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HISTORIA, ESCRUTANDO LA REALIDAD

HISTORIA, ESCRUTANDO LA REALIDAD

Por Luis Machado Ordetx

 

La pericia al escrutar en lo que transcurrió, y también penetrar en actuaciones de los hombres desde la perspectiva de la memoria y las fuentes orales existentes, sintetiza la perseverancia que acometen -entre otras misiones informativas-, realizadores de la corresponsalía de la Televisión Cubana en Encrucijada, interesados en reconstruir un discurso documental que puntualice en la historia de acontecimientos circunscritos a esa localidad.

 

Las instituciones homólogas de Villa Clara, incluso los respectivos Telecentros de Santa Clara, Sagua la Grande, Placetas y Caibarién, insisten en similares propósitos; solo que  en Encrucijada, más allá de los premios  -agenciados en certámenes del audiovisual nacional-, el discurso narrativo se posesiona con saltos cualitativos en lo dramático de la historia recreada en el documental o el reportaje periodístico de  apariencia artística.

 

Las muestras descollantes lo atestiguan con «El Polaco», referido a Abel Santamaría Cuadrado, así como en «Voz de Luz», testimonio oral de Gloria García Pérez sobre la labor revolucionaria y la intimidad familiar de Jesús Menéndez Larrondo; mientras en «Camino de la Cruz», el relato fílmico insiste en  transculturación étnica y religiosa  en el nordeste de la provincia.

 

Los artífices de esos proyectos tal vez no dispongan de amplios conocimientos teóricos en televisión, y están convencido de esos lastres;  pero saben abarcar la investigación periodística e histórica, el debido contraste de fuentes orales y documentales y mostrarse atentos al asesoramiento técnico-artístico para llegar al goce profesional de acabados con ribetes de perfección.

 

Así lo puntualiza Reinaldo Cañizares Mesa, un ingeniero químico que desde abrazó la literatura y el periodismo con el propósito de asumir la objetividad de los sucesos cercanos a su entorno, al tiempo que sin desvirtuar la realidad,  imponen salpicaduras de ficción en la mirada de lo que pasó o está por transcurrir.

 

El equipo de realización está integrado, además, por el editor Ariel González Hernández y el camarógrafo Belbis Pérez Rodríguez; el primero con dominio de la musicalización, y el segundo en la escenografía artística, especializaciones que otorgan posibilidades de intercambios mutuos en la hechura de los bocetos investigativos, la selección de imágenes, los planos y el terminado.

 

No por gusto, en «Voz de Luz» obtuvieron recientemente el gran premio en el Festival de Televisión de Villa Clara, y la Corresponsalía consiguió el primer lugar entre similares instituciones, lauros que se integran a los nacionales conquistados en el Santamareare -UNEAC-, y de los Cine-Clubes Cubanacán o José Cassasús In Memoriam, de Camajuaní, así como en los certámenes periodísticos 26 de Julio y Primero de Mayo.

 

Si de periodismo se trata, al margen de la reseña informativa de la actualidad, en ENCVISIÓN se concluyó el documental «Cañones de Paz», dedicado a la producción arrocera en la costa norte, hechura fílmica en la cual lo verosímil se estructura en la cualidad argumental del discurso.

 

En esa particularidad descansan los planos fílmicos que componen, desde el primero que oculta información, hasta el medio interesado en aportar un distanciamiento con el espectador y los entrevistados, procesos que imponen claridad discursiva por medio del montaje estructural que da continuidad narrativa al relato.

 

Cañizares y su equipo no se dejan encandilar por la narración cronológica de la historia, porque creen que se precisa del enriquecimiento artístico-periodístico, y también de un estilo, ávido de atraer el interés del espectador; por eso gustan del montaje discontinuo en secuencias filmadas a destiempo y  de materiales de archivos, aspectos que acentúan lo  científico, lo histórico, lo educacional y lo  divulgativo sin que domine una dramatización aparente de en todo lo mostrado.

 

Hay preferencia por la participación interactiva, y los realizadores, a veces devenidos en actores, son testigos y protagonistas de los sucesos que cuentan; por tanto se especializan en lo  documental como  reto artístico que impone condición al dominio de códigos literarios trasladados de manera armónica a la televisión.

 

El método funciona, dicen, pero se requiere de superación profesional, de investigación histórica, de asesorías de especialistas, entre los que destacan al  periodista Alberto González Rivero; y por encima de todo, reconocen un respeto constante al televidente.

 

La obsesión por el trabajo último; ese que está en mente, y el apego a la verdad histórica, representan metas trazadas a cada instante, y aun cuando necesitan estar al tanto de nuevos secretos sobre la profesión, pretenden, como otros colegas del sector, afianzar la existencia del sentido escrutador de la realidad inmediata, concebidas como fuentes y posibilidades para la  construcción de una original documentalística.

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