
Por Luis Machado Ordetx
En Libreta de pasajero Feijóo plasmó una definición paradigmática: «Trabajo, como una oscura raíz, para que arriba haya una flor», como gesto «invisible», subrayó. Tal vez vaticinaba entonces un lustro después, en 1969, lo que fue su abarcador espíritu creacional: la revista Signos, desde Santa Clara, representó núcleo y vuelo sin fronteras entre campos y ciudades, o latitudes y estéticas inmersas en el compromiso social.
Constituyó la señal, como apostilló en la publicación, para ubicarse «en la expresión de los pueblos», un lema propio que goza de la concurrencia entre texto-gráfica, una característica única en su hallazgo por lo folklórico y lo natural.
Al revisar del número de enero-junio de 1984, hay sintéticas definiciones. Samuel Feijóo Rodríguez en ese año cumple siete décadas de existencia. Tiene celebraciones, al contagio guajiro e irreverente. Los periodistas lo «asaltan» con entrevistas que juegan a interrogantes-respuestas. Es un modo elemental, desde la escritura, para penetrar en la psicología, actuación y devenir del ser y sus acontecimientos. Allí el folklorista lo dice: «preguntas cacareantes y respuestas despezuñantes» que abordan las facetas del humor, la cultura, la filosofía, el lenguaje, el método de investigación, la revista, la literatura, la lengua, la música y…
En el apartado de la «Entrevista Gráfica» aparece un dibujo, una ilustrac
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