en medio de ese pecho, un corazón que no cabía, desbordando riegos para todos.
Fue "Tom, Tomaso, Chetin, José Antonio", pero simplemente fue él, único, sincero y "a su manera"; tuvo el coraje de vivir la vida de tres hombres juntos.
Quienes verdaderamente lo conocimos con sus virtudes y defectos, pudimos entenderlo "cosa que a veces costaba", por su claridad de palabras. Aprendimos que ese pequeño era valiente y feliz, asumió papeles muy duros y no se movió ni una sola rama de sus cabellos, cortó robles con sus manos y siguió erguido y firme, cuidó su rosa marchita hasta que no le quedó ni una hoja, aún así la siguió mimando hasta que se secó.
Hijo, marido, padre, suegro, abuelo, maestro, pero ante todo amigo; un libro no basta para contar anécdotas entre su agitada vida y la silla de su casa. A veces eran tales sus peripecias, que se escuchaba un sonido ¡JOSE ANTONIO!, ya todos sabíamos quien era y pensábamos "que habrá hecho esta vez".
Saco miles de sonrisas, rió con los que posaban, peleó con los que enseñaba, pero no ha habido mejor instantáneo que ese Sr. llamado "Tom",con él no solo reían delante de su objetivo, sino que te quitaba tantas sonrisas, como horas le costaba dejarte lo mejor posible en el papel.
Cuando una persona, un padre, un familiar así se te va, el corazón se para junto con tu mente y te quedas a su lado, aunque sea desde muy lejos, imaginando lo que ha sido su vida y lo que tú has sido en ella, siendo parte de él.
Modestamente: Creo que se fue porque no podía estar solo, le faltaba su media mitad desde hace dos años y eso para él era mucho tiempo; ella tan especial, porque detrás de un gran hombre "siempre hay una gran mujer".Esa que le dio tres hijos "sus orgullos", aunque le costara tanto decirlo, esa que le comprendió, guió, orientó y que juntos con respeto, solo les bastaba una mirada para saber el siguiente paso, esa fue el agua de su fuente, su Cuqui, cuquita, mima, Iraida. Alguien que no se puede pasar por alto en estas letras porque si no, no estaríamos hablando de él, porque él era ella, y ella era él y así fue, la siguió.
Sorprendió, pero parco en sus sentimientos, así de poco expresó su muerte; se fue rápido y fugaz, como a él le gustaban las cosas, rápidas y claras; no era paciente y no habría tenido paciencia para morir, ni mucho menos para molestar demasiado a los demás. Su orgullo era tal, que se fue orgulloso y digno, Porque así era nuestro Tom.
Además de dolor, lo que más ha dejado es un baúl repleto, cargado de amor, bellezas y orgullo. Para que su luz no se apague nunca, nos ha dejado su aroma en nuestro ser, sus palabras, su vida repleta que contagiaba, sus risas...esas risas...Quienes lo queremos, seguiremos siempre riendo con él.
Te has ido, o se ha ido de ti lo que se ha tenido que ir, lo demás no se irá nunca, entre nosotros estás.
Te queremos todos, y los que no que se jodan, porque te fuiste como un hombre! Te quiere Kenia!!.
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