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LA REPÚBLICA ESPAÑOLA ENTRE POETAS VILLACLAREÑOS

LA REPÚBLICA ESPAÑOLA ENTRE POETAS VILLACLAREÑOS

 

Por Luis Machado Ordetx

(Texto leído el viernes 10 de agosto, en ocasión de las Lecturas de Verano, en Santa Clara, Villa Clara, el cual resalta la solidaridad internacional de los escritores cubanos con un acontecimiento mundial que marcó la bravura de un pueblo en la lucha contra el fascismo).

En julio de 1936, al evaluar particularidades sobre el arte y la literatura, Marinello indicó que «Cuando una cultura se vuelve sobre lo circundante, cuando quiere ser una interpretación de lo que nos rodea, de los problemas sociales que nos inquietan, esa cultura es una formidable, una decisiva, arma política.»[1]

Y, hacia esa interioridad enrumbó las preocupaciones acuciantes de cuánto aconteció en el mundo, principalmente en Europa y la escalada fascista.

Las más variadas expresiones y estilos poéticos de una generación de escritores villaclareños que, entre el segundo lustro de la década de los 30 y principios de los 50, marcaron una diferencia en temas y el modo cantar de la angustia y la historia suscitada por la República Española, urgida de  una solidaridad internacional capaz de vestir los frentes de combates contra el fraquismo.

Varios de los integrantes de ese grupo, y casi toda sus obras -a pesar de disponer en el período de diversos libros publicados-, carecen de un estudio sistémico, incluso, son ignorados, aun cuando algunos ostentan suficientes méritos dentro del panorama literario cubano.

En similar medida, Ballagas,[2] se acogió a «poemas sociales y de servicio», denotando también compromiso con esa «[...] urgencia de subir de lo negro a los más altas realizaciones»[3] humanas que refrendó Marinello.

Muchos, desde Santa Clara, relacionados con las proyecciones culturales de los comunistas: Amigos de la Cultura Popular, Hermandad de Jóvenes Cubanos o la Unión Nacional de Mujeres, entre otras instituciones, pugnaron por «[...] vencer todo lo que pueda dificultarnos el adquirir la cultura, la vigorización física y el bienestar general, elemental aspiración humana»,[4] en la realización de actos de solidaridad y ayuda a la República Española o la defensa de la identidad y soberanía de Puerto Rico frente a la prepotencia de los Estados Unidos empeñado en suplantar la voluntad de ese pueblo dispuesto a batallar contra el anexionismo territorial e ideológico.

Ballagas, quien desde su estancia en Santa Clara detonó a la literatura Cubana e Hispanoamericana sus principales episodios poéticos, refirió, casi al unísono, dos piezas hasta hace poco inéditas: «Abrid bien los ojos» y «El campesino herido», para luego volver la mirada hacia «Madrid, 1937», donde indica:

«[...]

...Y el viejo mundo de la cruz gamada

soñaba... si es que puede haber un sueño

en la frente de cera del cobarde.

Embriaguez, pesadilla, ojo siniestro

el viejo mundo viejo fantaseaba:

Entraban con sus tropas, paso a paso de tigres

rastrero el rabo, las orejas gachas,

narices aventadas,

legua y media de lengua relamiendo

el belfo blanco en ademán de sangre[5]

Desde Nueva York, Gilberto Hernández Santana,[6] tras publicar algunos libros en Cuba y México, da a conocer versos que enaltecen cuánto sucede en España: «Romance del miliciano heroico», «Caravana», «!Serás el vencedor!», «España» y «Clamor», todos escritos entre 1937 y el siguiente año.

En «Clamor», expone:

[...]

De mi vida sale un río

de canciones proletarias.

¡Conviérteles en torrente

Y arroja al fascio de España!

¡Déjame gritar, hermano,

mi canto será un clamor,

para que el mundo despierte

cuando oiga rugir mi voz!»

Por su parte, en «Romance del miliciano heroico», precisa:

«[...]

Yo me voy a la trinchera

con mi furia juvenil,

al lado de un camarada

y apretando mi fusil.

Llevo idealismo en mi pecho,

llevas sangre en tu roncar;

Yo lucho para ser libre

                            y canto para triunfar[7]

Esos textos, y otros inéditos aún, los escribió Hernández Santana en momentos en que desde los Estados Unidos y otros puntos del mundo, partían las Brigadas Internacionales para defender a España. Fueron elaborados, sin mucho esplendor metafórico, desde la perspectiva de la sinceridad del que reconstruye una realidad que azota lo individual y la palabra.

Tal es el caso, además, de las exaltaciones que hizo de Mella y de Pablo de la Torriente Brau, y del espíritu internacionalista que los caracterizó. Dijo, en cierta ocasión, que formarían parte de sus Ensayos de Poesía Nueva, pero no llegó a publicarlos.

También, de paso por varias ciudades cubanas, el asturiano Alfonso Camín, llegó a Santa Clara, donde se deslumbró con la labor pedagógica y poética de Dámasa Jova,[8] y detalló un registro singular en: «A Paul Robesson», el artista negro norteamericano que desafió las secuelas del combate y cantó en Madrid a los heridos en combate.

Los versos de Camín, radicado por poco tiempo entre nosotros, fueron impresos en el periódico La Publicidad, en Santa Clara, donde cuenta:

«[...]

De la noche profunda de tu cuerpo,

lleno de limpias lunas náufragas,

por el riel de acero, tembloroso de espantos,

y musical de tu garganta,

el universo de los ruiseñores,

cosmopolitas, encendidos, cantan,

sobre el pesar de fuego de mi tierra,

entre los aviones de las balas

y los obuses que nos manda Europa,

ladrando en el azul del Guadarrama.»

El domingo 21 de noviembre de 1937, en horas de la mañana, desde el Teatro Martí, en Santa Clara, se convocó al pueblo de la ciudad a un gran homenaje-Benéfico a los heroicos milicianos cubanos que acababan de arribar de los distintos frentes de combate en España.

El capitán Dalmau leyó relatos y episodios personales o de otros combatientes que intervinieron en la guerra, y Severo Bernal Ruiz,[9] declamó el «Romance a los milicianos visitantes», escrito por el espirituano-santaclareño Sergio Pérez Pérez,[10] mientras otro poeta de la localidad, Carlos Hernández López -tal vez uno de los líricos más desconocidos del territorio-,[11] presentó su «Balada del futuro».

 Ahí refiere:

«Yo quiero versos ágiles,

yo quiero versos nuevos!

de cánticos que corten el vuelo de los astros

y arrastren por los aires sus rojos pabellones airosos...

Pido versos,

con encabritamientos de potros sobre selvas;

yo busco estrofas nuevas de músicas salvajes

y de ásperos sonidos,

alados como flechas veloces y robustas,

y fuertes como espadas toledanas.»[12]

Ya en 1938, el Partido Único de la Revolución, representado en Santa Clara por el pedagogo García Galló,[13] junto a la Hermandad de Jóvenes Cubanos y la Casa de la Cultura y Asistencia Social, oficializan las bases constitutivas del Centro de Cultura Popular José Martí, con sede en la Academia Luz y Caballero, en Zayas 64 esquina Marta Abreu, sitio desde el que Onelio Jorge Cardoso[14] figura en las asesorías literarias y confecciona programas radiales, entre los que destaca un serial que difundió la emisora CMHW sobre las consecuencias ulteriores del franquismo español y el crimen de García Lorca,[15] ocurrido en Granada dos años antes.

Los guiones correspondieron a Domínguez Arbelo,[16] mientras Ballagas disertó sobre ese poeta, dramaturgo y ensayista español asesinado por la furia fascista, y el declamador Severo Bernal Ruiz[17] asumió la interpretación del «Romance por el crimen de Granada», concebido por la villaclareña Enma Pérez, y Carlos Hernández López leyó «Canto a las madres de los hijos ausentes»:

«[...]

No comprenden las madres del mundo,

por qué las canciones que cantan los labios humanos

son rojas canciones de Marte, son rojas canciones de guerra:

por qué niebla los cielos un vuelo rapaz de aeroplanos

y no el vuelo blanco de blancas palomas ligeras...!»[18]

Dos años después, el domingo 9 de noviembre de 1941, desde el teatro La Caridad, en ocasión del acto de Confraternidad Hispano-Cubana y por el Triunfo de la Democracia, erigida en convocatoria popular hecha por los comunistas de la localidad, se respaldó la lucha internacional contra el fascismo alemán y todas sus derivaciones guerreristas, y varios poetas villaclareños, tal como lo hicieron antes, refrendaron con sus versos la significación de esa epopeya del hombre a favor de la dignidad y la libertad.

El isabelino Artuto Doreste,[19] expresa en «Mensaje romántico»:

«[...]

Porque tal vez nuestra fugaz quimera

Al renacer de entre infinitas ruinas

Nos anuncie la santa primavera...

¡Y puedan retornar las golondrinas!...»[20]

Por su parte, el matancero-villaclareño Enrique Martínez Pérez,[21] escribe su «Canto en Do Mayor»:

[...]

Hombres, mujeres y niños del mundo,

levantad los brazos,

pero levantadlos, no en señal de súplica;

sino en señal de mando...

Fuertes, agresivos, estirados...

así, así, hacia arriba

hasta hacerse daño en las axilas.»[22]

Antes, el viernes 13 de enero de 1939, durante la función-homenaje organizada por el Partido Comunista de Cuba a los delegados participantes en la iii asamblea nacional de esa organización, convocada para el siguiente día en el teatro La Caridad, en esta ciudad, Paco Alfonso estrenó por vez primera en el país la pieza «Mariana Pineda», de García Lorca,[23] ocasión que aprovechó el santiaguero Clavijo Tisseur,[24] para dejar constancia del «Elogio de un poeta a su Isla antillana», pieza que, además de figurar en el repertorio de declamadores, sentenció la decisión inquebrantable de todos por no claudicar jamás ante adversidades.

 Dice el escritor:

                   «[...]

                   Traigo mi isla debajo del brazo, 

                    -y todos me preguntan:

                    - ¿Es un cocodrilo verde?, yo digo

                    que sí. Y me sonrío.

                    Eternamente verde.

                   Traigo mi alma debajo del brazo,

                   -y a nadie se la entrego.

                    ¿Quién ha visto que un hombre con orgullo

                     quiera vender un cocodrilo verde?».

De un modo, casi inédito, pero perdurable en el tiempo y la historia cultural de la región, poetas y pueblo villaclareño, en un canto de unidad ejemplar, sin que imperaran muchas exquisiteces literarias, se unieron al instante para tributar un saludo y un respaldo a otros coetáneos que, lejos de la frontera, se debatían entre la vida y la muerte por poner un coto a una  barbarie fascista, con similares parangones a la que ahora, con reiteración tiende a azotar al mundo.

 



[1] Juan Marinello (1989): «Juventud, política y cultura», en Cuba: Cultura, p.220, Editorial Letras Cubanas, La Habana.

[2] Emilio Ballagas Cubeñas: [CamagÑuey, 1908-La Habana, 1954]. Pedagogo, poeta y ensayista.

[3] Op. cit. «Poesía negra: apuntes desde Guillén a Ballagas, p. 327.

[4] Enrique Crespo Frutos (1985): Episodios de la Liga Juvenil Comunista y la Hermandad de los Jóvenes Cubanos, Editora Política, La Habana.

[5] Emilio Ballagas (1984): Obras Completas, p. 116, Editorial Letras Cubanas, La Habana.

[6] Gilberto Hernández Santana:[Santa Clara, 1920-La Florida, 1988]. Poeta, traductor y pedagogo.

[7] Inédito.

[8] María Dámasa Jova: [Ranchuelo, 1890-Santa Clara, 1940]. Pedagoga, poeta y editora de las revistas Ninfas y Umbrales.

[9] Severo Bernal Ruiz: [Santa Clara, 1918, Id., 1990]. Tipógrafo, poeta y declamador.

[10] Sergio Pérez Pérez: [Sancti Spíritus, 1906-Caracas, Venezuela, ¿?]. Poeta, viajante de Medicina, diplomático, periodista y publicista.

[11] Carlos Hernández López: [Santa Clara, 1914-República Dominicana, 1983]. Abogado, poeta, periodista, narrador y animador de la Cultura local.

[12] Inédito.

[13] Gaspar Jorge García Galló: [Quivicán, 1906-La Habana, 1992]. Pedagogo, filósofo e investigador marxista-leninista.

[14] Onelio Jorge Cardoso: [Calabazar de Sagua, 1914-La Habana, 1986]. Cuentista y periodista.

[15] Federico García Lorca: [Granada, 1898-Id., 1936]. Poeta, dramaturgo, ensayista, conferencista, humorista, músico y folklorista. Integrante de la Generación del 27. Fue asesinado por tropas franquistas  durante los primeros días de la Guerra Civil Española.

[16] Juan Domínguez Arbelo: [Santa Clara, 1900-La Habana, ¿1984?]. Dramaturgo, periodista, crítico literario, investigador. Dirigió las sesiones teóricas del Club Umbrales y las emisiones radiales de la Hora Hontanar.

[17] Severo de la Caridad Bernal Ruiz: [Santa Clara, 1917-Id., 1990]. Tipógrafo, poeta, periodista y declamador. Formó parte del Club Umbrales (1936-1938) y de la directiva de la Audición Artístico y Cultural la Hora Hontanar (1939-1941), espacio de difusión transmitido por la emisora CMHW.

[18] Inédito.

[19] Arturo Doreste: [Isabela de Sagua, 1906-Artemisa, 1988]. Poeta, periodista e investigador literario.

[20] Inédito.

[21] Enrique Martínez Pérez: [Sabanilla del Encomendador, Matanzas, 1898-Santa Clara, 1959]. Poeta, periodista y escritor radial.

[22] Inédito.

[23] V.: Federico García Lorca: «Mariana Pineda», (Romance popular en tres estampas), Obras Completas, pp. 691-770, Editorial Aguilar, Madrid, 1962.

[24] Arturo Clavijo Tisseur: [Santiago de Cuba, 1886-Id., 1958]. Poeta, narrador y periodista.

 

 

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