
Por Luis Machado Ordetx
La poesía de Bertha Caluff, sin ser una comunicación mística, «reside en el espíritu de la trascendencia por entender las complejidades propias del individuo», explicó Roberto Manzano Díaz al intervenir en el espacio «Di-Versos», un centro de reflexión que abarca momentos específicos en la lírica de invitados y coterráneos que intervienen en la Feria villaclareña.
Caluff, con significativos poemarios, entre los que destacan Casa de Sabra (1988), Cumpleaños del pato (1990), o En las playas de todos los mundos (2007) y El vigoroso trazado (2008), fue invitada a la tertulia que conduce Luis Manuel Pérez Boitel, quien, a partir del interrogatorio, posibilitó que la escritora abordara algunas particularidades de sus últimos tiempos con el verso pulido: diálogos con esencias florales.
Es un libro ya concluido, indicó, y se pertrecha de citas y referencias con especialistas que investigan aspectos positivos de la terapéutica Contiene poemas breves que mostrarán un gusto por la meditación introspectiva sobre la realidad y la «búsqueda de la armonía singular», tal vez único y válido en una tradición espiritual del país, como dijo Manzano en su espíritu escrutador del conocimiento de nuestro panorama lírico contemporáneo.
También Caluff habló sobre la familia, y sus hijos —goce bendito—y el contacto del hombre con la naturaleza poética, y mientras «Cae la tarde/ y acuden las má
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