
Por Greta Espinosa Clemente
Que si fue out, que si quieto, que si Iday se sobrepasó…lo cierto es que el Sandino se transformó en arena de gladiadores este domingo, durante el quinto juego de la semifinal Villa Clara- Cienfuegos.
El hecho, harto penoso, confirma una vez más que lejos de ser una excepción, la violencia en el béisbol cubano se ha convertido en una triste regla, junto a las equivocadas decisiones arbitrales.
Y es que una cosa lleva a la otra, un árbitro falla erróneamente, y sobreviene una ola de improperios verbales y físicos, delante de toda una afición, de la cual, me considero parte.
Este domingo en el Sandino el comportamiento de la selección de béisbol de Cienfuegos, encabezada por su manager Iday Abreu y su coach de tercera Bárbaro Marín, sobrepasó los límites del respeto.
Fue el noveno ining momento clímax del desacato a las normas de la pelota cubana, cuando el juez de tercera base dictaminó injustamente un OUT a Lázaro Rodríguez en el intento de robo de esa posición.
El hecho pasó, el juego acabó, Villa Clara superó cuatro carreras por tres a los elefantes, y aclaro que esta victoria se debió al corrido y bateo de sus jugadores, y no a la controvertida decisión de Osvaldo de Paula.
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