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UNA TÍA ENTRE HUMORISTAS

UNA TÍA ENTRE HUMORISTAS

 

Por Yandrey Lay Fabregat

 

Esa misma mañana se había arreglado el pelo. Una colega sugirió que era el mejor momento para entrevistarla. Agradecí el consejo. Todos sabemos que a Celia Farfán González hay que saber darle la vuelta.

 

—¿Por qué dedicarse al diseño gráfico?

 

—Yo estudié Artes Plásticas. Douglas Nelson, director de Melaíto en aquellos primeros años, buscaba gente para trabajar con ellos. Un día en el parque me contactó. Aquí estoy desde entonces.

 

—Me han dicho que una vez te incomodaste con Pedro Méndez por una caricatura que hizo ¿Eres una persona con mal carácter?

 

     ¡No que va! A Pedro se le fue la mano aquella vez.

 

—Dicen que en la caricatura usted se veía «muy bien». ¿Te consideras una mujer bonita?

 

—Bonita no soy. A mí me da gracia porque la gente dice: «Quedé mal en esa foto, me veo mal con esta ropa». Uno siempre queda como es. Claro, me gusta arreglarme y por eso me veo bien.

Celia opina que un caricaturista debe saber mirar las cosas. Dijo también que Pedro tenía un tremendo sentido del humor, que a Martirena le encanta su trabajo y describió a Linares como un talento puro. Por último, elogió en Roland el sentido del ahorro y la sensatez.

 

—¿Cuáles han sido sus mejores tiempos en el periódico?

 

—Los que me quedan por vivir, y por supuesto, los primeros años de Melaíto. Éramos jóvenes. Andábamos juntos para todos lados.

 

—Viviste la época del diseño manual. Ahora has tenido que volcarte en el manejo de la tecnología ¿Cómo fue ese tránsito?

 

—A mano el trabajo era muy lento. Por eso uno tenía que montarlo todo en la cabeza antes mover un solo dedo. Aprendí de puntajes, de títulos. Eso me ayudó a enfrentarme con la computadora.

 

—Sé que te gusta bailar, las fiestas…

 

—También pasear, oír música, pasar tiempo con mi familia.

«Ah, y dedico parte de mi tiempo libre al tejido, porque, al igual que en diseño, hay que trabajar con figuras y organizarlas para lograr una imagen armoniosa».

 

—¿Qué te mantiene con tan buen ánimo siempre?

 

—Amar… No seas mal pensado, chico. Amar el trabajo, la vida y muchas cosas más.

 

—Seguro ha pasado por malos momentos en este trabajo…

 

—El peor de ellos fue a principios de los noventa, cuando empezó el Período Especial. Melaíto salió de circulación. Entonces pasé a trabajar en Vanguardia que también había reducido su frecuencia y tirada

 

—¿Qué va a quedar de Melaíto?

Melaíto ha puesto en alto el humor del cubano y sus dificultades cotidianas. Ha hecho reír a la gente en las buenas, también en las malas. Y como los cubanos somos así de alegres, aunque el mundo se esté acabando, creo que siempre habrá Melaíto.

 

Sé que le dicen «Celia, la tía». Le comento que no sé si es porque lleva 40 años en el Melaíto o porque tiene demasiados sobrinos.

Son 39, me dice...

 

¿Sobrinos?

No, no, que sólo llevo 39 años en colectivo.

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