
Por Ernesto Miguel Fleites (Escritor Cubano. Reside en Camajuaní, Villa Clara)
Palabras en el acto de homenaje a René Batista Moreno, en el marco de la Feria del Libro, en Santa Clara, sábado 26 de Febrero, 2011).
Cuando el Generalísimo Máximo Gómez fue informado de la injusta y extemporánea resolución que lo relevaba como jefe de todas las fuerzas mambisa, tomada por la Asamblea del Cerro, solo atinó a decir: “Ahora podrán destituirme, pero yo quiero saber cómo van a escribir la historia de Cuba sin mencionar mi nombre”…
De nuestro homenajeado puede escribirse algo parecido cuando lo ubicamos en su natal Camajuaní. En aquella ocasión el Generalísimo, al menos atinó a defenderse. Nuestro homenajeado no. Nuestro homenajeado ofreció su obra y su sonrisa, y maquilló en silencio las maledicencias que quisieron excluirlo. ¡Así triunfó!
Así triunfó y me niego a tildarlo de engreído porque casi nunca asistió a los homenajes; como también me niego a creer que se “acabó la jodedera”, porque la muerte arrancó de cuajo la jarana personificada a flor de labios, en un isleño testarudo que se aferró a dejarnos huérfanos cuando más nos hacía falta. Las razones tejen esta leyenda: hubo una vez un hombre cuya existencia se confundió con las fábulas de su pueblo; entonces quiso escribir libros y más libros donde todo fuera la sencillez de ser anónimo.
Allí se juntaron a festejar el músico Cheo Pandilla, que a decir del poeta Yamil D&