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EVOCACIÓN POR SAN JUAN DE LOS REMEDIOS

EVOCACIÓN POR SAN JUAN DE LOS REMEDIOS

Por Luis Machado Ordetx

 

Cuando Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana, tomó por gratitud el escenario del teatro “Rubén Martínez Villena”, de San Juan de los Remedios, para repasar la historia de Cuba, la significación de la Octava Villa en su decurso de cinco siglos de existencia cultural, dejó una lección desde el pasado hacia el futuro: preservar el sentido de pertenencia e identidad de una región y el país.

 

Fue también el sustento del editorial “Nuestro Programa”, aparecido en el primer número, del viernes 2 de enero de 1931, en el periódico El Faro, de Remedios. El órgano de prensa encarnó un batallador por encausar la cultura y defender los valores patrimoniales de una original arquitectura y un universo de pensamiento.

 

También respaldó el periódico Independiente y de Intereses Generales de Remedios, los derechos de la población para forjar un Museo de Historia, o una Biblioteca Pública “José Martí”, así como oficializar la existencia de un Historiador: José A. Martínez-Fortún y Foyo, quien desde años antes se dedicó a hurgar en los acontecimientos de la localidad y dar a conocer los monumentales Anales y Efemérides de San Juan de los Remedios, editados con su peculio en la Imprenta Pérez Sierra, en La Habana.

 

Muchos intelectuales remedianos, y también otros que amaron la localidad, como el mexicano Juan Pérez-Abreu y de la Torre, y hasta el pintor y pedagogo español Gabriel García  Marato, así como Othón y Alejandro García Caturla, y Edmundo Rivera, alentaron las propuestas de Carlos A. Martínez-Fortún y Foyo, con su proyecto de Museo de Historia, Arqueología y Etnografía, quinto del país en surgir.

 

Desde entonces  se le recuerda con méritos tras acoger la idea de Rogelio Espinosa, hijo de José Manuel, un insigne remediano, para reunir en esa residencia la donación de piezas que acumularan bienes patrimoniales y riquezas colectivas que elevaran la cultura del pueblo.

 

Eran propósitos generosos, sin capacidad de lucros. Eso hizo, un siglo antes Marta Abreu de Estévez, tal como recordó Leal Spengler al hablar de la Benefactora de Santa Clara. Por años no escuché en Cuba, mucho menos en San Juan de los Remedios, del altruista Eutimio Falla Bonet, quien encargó al arquitecto Aquiles Maza, restaurar la Parroquial Mayor San Juan Bautista, una joya de la cultura cubana, considerada entre las más antiguas del país.

 

Casi una década demoró aquella restauración financiada con el peculio de Falla Bonet, propietario del Banco de Cuba, y cuando el Historiador de La Habana lo recordó con beneplácito, recordé otra vez aquel editorial “Nuestro Programa”, de El Faro, el periódico de Remedios, dirigido y administrado por Eduardo J. Roque Sosa, aquel  hombre emprendedor y altruista que, desde las rotativas en Máximo Gómez número 76, fundó la imprenta El Cayo, órgano de difusión de importantes publicaciones locales.

 

En la primera página del número inicial del periódico, y del amplio editorial, hay un párrafo que sentencia lo expuesto por Leal Spengler: «Evoquemos las grandezas de nuestro pasado, no para adorar inútilmente lo que fuimos, sino para mostrar a la presente generación lo que han valido las anteriores; como el suelo de entonces dio lo que hoy tal vez no ostentemos, pero que tenemos el derecho a reconquistar», declararon en 1931.

 

Al menos, tras escuchar con atención la profusa y elocuente oratoria de Eusebio Leal, y de cómo laborar «juntos desde el presente hacia el futuro», sin olvidar jamás lo que fuimos, sé porqué razón en San Juan de los Remedios, la Octava Villa de Cuba, inscrita por derecho propio entre las fundadoras de la nación cubana, siempre existe una sorprendente cultura escondida junto a las piedras de sus edificaciones coloniales y la cordialidad y el espíritu mítico de un pueblo.

 

 

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