MARTÍ; UN BOSQUE DE IDEAS
Por Luis Machado Ordetx
Desde hace más de una década un caficultor, Genaro Rafael González Bealtrón, y su familia reviven la epopeya de cultivar idénticos árboles a los apreciados por el Apóstol cubano a su arribo a Playitas de Cajobabo, en los primeros días de abril de 1895, luego de años de ausencia de la Patria.
Tras el desembarco en Playitas, al pie de Cajobabo, aquel 11 de abril, hasta la caída en combate en Dos Ríos, el 19 de mayo, Martí relata en su Diario de Campaña aspectos de la flora y la fauna de esa región serrana.
En 39 días --faltan las hojas correspondientes al 6 de mayo--, el paso por los montes detalla la presencia de 76 plantas; unas maderables, otras de frutales, algunas de raíces y tubérculos; medicinales, aromáticas y de hortalizas.
González Bealtrón, aplatanado en estas tierras villaclareñas desde pequeño, cuando vino de lares cienfuegueros, es un martiano al «natural», y decidió que sus plantaciones de cafeto --entregadas en usufructo para la explotación de ese cultivo--, tuvieran el rostro y el alma de Martí, el cubano venerable que lo impulsa ante los entuertos productivos, familiares; espirituales, de quebrantos físicos; de patriotismo singular.
Un 27, 6% de esa flora aludida por Martí, no aparece en su finca; son tan exóticas que el cosechero anda deseoso de obtener posturas de pomarrosa; claro no tiene ríos cercanos; por eso la dificultad es sublime. Mayores aprietos encuentra en el cultivo de la pajuá, la liria del lechugo, la sabina, el guisaso de tres puyas, y la boruca, según escribe el Apóstol para referirse a la brusca, de cuyas semillas tostadas surge una infusión de olor agradable.
De igual modo la finca del villaclareño no dispone de jigüera, árbol del caracolillo, el dagame, la jatía, el ateje, la jagua, la güira, el jigüe, el jubabán, la papa, el quiebrahacha, el almácigo y el higo. Aunque de vez en cuando también disfruta de siembras de ajo y cebolla, y dentro de poco incluirá el cajueirán (escrito así por Martí en su referencia al caguairán); el palo más fuerte de Cuba; cree que debían ser permanentes a cualquier hora del día; aunque sean ornamentales.
Tiempo atrás contemplé a este hombre; intimé con la familia, y recorrí sus plantaciones fecundadas de flores de cafeto; hoy concluyó su cosecha y no muestra la contentura de otros tiempos en que se situó en su Cooperativa de Crédito y Servicios Ignacio Pérez Ríos entre los abanderados de Cuba. Eso no importa; le digo, siempre y cuando busqué las respuestas del por qué del bajón de los rendimientos cercanos a los 120 quintales/caballería; antes logró rebasar los 400.
NADA; UN HOMBRE ACTIVO
«Una enfermedad congénita en la juventud me dejó imposibilitado de caminar como un bípedo normal; desde entonces dicen ahí viene el «cojote Veguitas»; no lo veo como un eufemismo; más bien es una «caricia» que tipifica el hecho de no estar tranquilo, sino oportuno en cada acontecimiento productivo o social», expone el cosechero.
Cuando apareció la Resolución 419 del MINAG para entregas de tierra en usufructo, González Bealtrón no lo pensó dos veces; creyó en la «aventura» del hombre, y hasta en Martí. Fomentó una plantación de cafetos; incluyó a toda la familia; eran como las hormigas; las abejas, y decidió plantar aquellos árboles que después de años asombraron la vista del Apóstol cuando apareció como un «soldado» más en la serranía oriental para desencadenar la Guerra Necesaria de la que tanto habló.
Algunos decía que «era un loco», y respondió «Loco de qué; de trabajar; eso siempre ha sido lo que he hecho en los 57 años que tengo de vida; es como un asombro de la naturaleza; de este tiempo que necesita revitalizarse entre todos los cubanos; así lo discutí», sentencia el cosechero.
En la plantación, ahora aumentada por disposiciones que protegen a los cosecheros de cafetos, hallo plátanos silvestres, como dice Martí en el Diario de Campaña --unas 27 cuartillas, con paginación del autor del uno al cincuenta y siete--, y gozo en el recorrido que González Bealtrón hace por toda su finca; aquí saca un cangre de yucas; allá corta un racimo de plátanos criollo o de fruta; listos unos para freír en aceite hirviente, ora cocerlos en agua y sal caliente.
A pesar de su impedimentas físicas, confiesa que «ha dormido en el suelo; sobre la tierra fresca en un vara en tierra»; por eso González Bealtrón creó el Jardín Martiano; un Bosque; el Sitio de las Reflexiones, en le cual no pueden faltar las palmas reales, con sus penachos frenéticos, floridos; deseoso de empinar una cuesta que bordea la finca, allá ando; y aparecen la majagua; los curujeyes; el canto del tomeguín; alguna cotorra; y la belleza de la piña.
Allí hay caña para el alimento de los animales; de vez en cuando el cosechero de café extrae sus jugos; el rico y dulce guarapo que entrega a niños y jóvenes de las escuelas cercanas que acuden con sistematicidad a su Bosque Martiano; enseña su cultivo de boniato; de yuca; de malangas; de naranja dulce; agria, de China; y allá en lo intrincado de las cuestas que van hacia las alturas de Boquerones, aparece la yaya, la majagua de Cuba; las palmas reales y también el platanal, el cocal, el caimito, la yagruma; la yamagua, el cedro, el pino, el jobo y el mango florido en la primavera.
La respiración se entrecorta; el hombre anda ágil, pero sus acompañantes sienten el cansancio en la subida de la cuesta; los pies pesan y se resisten a avanzar mientras los ojos avistan el camino que resta, las cercas colmadas de cupey de piña estrellada; de tunas; de piña rastrera, de cupey, así como del curujey o la jata que pende de las ramas altas de los árboles.
Hay olor a yerba verde; las zarzas dejan las huellas en la ropa; en la piel; igual hace el pica-pica; y al fondo se percibe una frondosa ceiba; un árbol que ronda los misterios de los vivos y los muertos según la ancestral herencia dejada por los negros africanos que, ante las alucinaciones por esa planta, dejaron abiertos todos los caminos que conducen a obsesiones superiores.
No hay ríos en las cercanías; mas las frondas de los árboles dejan un frescor inefable; húmedo; de pasto bueno, en tanto los cafetos tienden a preñarse de flores; de azahares, y se percibe el rocío de las hojas que aún no tienen los efectos solares del día.
Allá, en las laderas de piedra negra está el sitial de la meditación; la reflexión de ideas; de idas y venidas de pensamientos; de oración y voluntad; y González Bealtrón sonríe por los vivos y los muertos; por la producción agrícola y la familia; ora en silencio por sus cafetales y piensa en la cosecha del año entrante; o sea, este 2011, cuando en septiembre vuelva a la recolección de las cerezas maduras.
Cuesta abajo todos «los santos ayudan», dice; allí en las cercanías de la vivienda, aledaña al camino que va a Boquerones, está la casa familiar; recinto modesto; guajiro, que recibe a cualquier visitante, y veo la plantación algodonera. Los olores del romerillo fresco; del culantro de Castilla, hacen presencia; allí está el ítamo real, el símbolo del cacao, y el pino que bate ramas al aire; todos dejan un silbido en los oídos; mientras la higuereta con sus hojas anchas, el gusto ácido, cremoso y familiar de una taza de café, hacen acto de presencia.
Allí, solo pregunto, ¿cuándo regresarán otros a disfrutar del Bosque Martiano?, y la respuesta resulta rápida, limpia; alegre: «Siempre; Martí es un soplo de luz para los cubanos»; ahí comprendí que los esfuerzos diarios del hombre; en ideas y hechos, comulgan en voluntades de presente y de futuro en el más completo bosque que recrea en Villa Clara el alma y el rostro de los últimos días del Apóstol entre nuestros mortales.
FLORA CITADA POR MARTÍ EN EL DIARIO DE CAMPAÑA. (En negritas, aquellas no incorporadas por el campesino González Bealtrón en su finca agroecológica de la serranía villaclareña).
1)- cañas; 2)-buniatos; 3)yaya; 4)- majagua de Cuba; 5)- cupey de piña estrellada; 6)- naranja agria; 7)- palmas viejas, 8)- mangos, 9)-naranjas, 10)- cocos, 11)- plátanos, 12)- malanga, 13)- pomarrosas, 14)- caimitos, 15)- tomates, 16)- culantro, 17)- orégano, 18)- algodón, 19)- tabaco, 20)- naranja de china, 21)- café cimarrón 22)- cupey, 23)- pajuá, 24)- culantro de Castilla, 25)- limón, 26)- flores de muerto, 27)- romerillo, 28)- liria del lechugo, 29)- ítamo, 30)- yamagua, 31)- sabina, 32)- cedro, 33)- yagruma, 34)- pasto bueno, 35)- guisaso de tres puyas, 36)- tunas, 37)- platanillo, 38)- boruca (brusca, semillas tostadas que exhalan un olor agradable), 39)- majagua, 40)- jigüeras, 41)- yareyes, 42)- árbol del caracolillo, 43)- cacao, 44)- cupeyes, 45)- curujey, 46)- jobo, 47)- yuca, 48)- cacao, 49)- café, 50)- piña rastrera, 51)- guanábana, 52)- tomate, 53)- pino, 54)- yerba verde, 55)- ajengibre, 56)- ceiba, 57)- guásima, 58)- dagame, 59)- jatía, 60)- ateje, 61)- cajueirán (caguairán), 62)- júcaro, 63)- almácigo, 64)- jagua, 65)- güira, 66)- jigüe, 67)- jubabán, 68)- caoba, 69)- quiebrahacha, 70)- pica-pica, 71)- zarza, 72)- higuereta, 73)- ajo, 74)- cebolla, 75)- papa, 76)- higo.
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