
Por Luis Machado Ordetx
Otra vez Noel Guzmán Boffil Rojas desanda el camino de Santo Domingo a Santa Clara, un trayecto que atraerá otro premio, uno más, en su historial artístico: una sui géneris exposición con apariencias retrospectivas.
El miércoles entrante, a las cuatro de la tarde, la reunión será en la sede de la Uneac en la capital provincial, sitio donde se inaugurará «Apoteosis de San Noel de los Remedios», en alusión al terruño natal de un infatigable creador que, despierto, sueña a diario con «trincar» en las fuentes de la mitología folklórica rural trasplantada al ámbito urbano.
Todo está acunado a los delirios de un artista con reconocido prestigio internacional, a quien José Seoane Gallo definió hace algunos años como exponente de un «expresionismo natural e inquietante» por la manera de recrear la realidad y fabular sus cercanías inmediatas.
Por años Boffill Rojas, ante las observaciones de especialistas, niega influencias próximas, aunque considera al mítico Samuel Rodríguez en el rango de «padre espiritual», y son reales sus observaciones por esa jerarquía de validez y carácter irrepetibles que impone a sus trazos, temas e insinuaciones polisémicas del discurso artístico.
En teoría nada sabe ese creador aplatanado ahora en suelo dominicano. Falta no le hace en materia conceptual. El espejismo abarcador que ofrece es único: pintar, pintar y pintar, lo mejor que hace en el interminable encuentro con el lienzo virgen donde impone una técnica propia que nombró
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