
Palabras leídas en la necrópolis de San Juan de los Remedios este jueves 12 de noviembre de 2015 ante la tumba del jurista Alejandro García Caturla, asesinado en esa ciudad hace 75 años. Al más grande y universal de los compositores cubanos de la primera mitad del pasado siglo, todavía se le recuerda en el mundo por las inconfundibles sonoridades contemporáneas que enriquecieron las influencias dejadas por los ancestros africanos y españoles y los timbres jazzísticos.
Por Jesús Díaz Rojas (Escritor cubano).
El año 1940 empezaba para Caturla con un reconocimiento que muy pocos jueces reciben a lo largo de sus carreras, una carta donde se le definía como el verdadero juez justiciero que no se aparta de la ley para beneficiar al malvado por ninguna cantidad y el juez prestigioso y digno que sabe introducirse en la verdad y hacer justicia contra la infamia. Carta que no era entregada por ninguna cátedra universitaria, ni por los ministerios encargados de aplicar las leyes de manera imparcial, ni por organizaciones civiles dedicadas a velar por los derechos del ciudadano común, ni por la policía, ni el ejército, sino enviada por los presos de la cárcel de Santa Clara.
El grito desesperado que exigía ¡Justicia!, justicia contra un malvado que los torturaba y los atropellaba, provenía de los condenados por las leyes. Debe ser honra infinita cuando los condenados a largas penas califiquen a un juez de justiciero y recaben de su concurso, no pidie
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