
Por: Ernesto Miguel Fleites
El hombre de la calle es, sin dudas, la persona que más nos inquieta a quienes investigamos y escribimos sobre el folclor y la cultura de los pueblos y Manuel Martínez Casanova lo deja claro en su artículo La confrontación divertida y mucho más cuando dice que Las fiestas populares tradicionales resultan siempre una de las formas más significativas de la expresión del alma de los pueblos.
La Parranda de la región central del país no escapa a esta definición. El alma del parrandero, ese ente del populacho cubano que vive y se desvive por ella, es divertida y mucho más.
En el centro del país, ese hombre de la calle, parrandero y divertido, es uno, múltiple y contradictorio, que no solo está de acuerdo y en desacuerdo, simultáneamente, acerca de una misma cosa, sino que discute rabiosamente consigo mismo sin llegar nunca a una conclusión definitiva, pero es además,quien sostiene en sus hombros el fenómeno cultural que abordamos en el número 66 de Signos y que puede aplaudirme o refutarme a la vez las palabras que estoy dejando escritas en la presentación de la revista.
Puede que por mi propia acera aparezca hoy ese hombre de la calle y me dé palmaditas en los hombros, porque la satisfacción se apoderó de él al escucharme decir “menos mal que ya escribieron sobre pa
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