
Por Héctor Darío Reyes
El principio
Detrás de las paredes, que hoy se han levantado / ya se acercan las bandas de rock and roll.
Los años 60 fueron una época de divorcio con el panorama musical mundial. Las bandas anglófonas no se radiaban aquí, y en el subconsciente de muchos cubanos estaba la idea de que el rock y la tendencia del pelo largo y sus formas libertinas aparejadas eran nocivos. La posición rebelde y contracultural de ellos, junto a su imagen despreocupada y extravagante, les ganó el rechazo de un sector de la población y el cartel de antisociales, etiqueta que aún hoy llevan.
En aquel tiempo no tenían espacios apropiados y pocos lugares los recibían. Su música no gustaba como para organizar un evento de gran magnitud. Causas como esta retrasaron el encuentro.
El primer festival cubano de rock vio la luz en diciembre de 1981 en la Casa de Cultura de Plaza. En 1989 se reeditó la idea en el municipio cienfueguero de Cruces. Ninguno de los dos tuvo trascendencia nacional y cayeron en el olvido. Tuvo que pasar una década para que los santaclareños se motivaran a armar el «Ciudad Metal».
Fue en 1990 cuando la recién estrenada AHS, en coordinación con la UJC, promovió y organizó el primer festival del rock Ciudad Metal. Algunos renegaron de la idea; otros la hicieron suya.
Su aparición trajo consigo la posibilidad de unir a todas las bandas y público del país. Pero lo mejor fue la idea de celebrarlo todos los años; aunque la realidad fue otra. Por nueve largos años Santa Clara se quedó sin el metal típico de su voz rocanrolera. En 1999, volvió con n