
A Alberto Anido Pacheco, un creador que combina las más divesas formas del hacer artístico, está dedicada la revista Umbral por los caminos de la Cultura número 70, un dossier de opiniones trascendentes.
Por Luis Machado Ordetx
Orihuela, el dramaturgo, declaró que los «Silencios y olvidos son la recompensa», sentencia que tiende a lo extemporáneo y parece descontextualizada. Sin embargo, erraríamos en su exactitud. La emplea para destronar la desmemoria. En pocas líneas aborda aquellos años luminosos del Teatro Guiñol de Santa Clara durante la séptima década del pasado siglo. Por supuesto, no olvida a un imprescindible artífice de entonces que convierte todo hacer creativo en integralidad de las artes.
La referencia más cercana se atribuye a Alberto Anido Pacheco, polifacético y también polisémico. Las ingeniosas actuaciones del virtuoso artista, próximo el entrante viernes 10 a los 81 años de existencia, traen un pretexto para el homenaje.
La revista Umbral en el camino de la Cultura, número 70, perteneciente a octubre-diciembre de 2018 —por esos días en circulación—, no falló ante el reconocimiento necesario y vital a los proyectos siempre trascendentes que desafía Anido Pacheco.
Las miradas van hacia la profusa imaginería pictórica, así como al crítico y promotor. También el músico y el narrador que aborda los mutismos, signo de efectos dramáticos, es evaluado desde la perspectiva de los retoques que dejó con La Casa
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