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PUEBLOS POR DENTRO

OFICIO DEL DECIR

OFICIO DEL DECIR

 

Por Cristyan González Alfonso

 

Este primero de diciembre se celebra el día del locutor, para la ocasión Vanguardia se acercó a un hombre que ha dedicado su vida a esta forma especial de comunicar, a propósito de la reciente entrega del Premio «Rolando Rodríguez Frenes», por su casi medio siglo de labor.

 

Para Víctor Manuel Menéndez Fernández la locución tiene un poco de todo. No basta con nacer. Hay ciertas cosas: costumbres, maneras, formas de decir, que sólo se alcanzan con la experiencia. La voz se educa con técnica, esta es la que te permite flexionarla a tu antojo. La voz no se puede comprar, es tremendamente compleja de estudiar y sólo con muchos años detrás del micrófono es posible imprimirle un estilo que te caracterice. 

 

Hasta aquí llega el límite de lo que, para alguien que ha dedicado 48 años a la locución, significa tener buena voz. Otra cosa es tener amor suficiente para trabajar en la radio, cuando le hablas a alguien que no se ve, que no está.

 

    Víctor Manuel, ¿qué se necesita para ser un buen locutor?

 

    Voz, dicción, capacidad para improvisar en disímiles circunstancias, pues no importa cuánto te prepares, siempre habrá una situación nueva o desconocida, lista para atraparte. Y estar siempre alerta, previendo lo que puede suceder, lo que te pueden decir o preguntar, porque lo complicado viene cuando desconoces, por tanto diría que una cualidad imprescindible es tener amplios conocimientos de la mayor cantidad de temas posibles.

 

 

    ¿Cómo comenzó?

 

    Nací en Caibarién. Cantaba en un coro y un amigo se me acercó para ofrecerme un puesto en la emisora de Manolín Álvarez, eso fue en 1962 cuando tenía 17 años. En el 64 pasé el curso del ICR (Instituto Cubano de Radiodifusión), donde se formaron muchos de los grandes locutores cubanos. Estuvimos aprendiendo allí de quienes pudiera llamar mis paradigmas: Antonio Pera, Félix Sánchez, Ángel Hernández, Manolo Ortega. Luego regresé para Santa Clara, pues Radio Caibarién quedó desmantelada. Fue entonces cuando comenzó mi tarea ininterrumpida en lo que hoy es CMHW.

 

 

    ¿Qué programas lo han marcado más durante su carrera profesional?

 

    He trabajado en muchos, por tanto tiempo, que los veo casi como parte de mí. Estuve 11 años haciendo «Disco Azúcar», más de 20 en «Caravana Musical», fundé «Entérese». Una de las partes de mi trabajo que más he admirado y por la que siento una atracción diferente, ha sido las trasmisiones en vivo, ya sea desde el control remoto, animando los actos políticos del Primero de Mayo, o junto a Machín de la Peña en las celebraciones de fiestas populares: en las parrandas de Remedios y en los carnavales de Camajuaní, por ejemplo.

 

 

Víctor Manuel Menéndez se encuentra entre los muchos que abogan por la creación de una escuela nacional de radio, para consolidar la profesionalidad de los jóvenes que hoy se acercan a la locución. A ellos les trasmite un mensaje claro: las nuevas generaciones tienen mucho que aprender, las aptitudes son importantes, pues siempre habrá que partir de las condiciones naturales. Pero pocas cosas hay que no puedan alcanzarse con la práctica cotidiana, con una verdadera pasión por la voz transparente y sentida.  

 

 

LIVERPOOL, UN DECENIO EN SANTA CLARA

LIVERPOOL, UN DECENIO EN SANTA CLARA

Por Luis Machado Ordetx

 

El cegador Mark David Chapman, a las 23:15 de la noche del lunes 8 de diciembre de 1980, truncó el esplendor artístico y antibelicista de John Winston Lennon -alias Dr Winston O'Boogie; Mel Torment o sencillamente The Reverend Fred Gherkin-, hombre-música, considerado como uno de los más geniales compositores e instrumentistas del siglo que feneció. Todo ocurrió cuando el fanático decidió emprenderla contra el ex-integrante The Beatles, quien desde la voz, la guitarra, el piano o la armónica, seguía de deslumbrador y estremecedor del mundo.

 

El magnicidio que proyectó y ejecutó  Chapman, revolver en mano frente al edificio Dakota, coartó los aires vertiginosos de la vida, pero no el legado de una música y las decisiones hegemónicas de gobiernos imperiales, al estilo del norteamericano. Desde los días de los volúmenes Unfinished Music No 1: Two Virgins (1968), hasta Imagine (1971), Double Fantasy (1980) -con el resaltante tema «(Just like) starting over»-, y los póstumos discos Milk and Honey (1984) y Live in New York City (1986), Lennon dejaba atónitos a los seguidores, acontecimiento que involucró a artistas progresistas del mundo dispuestos a una toma de conciencia antibelicista.

 

Al amparo de esas influencias, y de otras que surgieron después, crecieron generaciones de jóvenes, y por supuesto vendrán otras, como las arropadas en trono a «La Peña de Los Beatles», un proyecto sui géneris que todos los primeros sábados de cada mes, en horario de la noche, propone, desde Céspedes número 10 en Santa Clara, el Centro Provincial de Patrimonio Cultural y la Sociedad de Arquitectura de la UNAICC, gracias al auspicio entusiasta y organizador de Wilfredo Rodríguez Álvarez, Liván Díaz Yánes y Guillermo Pérez Alonso, especialistas de la institución patrocinadora.

 

Ese espacio cultural está por cumplir su primer decenio el próximo lunes 8 de diciembre; pero a partir de este sábado y hasta el 20, se afanarán en recordar a Lennon, fecha de una efeméride de dolor entre la humanidad seguidora del mítico músico, a la vez que divulgarán, en lo particular, hechos trascendentes que envolvieron la vida y obra musical, cinematográfica, y en definitiva artística, de «Los Chicos de Liverpool».

 

El programa de lujo incluye conferencias, conciertos, homenajes a Lennon, Mc Cartney, Harrison y Star, el trascendente cuarteto inglés, así como la exhibición de la película «All you need is cash» -«Todo lo que necesitas es efectivo»-, y secciones permanentes y de participación pública, entre las que sobresalen curiosidades, descargas a guitarra, video y canciones favoritas.

 

Este sábado y el lunes entrante, en la sede habitual de «La Peña...» y en la Escuela Profesional de Arte «Samuel Feijóo», el investigador y ensayista Ernesto  Juan Castellanos -autor de los estudios Los Beatles en Cuba, La guerra se acaba si tu quieres, El Sargento Pimienta vino a Cuba y Lennon en La Habana-, disertará, respectivamente, sobre «Los plagios en la música de los Beatles» y las «Influencias de la música cubana en los Beatles»,   consideraciones que el crítico pone a disposición del auditorio que acuda a sus presentaciones.

 

 Por estos días en el sitio digital www.johnlennon.com, se perciben comentarios, homenajes de recordación, difusión de los más antológicos textos, y hasta se habla de los instantes de Lennon en la memoria de los cubanos; del monumento de José Villa Soberón en el Vedado; del tributo de Pucho López Jorrín y varios músicos cubanos en el antológico texto «Here comes the Sun», del disco Abbey Road (1969), ahora con el sugestivo nombre de «Here comes... el Son», elaborado en tiempo de ritmos autóctonos en que se reconstruyen los majestuosos pasajes sonoros y textuales de: «Here comes the sun, here comes the sun, / and I say it's all right/ Little darling, it's been a long cold / lonely winter / Little darling, it feels like years since it's been here / Here comes the sun, here  comes the sun / and I say it's all right», a la par que se mostrarán los aciertos siempre apreciativos y divulgativos que suma en sus disertaciones Ernesto Juan Castellanos.

 

Sin duda, de igual modo que en 2000, el aeropuerto de Liverpool trastocó su original nombre en «John Lennon», y el pasado año la Isla de Videy, en Islandia, inauguró el monumento «Imagine Peace Tower», obra de Yoko Ono -la esposa del músico-, en reconocimiento la lucha pacifista del ex-integrante The Beatles; desde una sencilla y céntrica calle de Santa Clara, al centro de Cuba, la presencia de los miembros del cuarteto y su legado artístico para todas las generaciones, es cada vez más insustituible en el reconocimiento nacional.

 

 

CUANDO EL «TRES» ES IGUAL AL CUATRO

CUANDO EL «TRES» ES IGUAL AL CUATRO

Por Francisnet Díaz Rondón

 

Al escuchar por primera vez a Maykel Elizarde Ruano tocar el tres, su destreza dejó al redactor profundamente impresionado; momento en que nació una admiración indeleble por el joven artista.  Con su desempeño en Trovarroco   -junto a Rachid López y César Bacaró-, da glorias a Villa Clara, pero este «joven de ébano y su instrumento», no descansa en la búsqueda de inexplorados horizontes.


Ahora está enfrascado en el proyecto artístico «Maykel y su Cuarteto», en el cual, sin ánimo de profetizar, parece dirigirse hacia el podio de las agrupaciones más importantes de Cuba en el área de concierto y de jazz.


Con su inherente modestia dialogó con Vanguardia poco antes de presentarse recientemente en JAZZ'TA, espacio del Centro Cultural El Bosque, de ARTEX.


-¿Cuándo surgió el proyecto?

 

-En agosto del 2007 realicé un concierto e invité a Bacaró, en el bajo; al percusionista Alexis Arce (Pututi), y a la flautista Isabel Cristina Pérez, empeñados en un acompañamiento atípico. Cuando ensayamos los temas, aparecieron nuevas sonoridades que nos deslumbró a todos, y funcionó tan bien, que decidimos hacer un cuarteto. No es un formato pensado; ocurrió por cualidad, y seguimos adelante».  


-Se ha visto poco, o tal vez nunca antes, al tres desempeñar un rol principal en el jazz. ¿Cómo lograste insertarlo?

 

-Grandes treseros, como Niño Rivera o Pancho Amat, siempre despertaron inquietudes personales. En nuestra generación se escuchaba el son, pero había mucha influencia del jazz, y algunos amigos inculcaron la idea de buscar otras sonoridades a la hora de ejecutar el instrumento por su vuelo improvisatorio. Quizás eso conllevó a probar otras aristas. Luego en el cuarteto incentivaron para  darle al tres un carácter diferente, sin que perdiera la autoctonía que siempre lo ha caracterizado. En realidad no pretendo cambiar técnicas, ni nexos, solo quiero incrementar el pensamiento de un instrumento que, aparentemente, está destinado para hacer música cubana.


-¿Por qué escogiste estos músicos?


-Las razones son muchas. Antes de hacer un proyecto o un concierto siempre busco compañeros que sean ante todo buenas personas, para un mejor desempeño e involúcranos mejor. Soy tímido y necesito confianza para trabajar con soltura. Ellos no solo son músicos excepcionales,  también son mis amigos y hermanos. Pienso que eso debe ser una de las primeras cosas a tenerse en cuenta a cuando hago algo. Ya después sucede lo demás.


-Temas del repertorio...

 

-Son variados. La mayoría son de mi autoría, aunque también hay  versiones de grandes compositores, incluyendo a guitarristas o flautistas. Tenemos guajira, joropo, ragtime, changüí, vals, música brasileña y.., Son en definitiva ritmos que difunden al tres, y otros que lo alejan de lo tradicional.

-¿Seguirás en «Trovarroco»?

 

-No soy nadie para profetizar, y hasta ahora el tiempo permite estar en ambas agrupaciones. «Trovarroco» fue y es la  antesala para llegar hasta aquí. No es de mi interés irme, pues resulta un formato cómodo, pero por otra parte el cuarteto es como un hijo. Si los años o el trabajo se enturbian, por carecer de tiempo para continuar en «Trovarroco», entonces, por supuesto, debo decidir.






 

LA VOZ DE CACOCÚM

LA VOZ DE CACOCÚM

Por Nelson García Santos

 

El prólogo, en aquellos abrazos y en los gestos de satisfacción de los rostros, revelaba sin  palabras, como se quiere, especialmente, a Normando Hernández Castro, en General Carrillo, su tierra natal.


Este encuentro tenía el encanto de lo inédito. No era una visita más de él a sus raíces innatas. Venía ahora, esta tarde, a la presentación de un documental sobre su vida de lúcido narrador deportivo, entre los buenos del país.


 Carrillo acudió a presenciar el acontecimiento. Y las autoridades locales reconocieron la trayectoria del hijo ilustre que jamás ha olvidado la tierra donde nació.
Allí, frente a la Casa de la Cultura, se exhibió el documental realizado por José Alberto Hernández Pacheco, experimentado camarógrafo y realizador de Tele Cubanacán, quien hilvana la historia a partir de testimonios del entrevistado, de amigos de la infancia, oyentes escogidos al azar y de los comentaristas deportivos Héctor Rodríguez, Roberto Pacheco, Piti Rivera, Rodolfo García y Renier González.


El documental tampoco es -ahí radica una de sus virtudes-, una sucesión de alabanzas sobre su protagonista, sino que recoge juicios divergentes  sobre su ejecutoria y la forma en que encara la narración con un estilo muy particular, ese que algunos califican de reiterativo.
Normando Hernández saltó desde el pedagógico Félix Varela -«donde primero agarró un micrófono como lo reconoce él mismo»-, para el periodismo hace más de tres décadas.
El deporte desde aquellos días hasta hoy, representa su delirio. Una agudeza, tan vital para la profesión, lo acompañan también a una privilegiada voz, con dotes naturales para improvisar, describir y una correcta dicción.


Hábil y audaz, este cronista deportivo, es capaz de rastrear la noticia dónde sea y a cualquier hora para darles la primicia a sus oyentes. Acostumbra a decir lo que sea necesario sin temor, aunque levante ronchas, lo cual, a veces cuesta, como bien lo sabe él que por fidelidad a la profesión ha sido hasta agredido.


Vale este documental, como argumentó en la presentación el periodista y escritor Aldo Isidrón del Valle, «que muestra de cuerpo entero al popular y polémico Normando Hernández», a quien unos admiran mucho y otros quizás no tanto, pero nadie le podrá cuestionar que se cuenta entre los grandes cronistas deportivos de nuestro país.

 

«IKE» TRAJO MAYORES SOPLOS ESPIRITUALES DEL ARTE

«IKE» TRAJO MAYORES SOPLOS ESPIRITUALES DEL ARTE

Por Luis Machado Ordetx


Guitarra en mano, en zonas urbanas y periféricas de Baracoa, la Ciudad Primada de Cuba, llegaron este miércoles los trovadores villaclareños Diego Gutiérrez, Alaín Garrido y Leonardo García, acompañados de jóvenes integrantes del Grupo de Teatro Escambray, dispuestos a realizar aquí presentaciones artísticas en las más apartadas comunidades de este territorio afectadas por los estragos que provocó el huracán Ike a principios del pasado mes cuando inició su trayectoria de azote a los territorios de la costa nordeste de la isla, muy afectada por los fuertes vientos y las constantes precipitaciones.


Los trovadores y actores de Villa Clara formaron la primera de las brigadas artísticas organizadas por la Dirección del MINCULT en esta  provincia central, y tras el periplo de unos 760 kilómetros por carretera, se afanarán durante varias jornadas culturales, de presentaciones ante colectivos obreros, estudiantiles y hospitales, de mitigar el cansancio físico que provoca restañar los daños materiales causados «Ike» con el montaje de puestas en escena y canciones de la más joven generación de intérpretes cubanos.


No importa el lugar al que arriben: Punta de Duaba, Sabanilla, Jamal, Boma, Guaso, Cabacú, el Yunque de Baracoa, Nibujón o la Sierra de Curial, pues allí, como ocurrió en hornadas anteriores y otras que vendrán de artistas cubanos, trasciende el tono de la espiritualidad, el humanismo y la confianza por rebasar las adversidades que dejó el devastador ciclón «Ike» por todo el territorio nacional.


Allí, a la provincia de Guantánamo, en Baracoa, sitio  de una riqueza musical sin precedentes en la Cultura Cubana, de fuerte asentamiento aborigen de tendencia agroalfarera, cuna del son y el changüí, así como de la estancia de La Cruz de la Parra, traída por Colón en 1492, los trovadores Gutiérrez, Garrido y García, ofrecerán sus originales composiciones, recordarán las sesiones de «A Guitarra Limpia», del Centro Pablo de la Torriente Brau, de la «Trovuntivitis» de El Mejunje radicado en Santa Clara, y hablarán de cómo los villaclareños, al igual que todos los habitantes de esta Isla, recuperan a cada instante las afectaciones materiales sufridas por el sinistro ciclón.  


En tanto, los más jóvenes del GTE, próximo a cumplir cuatro décadas de fundado por Sergio Corriri y Gilda Hernández, llevarán un mensaje de optimismo con piezas tan emblemáticas como «El retablillo de Don Cristóbal», de García Lorca, y formularán un compromiso de retornar nuevamente para presentaciones en zonas montañosas de la Sierra de Purial, tal como acostumbran a hacer en el macizo central de Guamuhaya.


Después del regreso de esta primera brigada artística de Villa Clara que recorre comunidades de Baracoa, se alistarán otras con idénticos pareceres, integradas por Los Colines, Javier y Raquel y su Magic Show, así como por trovadores y escritores, insufladores de la espiritualidad y hermandad que reclaman los coetáneos de esta Isla inmersa en un mar de gigantes dispuestos a derrotar las adversidades naturales de una temporada ciclónica con pronósticos de fuerte actividad sobre el territorio nacional.

KMILO DESDE EL PINCEL DE BOFFILL

KMILO DESDE EL PINCEL DE BOFFILL

Por Luis Machado Ordetx

 

Boffill es un ignato irreverente en la manera de ser, pintar, fabular desde la oralidad; saludar a los amigos y hasta contar anécdotas personales en que el ingenio de cada cual saca todas las lecturas posibles de esas ensoñaciones de mitomanías que siempre lo acompañan.

 

En el campo de las composiciones del lienzo, la mirada primitivista, naif   -inducido o espontáneo-, rebusca en los sueños y en la realidad para coronar la historia y los ancestros, la propia y la nuestra insular.

Años llevo en el trato, el aliento y el afecto, y muchos que conocen de ese vínculo no lo desmentirían, y hasta algunas de sus obras pictóricas de antaño cuelgan en las paredes en deleite constante de la vista,  la alegría del color, el re (juego) de eso que denomina el «dibujo boffilliano» y el pletórico sentido por indagar en el ímpetu de los cultos sincréticos de la Regla de Ocha, de lo yoruba y lo lucumí trasplantado por los ancestros a la cultura cubana.

 

Desde hace tiempo pulsa el pintor remediano, radicado ahora en Santo Domingo, en la desacralización de la historia, de las epopeyas revolucionarias recientes, de los hombres y mujeres que conducen cada día, con el ejemplo social de los hechos, la ruta inquebrantable del devenir nacional.

 

Antes, afanoso, apareció en el nacimiento del siglo aquella exposición en homenaje al niño Elián González en instantes en que fue raptado por la mafia cubano-americana y luego rescatado por su pueblo, el de la Isla, gracias a la solidaridad internacional; después vinieron los lienzos que recreaban el rostro de Ernesto Che Guevara -El Orate-, los dedicados a Fidel -El Soldado Fidel-, y en la actualidad la exposición «Para ti», en la que retoma a Camilo Cienfuegos,  el revolucionario de la «Sonrisa Franca» que braga todavía por  las sierras y el llano.

 

Esta semana, en la sede de la UNEAC quedó abierta la exposición que recuerda el aniversario 76 de nacido el Héroe de Yaguajay, ocasión en que Boffill Rojas lo plasma de cien maneras diferentes, casi siempre, con la risa batiente, alegre y dicharachera del revolucionario a carta cabal; con el sombrero alón, el inseparable tabaco, así como la melena larga y su espesa barba, y por vestimenta el traje verde-olivo, el brazalete del 26-7 y los grados legendarios de Comandante.

 

 El colorido, tejido ostentoso del que jamás se desmembrará el estilo pictórico de Boffill Rojas, el recreo de los rostros en primeros planos, en perfiles, en contrapicadas, propios del que ostenta una cámara fotográfica contenida en la sencilla imaginación popular, precisan en el detalle sin imperativos de barroquismos y ornamentaciones gratuitas, y detallan y ofrecen esa sensibilidad que raya en la nostalgia del niño y del adulto que apropiado de las miles de anécdotas contenidas en la oralidad de generaciones y la historiografía insular.

 

El artista popular confecciona su pintura con una rapidez inusitada tras el primer boceto, y todo cuaja a partir de esa obsesión por redescubrir cada una de las aristas que componen el rostro o la psicología del «biografiado retocado por su pincel»; momento en que ve y decanta aspectos de la trayectoria vital de los hombres más recientes de la historia, y los imagina y enriquece, como si fueran mil maneras de concebir a Martí, a los orishas o Wifredo Lam, tal como antes hizo.

 

El primitivismo, la locuacidad y el esplendor oral, inmersos en la espiritualidad del artista, distinguen un modo de hacer, y también de ser en esa identidad en que el delirio y la razón estrechan insistentemente la compostura individual del creador; despojado siempre de cualquier tipo de supercherías, válidas  para entregarnos con una original mirada todo nuestro entorno social y patriótico. Así está visto KMILO desde el pincel fresco y animoso de un   reconstructor de historias. 

EL RINCONCITO DE LOS HEREJES

EL  RINCONCITO DE LOS HEREJES  

Por Yusnel Fleites Martínez

 

yfleites@vanguardia.cip.cu

 

Aprovecho que aún el aire huele a trova para dedicar la primera sección del año a uno de los principales hacedores del género en la provincia, quien, entre tantísimos méritos, tiene el de haber procreado a una de las criaturas más bellas de Santa Clara, a pesar de ser él de los más...

 

Les decía que el hereje en cuestión posee un vasto currículo profesional  -con el cual podría aspirar sin dudas a una tranquila  jubilación-, aunque en realidad sus notas de leyenda no han sido precisamente musicales.

 

Con Alain Garrido Pérez se pudiera llenar varias ediciones de este periódico y todavía estaríamos caminando sobre la fina cuerda de la síntesis. Es más, me atrevería a asegurar que no existe trovador alguno que atesore mayor número de anécdotas sobre sí mismo -por lo general simpáticas-; las cuales, como ustedes supondrán, les toca siempre a otros contarlas.

 

Por ese motivo hablaremos del Alain público, del otrora guitarra líder del grupo de rock Krematorium -que a finales de la década del 80 llegó a aglutinar a casi una veintena de seguidores-; del tipo que años después, luego de reconocer que lo suyo era la trova, convence con esa voz de tesitura desgarrada y sus bellísimos textos.

 

El mismo que hace diez años no falta a un jueves menjunjero; el poseedor -sin ninguna discusión- de la nariz más sobresaliente en el mundillo trovadoresco cubano; el graduado de Educación Musical en el Instituto Superior Pedagógico «Félix Varela»; el amigo en cualquier circunstancia, el abstemio fundamentalista...

Bueno, y ya que te elogiado bastante, qué te parece si me prestas tu casa este fin de semana; prometo no dejar regueros.

AÑORANZAS POR LAS VITROLAS

AÑORANZAS POR LAS VITROLAS  

Por Raúl Cabrera Cruz

 

Mi televisor no es ruso, parafraseando al cantautor  Carlos Varela, pero si mi tocadiscos, un ILGA monofónico, que sin ser un modelo de la mejor tecnología de su época, al menos  me permite  disfrutar muchísimo de la buena música de otros tiempos, celosamente recogida en cientos de viejos discos de acetato de 33, 45 y 78 revoluciones.

 

Quizás me tilden de loco por preferir en pleno siglo XXI de la autenticidad de esas joyas sonoras ante la presencia de los CD, VCD, DVD y otros soportes actuales. Todo lo contrario, pero se impone en  mi la añoranza de oír las grabaciones originales de los representantes del panorama musical cubano y foráneo de los años 50 y 60 del pasado siglo, muchas de las cuales lamentablemente se han perdido y otra no rescatadas por la modernidad.

 

Creo firmemente de que las composiciones, intérpretes y los discos viejos son como el vino, mientras más añejados mejores, independientemente de que esa música sea llamada por unos y otros como del pasado, del recuerdo, para «tembos» y desde hace poco tiempo mal encasillada como de vitrola.

 

Precisamente ese último término motivó estas reflexiones, con las cuales pretendo reivindicar el uso en Cuba y, en especial, en Villa Clara  de esos «traganíqueles», que hicieron furor en el país en los años 50 cuando se registraron alrededor de 20 mil,  los cuales servían de verdadero termómetro de popularidad, algo que todavía no podía hacer la radio ni la naciente televisión época.

 

Lo que sonaba en esos aparatos era, sin duda de ningún tipo,  lo  de mayor pegada y aceptación, verdaderos hits. De cantina en cantina Podía apreciarse como se repetían las mismas grabaciones que iban desde la contradanza, el danzón, el son y la canción tradicional, hasta el mambo, el chachachá y algún que otro ritmo foráneo.

 

Es de suponer que en ese amplio abanico  rítmico mayoreaban las canciones románticas, los boleros y las rancheras, algunas de las cuales sus letras eran repetitivas, con marcado carácter machista, hueco y vacío a la hora de contar historias de amor, desamor, traiciones, pasiones cegadas por la infidelidad y otros sentimientos frustrados

 

Fue tal la jerarquía de esos aparatos que incentivó la aparición de creaciones concebidas especialmente para ellas, por lo que llegó a hablarse  del "bolero vitrolero" y muchos autores compusieron piezas que  expresamente  hablaban  de bares y cantinas.

 

Quizás por eso se le llame ahora música de vitrola, pero el termino es falso  y distorsionador de una realidad que muchos recordamos con cariño y profunda emoción.

 

Por azares de la vida comencé mi vida laboral en uno de los tantos bares que existieron en esa época y confieso que sin saberlo empecé a cultivar una cultura musical desde mi puesto de barman o simple parroquiano, junto a amigos, desconocidos y grandes personajes de diferentes localidades.

 

Entre cervezas, tragos de ron y esa música tuve el honor de conocer y ser amigo de grandes intérpretes como  Benny Moré (El bárbaro del ritmo), un coterráneo que nunca olvidó nuestra Santa Isabel de las Lajas, nuestro rincón querido; a un  Lino Borges en pleno apogeo, Kino Morán, Wildredo Mendi y otros.

 

En esos lugares escuché por primer vez las voces prestigiosas de

Pacho Alonso, Fernando Álvarez, Orlando Vallejo, Orlando Contreras, Ñico Membiela, Domingo Lugo, Blanca Rosa Gil, Fernando Albuerne, Miguel Ángel Ortiz y otros tantos cuya música se oía con profusión.

 

También, rondando aquellos  bares, algunos de mala muerte,  oí por primera vez a la orquesta Aragón,   al venezolano Mario Suárez, Juan  Legido, Los Chavales de España, Jorge Negrete, Pedro Infante, Carlos Gardel y los primeros rock and roll del cantante y actor estadounidense Elvis Presley, cuando todavía no era El Rey pero su estilo por ser el más fresco y auténtico pronto le ciño la corona.

 

Si en aquellos tiempos no soportaba  el calificativo de música de vitrola, porque me resultaba despectivo, ahora mucho menos lo admito, por eso resultaron tristes y desafortunados dos recientes programas televisivos que intentaron, si n lograrlo, reivindicar algunos de aquellos temas inolvidables.

 

 Por otra parte, rinde culto y agradezco el  esfuerzo de la emisora provincial CMHW y las nacionales  Progreso, Rebelde y Taíno, que desde diferentes ópticas y estilos dan vida a programas que nos hace recordar, que es como volver a vivir.