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GUERRA EN LA TIERRA; UNA IDENTIDAD

GUERRA EN LA TIERRA; UNA IDENTIDAD

Por Luis Machado Ordetx

El mundo anda patas arriba, y el hombre batalla por su existencia. Este sábado Primero de Mayo las agencias de prensa —a veces maniatando la información, hasta tergiversarla de acuerdo a los intereses mediáticos de poder—, no pueden ignorar el canto de rebeldía, de lucha, de triunfo y solidaridad humana que, para la historia y el tiempo, adquirieron los emotivos versos del francés Eugenie Portier en “La Internacional”, pieza compuesta durante la “Semana Sangrienta” de 1871, después de la instauración de la Comuna de Paris.

El poeta jamás escuchó las estrofas musicalizadas; murió un año antes que se convirtiera e himno del proletariado mundial. Desde entonces, el canto retoma las tribunas populares, y tal parece que, como dijo Martí, desde Nueva York, en una de sus cartas de julio de 1886 al Director de La Nación, de Buenos Aires: «Acá, como en casi todas partes, pueden todavía más los intereses que las justicias». Con ese ideal, nadie se atrevería a negarlo, en muchas partes del mundo los trabajadores se lanzaron a la “pelea y la dignidad” por la vida y la familia.

Domingo pasado, 25 de abril, desde las calles de Madrid, y bajo una pertinaz llovizna, el escritor español Carlos Tena, durante una manifestación de apoyo a la Revolución Cubana, al ser interrogado indicó con la más absoluta de las honestidades:

—¿Tú crees que Cuba está sola?

—«iNo, por dios, como dicen los cristianos, aquí estamos muchos y hay miles que esperan que seamos más para salir a la calle!».

Ese es el latino universal que está en el corazón de muchos; en el mundo también es parte de la ofensiva que llevan adelante los trabajadores frente a la agresividad del capitalismo. Rebusco en los titulares del día, y detallo desde muchas partes del planeta las fuertes protestas; el reclamo ante la carestía de la vida, de paz y la prosperidad; de abandono a las guerras; de apoyo a las soberanías e identidades nacionales; de querella contra los despidos masivos; de explotación infantil y…

Los titulares exponen: «Los trabajadores griegos protestan ante un gobierno que propone un plan trianual de congelación de los salarios»; en la Avenida del Libertador, en Venezuela los «Sindicalistas apoyan su Revolución y las conquistas del pueblo»; en Tegucigalpa «La convocatoria a una Asamblea Constituyente y contra los asesinatos y desapariciones de los luchadores por los derechos civiles», y…En pancartas  de los que contestan ante los desmanes laborales, los italianos «Pugnan por mejorías sociales a pesar del desempleo que rebasa el 8.8% de la población laboral»; en Rusia, «Veteranos de la Gran Guerra Patria y Estudiantes repudian la política agresiva de los Estados Unidos, el Tratado del Atlántico Norte y los despidos masivos».

En el tropel informativo, sin que persistan las divagaciones de quienes se oponen y tratan de hacer valer sus legítimos derechos laborales, sociales, económicos y políticos, recurro a la certeza de las ideas de Martí, en sus dotes iluministas, cuando advirtió a La Nación, de Buenos Aires: «[…] Andan por la vida las dos fuerzas, lo mismo en el seno de los hombres que en el de la atmósfera y en el de la tierra. Unos están empeñados en edificar y levantar: otros nacen para abatir y destruir

Meses después, a ese rotativo sudamericano el corresponsal cubano, señaló que «[…] El lucro cría gusanos. Prospera entre los pobres la sinceridad que los avienta»; es un haz de luz de una crisis financiera que sacude al mundo capitalista, deja sus secuelas impostergables y estrangula al pobre. Así lo deja notar el Pew Economic Policy Group, un estudio privado que expone como en Estados  Unidos, desde mediados de 2008, el valor de las viviendas y el precio de las acciones, disminuyó unos  3,4 billones de dólares, mientras el segunda perdió 7,4 billones; el hecho  implica que para una familia en Norteamérica su casa está desfavorecida en 30 mil 300 pesos de menos a lo que realmente valía antes de esa fecha.

Sin ir más allá de las cifras, ante del colapso del banco de inversión Lehman Brothers, en septiembre de 2008, la recesión económica en la “primera potencia imperial del mundo”, obligó a que «5,5 millones de personas perdieran sus empleos estables, ingresos seguros y hogares»,  indicó Phillip Swagel, ex funcionario del Departamento del Tesoro.

Muchas de esas advertencias caen en oídos sordos; otras persisten como latigazos en las espaldas de los pueblos. Son los ecos de la crisis global que, solo en América Latina, deja a 53 millones de personas en escasez y sin acceso de alimentos; ese mundo es similar a lo existente hace dos décadas, puntualizó un informe  a la 31ª Conferencia Regional de la FAO, efectuada hace poco en Panamá.

A pesar de las adversidades naturales que azotan continuamente a nuestra región, opinan los expertos que la disminución de las hambrunas está asociada a la generación de empleos, el mejoramiento de los ingresos y la salida de la pobreza. No cabe otra alternativa que mostrar un brazo solidario; de queja y de blasón  enérgico, como pedía el poeta Gabriel Celaya para «decir quiénes somos» ante los contornos de una economía capitalista en decadencia.

Cuando contemplo la ofensiva proletaria y universal contra tantas desgracias que se sucede a diario en el mundo, y reafirmo la grandeza de todos los cubanos asidos, como en un abrazo solidario, a nuestra Palma Real,  pienso, incluso que un mundo mejor es siempre posible y real.

Otra vez concordaría con Martí, allá en el lejano febrero de 1887, que quienes «[…] deseen hablar con juicio sobre la condición de los obreros deben apearse a ellos, y conocer de cerca su miseria», en la justa batalla planteada a cualquier hora del planeta tierra.

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